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Pedro de Lepe y Dorantes

Biografía

Lepe y Dorantes, Pedro de. Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 29.VI.1641 – Arnedillo (La Rioja), 5.XII.1700. Obispo, teólogo, catedrático, escritor.

Era hijo de Juan de Lepe Dorantes y de Juana López de Herrera, nobles propietarios, que buscaron para su hijo una educación esmerada. Estudió con los jesuitas la Gramática Latina, y en el colegio de los agustinos de Sanlúcar las Artes o Filosofía, destacando ya de tal modo que adelantó un curso a sus compañeros; encabezó con ellos una especie de academia de estudios, con intercambio de saberes y ejercicios literarios de verso y composición, en los que brillaba el joven Lepe de forma destacada.

Obtuvo después beca de Teología en el Colegio Mayor Maese Rodrigo, de la Universidad de Sevilla, donde consiguió los grados de licenciado y doctor en 1665. Hizo oposición a la cátedra de Durando, que desempeñó con mucho crédito. Recibió la ordenación sacerdotal el 9 de abril de 1666 y celebró su primera misa al día siguiente, Pascua de Resurrección.

Vacante la canongía magistral de Badajoz, opositó a ella con otros, y la ganó por unanimidad, tomando posesión el 8 de agosto de 1667, a la edad de veintiséis años. Enseguida se extendió la fama de ser el mejor orador de la ciudad. Quiso evitar el boato y acomodó sus predicaciones para hacerlas más evangélicas y apostólicas en orden a la conversión de las almas, llevándolas por caminos de oración. Además de en la catedral, predicaba por las tardes en seis conventos de religiosas, y en otros centros, elevando el nivel espiritual de todos ellos.

Personalmente, eligió como confesor y director suyo espiritual al virtuoso jesuita padre Antonio de Castilla.

Practicó los ejercicios espirituales, concretando su propia reforma interior en treinta y seis puntos o normas que se conservan por escrito. De este modo se entregó por completo al cuidado de las almas. Recibía muchas confesiones en la catedral, hasta el punto de que el encargado de las llaves, Pedro de Toledo, tenía que retrasar el cierre del templo a horas avanzadas de la tarde. Dejó huella de bien en los diecinueve años que vivió en Badajoz, siendo mucho el anecdotario que se conserva de ello.

En 1686 fue presentado para ocupar el extenso episcopado de Calahorra y La Calzada, que se dilataba por siete provincias del norte de España, entre ellas las Vascongadas, desde las montañas del sistema Ibérico hasta las orillas del mar Cantábrico, en una extensión de casi quince mil kilómetros cuadrados, con dos catedrales, cuatro colegiatas, treinta y siete arciprestazgos, novecientos treinta y siete pueblos, novecientos sesenta y tres parroquias, mil trece pilas bautismales, incontables cabildos, santuarios, oratorios y ermitas, y cerca de treinta mil clérigos.

Lepe se resistía tenazmente a aceptar el episcopado, y lo admitió solamente por obediencia, sumiso a la voluntad de Dios. Cumplidas las formalidades habituales, a principios de diciembre de 1686, salió de Badajoz a pie, con escaso acompañamiento, camino de su diócesis en La Rioja. Se detuvo dos días en Guadalupe, pasó por Vallecas, no quiso entrar en la Corte, y el 24 de diciembre se apeó y besó por primera vez suelo de su jurisdicción episcopal, en término de Inestrillas, tierras del Alhama. El Cabildo, autoridades y fieles salieron a darle la bienvenida, y él quiso celebrar la Nochebuena humildemente con los pastores de la modesta villa, todo un símbolo, diciendo en Inestrillas la misa del Pastor de los pastores, nacido en Belén.

El día 27 hacía su entrada oficial en la ciudad de Calahorra, cabeza del Obispado, dando fin a la ceremonia con un villancico. El obispo Lepe recorrió a pie o a lomo de mulas todos los caminos, todas las parroquias y todos los lugares de su dilatada diócesis. En todos los sitios enseñaba la doctrina cristiana, administraba los sacramentos, reformaba las costumbres de clérigos y fieles, daba normas de comportamiento, exigía el exacto cumplimiento de las leyes, predicaba misiones y ejercicios para edificación del pueblo, socorría a los pobres, visitaba a los enfermos y en todo daba ejemplo de vida. En los libros parroquiales dejaba escritas las normas principales para cada caso. Los archivos diocesanos y locales están llenos de datos que bien pueden documentar interesantes estudios de la diócesis y de su obispo.

En estas intensas visitas pastorales empleó Lepe los diez primeros años de su pontificado, de 1686 a 1696. Con este bagaje de experiencias acumuladas, Lepe convocó Sínodo, en Logroño. Hacía setenta y ocho años que no se celebraba ninguno en la diócesis.

El de Lepe se desarrolló en quince sesiones, desde el 9 al 30 de mayo de 1698. Fue un auténtico acontecimiento que marcó a la diócesis durante largos años.

Sus resultados se publicaron en 1700 en un grueso volumen, en folio, de más de ochocientas páginas, que todavía se conserva en los despachos y sacristías del territorio diocesano: Fue Lepe el que mejor reguló la publicación y enseñanza del catecismo para sus diocesanos de habla vasca, y la predicación en sus parroquias de los distintos valles.

El propio Lepe, tomándolo en parte de las Constituciones sinodales, escribió un catecismo católico para todos, obra clásica en su género, que ha merecido numerosas ediciones. Asimismo escribió numerosas cartas pastorales, que impresas se distribuían por todo el obispado, haciéndose después de su muerte una recopilación de las principales en un tomo de más de seiscientas páginas que se editó en Valladolid en 1721.

Algunas de estas pastorales son verdaderos tratados, de la literatura espiritual española sobre la Castidad, la Pobreza y la Ciencia de los sacerdotes, que han permitido incluir al obispo Lepe en los Catálogos de Autoridades de la Lengua, publicado por la Real Academia Española.

Haciendo la visita pastoral, en plena brega apostólica, y contando cincuenta y nueve años de edad, murió en su villa de Arnedillo, asistido por su fiel secretario y posterior biógrafo Francisco de Torres Navarrete, natural de Arenzana de Abajo, el domingo 5 de diciembre de 1700, a las once de la mañana.

Pocos días antes había muerto el Rey, y unas semanas atrás el Papa. El obispo Lepe profetizó: “De los tres del canon han muerto los dos, falta el tercero, y ese soy yo”.

Se organizó la comitiva fúnebre que recorrió parsimoniosamente toda la ruta del río Cidacos, unos treinta kilómetros, pernoctando en Arnedo, donde se veló su cadáver toda la noche en la parroquia de Santo Tomás; al día siguiente era enterrado en la capilla del Pilar de la catedral de Calahorra, donde puede visitarse su modesta sepultura.

 

Obras de ~: Catecismo Católico en el qual se contiene la explicación de los principales misterios de nuestra santa fe [...] y las demás cosas que debe el christiano saber para su salvación [...], Madrid, Imprenta de A. González de Reyes, 1699; Constituciones Synodales [...] del obispado de Calahorra, Madrid, Imprenta de A. González de Reyes, 1700; Cartas pastorales escritas por Pedro de Lepe [...] para la reforma de costumbres, destierro de abusos, servicio de las virtudes, devoción del culto divino y cumplimiento de Misas y Obras Pías, dálas a luz don Andrés de Herrera y Grajera, chantre dignidad de dichas santas iglesias de Calahorra y La Calzada, comensal que fue de dicho prelado, Valladolid, Imprenta de la Real Chancillería, 1721.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Diocesano de Calahorra, Actas capitulares, años 1686-1700; Archivo Parroquial de Arnedillo, Libro de Difuntos, 5 de diciembre de 1700; Archivo Parroquial de Arenzana de Abajo, Libro I de Bautismos, 10 de octubre de 1645, fol. 326v.

F. de Torres Navarrete, Espejo de Prelados y Vida del Ilmo. Pedro de Lepe [...], ms. inéd., p. s. xviii, coetáneo, propiedad de A. Fernández de Navarrete y Sáenz de Tejada, Madrid; J. González de Tejada, Historia de Santo Domingo de la Calzada, Abrahán de la Rioja [...], Madrid, Imprenta de Melchor Álvarez, 1702 (reimpr., Logroño, 1985, pág. 410); F. Bujanda, Episcopologio calagurritano, Logroño, Imprenta, Librería y Encuadernación José Jalón Mendiri, 1944, págs. 60-61; F. Abad León, La Rioja y sus gentes, Logroño, Publicaciones de la Diputación, 1982, pág. 205; V. Hernáez Iruzubieta, El obispo de Calahorra D. Pedro de Lepe: vida y obras, tesis de licenciatura, Pamplona, Universidad de Navarra, 1983 (inéd.); E. Sáinz Ripa, Sedes Episcopales de La Rioja, t. III, Logroño, Obispado de Calahorra, 1996, págs. 485-504; “La Rioja, paso del siglo xvii al xviii: sin Papa, sin rey, sin obispo”, en Anuario Fiestas de Arnedo [Logroño], Gráficas Isasa, 2000, págs. 67- 75; J. F. Hernández Lázaro, Los papeles secretos del obispo Lepe, Logroño, Cornamusa, 2000; C. Pérez Barriocanal y E. Sacristán Marín, Diccionario bio-bibliográfico de autores riojanos, t. III, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2003, págs. 293-296.

 

Felipe Abad León

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