Ayuda

Álvaro Moreno de Arteaga

Biografía

Moreno de Arteaga, Álvaro. Conde de los Andes (VIII). Madrid, 18.I.1932 – Linares (Jaén), 14.II.1997. Empresario agrícola.

Hijo primogénito de Teresa de Arteaga y Falguera, XII marquesa de la Eliseda, hija a su vez de los duques del Infantado, y de Francisco de Asís Moreno y de Herrera, VII conde de los Andes. Mientras su padre partía al frente de la Guerra Civil, quedó con el resto de su familia en Biarritz donde veraneaban sus abuelos los condes de los Andes. A los pocos días de guerra, después de que se hubiera tomado Guipúzcoa, la familia se estableció en Lazcano con sus abuelos los duques del Infantado. El último año de la guerra pasaron a vivir a Santander, por haber sido comisionado su padre como gobernador de esta ciudad después de que hubiera caído gravemente herido en el frente de Teruel. Sin embargo, por sus convicciones monárquicas, en 1940, la familia se instaló en Madrid tras haber renunciado su padre a desarrollar su carrera política junto al régimen. Por esta razón y tras el Pronunciamiento de los procuradores en 1942, el marqués de la Eliseda fue deportado a la isla de La Palma, y los hijos fueron acogidos en Sevilla por su tía María Belén de Arteaga y Falguera, marquesa de Távara, donde comenzaron a recibir clases particulares.

Los hijos continuaron estudiando por libre para después examinarse en el Instituto Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Los últimos años de bachillerato los estudió Álvaro Moreno interno en el pucelano Colegio de San José de la Compañía de Jesús. Tras obtener el título de bachiller por la Universidad de Valladolid, comenzó a principios de la década de 1950 la carrera de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Comprometido como sus mayores con la causa monárquica, durante su etapa en la Universidad madrileña colaboró con los movimientos monárquicos clandestinos de oposición al régimen. Participó activamente con ocasión de las elecciones municipales del 21 de noviembre de 1954, cuando por Madrid se presentaron Joaquín Satrústegui junto a Joaquín Calvo Sotelo, Juan Manuel Fanjul y Torcuato Luca de Tena, pero sus interventores fueron expulsados del colegio electoral ante el temor del régimen de una victoria de esta candidatura monárquica que propugnaba la forma de Estado democrático para España y reconocía a Juan de Borbón, entonces en el destierro, como legítimo rey de España. Integró asimismo la Unión Española que fundó Satrústegui, siendo multado y detenido por las autoridades franquistas en diversas ocasiones.

Sin embargo, abandonó su incipiente actividad política a favor de intereses agrarios. Cursó la carrera de Ingeniería Agronómica en la Universidad de Navarra y después asumió la responsabilidad de gestionar las explotaciones agrícolas de su familia paterna así como de la Casa de Infantado, incluida la ganadería brava que pastaba en las dehesas salmantinas junto a Portugal.

También administró el patrimonio de la Orden Jerónima, de la cual su tía Cristina de Arteaga era la madre superiora, y de su tía María Távara, que le prohijó tras el fallecimiento de su madre, el 3 de abril de 1962, pasando entonces Álvaro Moreno a usar el título de marqués de la Eliseda.

Considerando ampliar sus conocimientos agrarios fue a invertir en Guinea Ecuatorial, aún bajo soberanía española, contribuyendo al enriquecimiento de estas tierras con plantaciones de cacao.

El 25 de noviembre de 1967 casó con Sylvia Landahl Hagedorn, hija de Rosario Hagedorn Martínez- Gallegos y de Arturo Landahl Suárez-Llanos, filipinos de origen alemán. Fruto de este matrimonio nacieron cuatro hijos, tres varones y una mujer. Con su suegro, que poseía una fábrica de cartones y papel, se introdujo en el sector maderero en las selvas ecuatoguineanas.

En una de las fincas, sus trabajadores le ofrecieron un gorila albino, que él a su vez entregó a unos científicos catalanes del Centro de Experimentación Zoológica de Ikunde, que llevaron al zoológico de Barcelona con el nombre de Copito de Nieve. Como todos los españoles que habían invertido en Guinea Ecuatorial, fueron damnificados con las expropiaciones promovidas por Francisco Macías Ngema, y posteriormente el nuevo Estado guineano los abandonó a su suerte.

El marqués de la Eliseda, que finalizando la década de 1960 se hallaba investigando nuevas técnicas de cultivo, contactó con Bernabé Aguilar, quien junto con Joaquín Murillo de Saavedra y Cuesta, vizconde de Burguillos, habían sido los ingenieros agrónomos designados por el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), con intención de observar desde la frontera del Líbano las mejoras en riego y en especial los experimentos de irrigación por goteo que se estaban llevando a cabo al otro lado de la frontera, en Israel, y a su regreso a España fueron comisionados como ingenieros supervisores en la provincia de Almería del Banco de Crédito Agrícola. Eliseda convenció a Aguilar para que abandonara el sector público con objeto de poner en práctica la experiencia adquirida en Oriente Próximo. Acogiéndose a las medidas de política agraria del Segundo Plan de Desarrollo Económico y Social, se aventuraron a desarrollar un nuevo sistema de agricultura intensiva en los páramos de la comarca almeriense de El Ejido. Aprovecharon, el primer año, las alambradas de parrales abandonados por el declive de este sector —que había visto mermada su competitividad ante las nuevas variedades de uvas (belgas, italianas, chilenas, argentinas)— para colocar los primeros plásticos en la zona de Roquetas de Mar. Pero, por la proximidad de los plásticos sobre la tierra, observaron un exceso de calor sobre los productos hortícolas, por lo que decidieron al año siguiente elevar los plásticos sobre setos de cañas. El éxito en la recogida fue contundente, por lo que consideraron apropiado constituir una sociedad que llamaron Agrovícar con la finalidad de extender el cultivo hortícola por medio de invernaderos de estructura metálica. A los primeros terrenos adquiridos en la zona de Roquetas les siguieron otros por la Puebla de Vícar y El Ejido —lugar este último donde tan sólo existía una gasolinera—, que fueron poblándose de invernaderos y plástico. Sin embargo, el mal estado de la red de carreteras españolas, junto a la crisis del petróleo de la década de 1970, que contribuyó al aumento de los costes del transporte, propició el encarecimiento de los costes productivos y la escasez o carestía de los créditos, que estrangularon la rentabilidad del sector y la retirada de Eliseda y Aguilar.

Emprendió nuevas plantaciones, esta vez de caña de azúcar en Brasil, país que veía como una futura potencia.

Pero, cuando falleció su padre en enero de 1978, se centró en su patrimonio jerezano. Relajado de aventuras agrícolas y de su responsabilidad como presidente de Bodegas Paternina —hasta la expropiación de Rumasa en 1983— y de la Société des Caves de Roquefort —por su vinculación con el mundo gastronómico que siempre cultivó su familia, hasta la absorción de esta empresa francesa por el Grupo Besnier en 1992—, pudo retomar sus estudios sobre la historia de Portugal, que fue el tema sobre el que versó su discurso de ingreso en la Real Academia San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras, de Jerez de la Frontera.

Este pionero de la agricultura falleció intestado como consecuencia de un infarto mientras practicaba su afición: la caza, monteando por la sierra de la Virgen de la Cabeza. No prosperó la propuesta de su primogénito de crear un museo o constituir una fundación y con él también murió la costumbre arraigada de conservar la casa en la que, desde el siglo xiii con la Reconquista de Jerez, se había asentado la familia.

 

Obras de ~: Historia de Portugal (inéd.).

 

Bibl.: J. M. C., “Invernaderos Pontaneses”, en ABC (Córdoba), 22 de junio de 2009, pág. 44.

 

Manuel Fuertes de Gilbert y Rojo, barón de Gavín

Relación con otros personajes del DBE

Personajes similares