Alcayde Montoya, Julia. Gijón, 1855 – Madrid, 18.II.1939. Pintora.
Aunque nacida en Gijón, la larga vida de esta pintora está vinculada casi íntegramente a Madrid, donde desarrolló toda su obra. Fue la menor de los tres hijos del matrimonio formado por Manuel Alcayde, militar profesional, y Julia Montoya. Siendo Julia aún joven, la familia se trasladó a vivir a Madrid, donde desarrolló su formación, siempre de forma autodidacta, aunque dirigida en un primer momento por su hermano mayor, Fermín, militar también y gran aficionado a la pintura. Sin estrecheces económicas, ya que pertenecía a una familia de clase media alta, pudo dedicarse casi exclusivamente a su quehacer pictórico y, al mismo tiempo, tuvo ocasión de relacionarse con las figuras más relevantes del mundo artístico y literario madrileño de su época. Fue asidua participante en cuantas muestras y manifestaciones pictóricas se celebraban en la capital. Desde 1887, año en que acudió por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes, su nombre no faltó en ninguna edición de este certamen, en el que consiguió varias segundas y terceras medallas; en la de 1890, la reina María Cristina le compró un cuadro titulado Frutas, y en la de 1897 compitió con un joven de dieciséis años llamado Pablo Ruiz Picasso, cuya obra, Ciencia y caridad, obtuvo una mención honorífica.
En 1907 se presentó a las Exposiciones de Bellas Artes de Berlín y Múnich, donde logró un éxito notable, hasta el punto de que algunos museos de estas ciudades adquirieron obras suyas. En los años 1920 y 1932, ya en su etapa final, participó en el Salón de Otoño, que se celebraba en Madrid y que pretendía ser una alternativa de modernidad frente al academicismo de las Exposiciones Nacionales. Intervino igualmente en la exposición organizada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, que posteriormente la declararía socio de honor. Al margen de esta continua presencia en exposiciones y certámenes, su vida transcurrió plácidamente, sin sucesos dignos de mención, dedicada totalmente a la pintura en su finca de Carabanchel. En sus últimos años padeció una profunda sordera que le obligaba a comunicarse por signos, pero no dejó de pintar ni de exponer. Permaneció soltera toda su vida y murió sin herederos, por lo que dispuso que, tras su muerte, dicha finca se donase a una entidad benéfica.
La obra de Julia Alcayde abarca un gran número de géneros temáticos, desde el retrato al paisaje y desde la escena costumbrista hasta el bodegón, del que es una de sus máximas figuras. Trabajó asimismo con diversas técnicas: óleo, acuarela, cera, pastel y dibujo a lápiz, siempre dentro de una cierta unidad de estilo. En su larga vida le tocó convivir con una larga sucesión de movimientos de vanguardia, desde el fauvismo al expresionismo, y, aunque en su etapa final se aprecia una cierta evolución técnica, en forma de una pincelada más suelta y atrevida, no se dejó influir decisivamente por ninguno de los movimientos artísticos de su tiempo.
Algunos de sus cuadros más significativos son: Bodegón de caza (1897), El puesto de mi calle (1899), Autorretrato (1903), Bodegón de uvas (los cuatro en la Casa- Museo Jovellanos, Gijón), Bodegón de fruta (1897), Ermita de San Saturio (ambos en el Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo), Rincón de Carabanchel, Señora con mantilla, Retrato en azul y, en cuanto a dibujos, El niño de la carretilla y Viejo molino, entre otros.
Obras de ~: Frutas, 1890; Bodegón de caza, 1897; El puesto de mi calle, 1899; Autorretrato, 1903; Bodegón de uvas, Bodegón de fruta, 1897; Ermita de San Saturio; Rincón de Carabanchel; Señora con mantilla; Retrato en azul.
Bibl.: VV. AA., Gran Enciclopedia Asturiana, t. 1, Gijón, Imprenta Heraclio Fournier, 1970; V. Alperi. Pintores Asturianos, t. 10, Oviedo, Banco Herrero, 1978.
Luis Díez Tejón
