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Pedro Laso de la Vega y Guzmán

Biografía

Laso de la Vega y Guzmán, Pedro. Señor de Los Arcos. ?, c. 1492 – Batres (Madrid), 23.XI.1554. Regidor, jefe comunero.

Bisnieto del historiador Fernán Pérez de Guzmán, fue el varón primogénito de Garcilaso de la Vega —quien habría de heredar el señorío extremeño de Los Arcos— y de Sancha de Guzmán, VI señora de Batres (en la actual provincia de Madrid), ambos futuros señores de la toledana villa de Cuerva. Se ignora dónde nació, aunque, según algunas informaciones, pudo ser en Badajoz, Toledo, Batres o Cuerva.

Se educó en la Corte de los Reyes Católicos, junto a otros nobles, con el humanista Pedro Mártir de Anglería.

El 13 de marzo de 1504, en Cuerva, sus padres incorporan esta villa al antiguo mayorazgo de Batres y otorgaron un testamento conjunto. En ambos documentos se citaba a Pedro como hijo varón mayor y se le asignaba el mayorazgo. Muerto su padre el 8 de septiembre de 1512, pasó a ser señor de Los Arcos y Cuerva —en el caso de esta villa compartiendo el dominio con su madre— y heredó también las tenencias o alcaidías paternas de Jerez de la Frontera, de la fortaleza de Vera y de Gibraltar. Hacia 1516, siendo posiblemente ya regidor de Toledo, contrajo un primer matrimonio con María de Mendoza, hija de Álvaro de Luna y Mendoza (hermano del III duque del Infantado) y de Teresa Carrillo, hija de Alonso Carrillo, señor de Maqueda. De este matrimonio nacieron tres hijos: Garcilaso de la Vega, Pedro González de Mendoza y Álvaro de Luna. En 1518 alcanzó el hábito de la Orden de Santiago.

En 1520 fue comisionado por la ciudad de Toledo, junto con el también regidor Alonso Suárez de Toledo y los jurados Miguel de Hita y Alonso Ortiz, para presentar ante el rey Carlos I las reivindicaciones de los toledanos. No fueron recibidos en Valladolid, pero sí en Villalpando y, más adelante, en Santiago de Compostela, donde no sólo no alcanzaron una respuesta satisfactoria, sino que Laso y Suárez fueron desterrados: aquél a su alcaidía de Gibraltar y éste a su Regimiento en Nápoles. Pedro no cumplió el castigo y, llegado a la ciudad del Tajo, fue recibido por los toledanos con aclamaciones, entre ellas con una muy popular que decía: “¡Viva D. Pedro Laso, que habló al rey de papo a papo!”. A partir de este momento se convirtió en uno de los adalides de la sublevación comunera. Tras la partida del Monarca hacia Flandes, los rebeldes, en agosto de 1520, asentaron su Junta en Ávila, y a ella Toledo envió como uno de sus principales procuradores a Laso. A finales de agosto Tordesillas cayó en poder de los comuneros, y, poco después, el toledano Juan de Padilla, capitán general del ejército de la Comunidad, fue sustituido por Pedro Girón. Éste, a últimos de noviembre, dirigió las tropas, a cuya vanguardia iba Pedro Laso, desde Tordesillas hacia Medina de Rioseco, donde se hallaban el cardenal Adriano de Utrecht, gobernador por Su Majestad, y el Consejo Real. Los nobles no presentaron batalla y Girón optó por dirigirse a Villalpando.

Tres días después, el 5 de diciembre, los grandes y caballeros del Rey recuperaron Tordesillas, desastre que llevó a Girón a apartarse definitivamente del bando comunero. Se planteó entonces una fuerte competencia entre Padilla y Laso y, si bien los de la Junta preferían a Pedro, prevaleció de nuevo Padilla como capitán general, porque así lo quiso la Comunidad de Valladolid. Según Pedro de Alcocer, Laso “desde allí concibió grande enemistad, no sólo con Juan de Padilla [...] más con toda la gente de su ejército, y reconciliose con los gobernadores”. A partir de entonces, Pedro, en una clara evolución de sus ideas, comenzó a buscar la paz. Y así, cuando se iniciaron pláticas con los nobles y éstos pidieron a la Comunidad que nombrase representantes para los acuerdos, la Junta nombró a Laso y al bachiller Alonso de Guadalajara, procurador por Segovia. Ambos acudieron al monasterio de Santo Tomás, cerca de Tordesillas, donde tuvieron lugar las conversaciones, pero no lograron convencer a Padilla, ni a los otros capitanes, de acordar una tregua.

Laso abandonó la Comunidad y su irritación lo llevó a la traición descubierta a sus antiguos compañeros, antes de que éstos fueran derrotados el 23 de abril de 1521 en Villalar. En mayo, invadida Navarra por el ejército francés, Pedro acudió con setenta jinetes a la defensa y recuperación, junto a las tropas reales, de aquellos territorios.

Aciago año resultó para Laso el de 1522. Falleció en Guadalajara su mujer, habiendo otorgado previamente testamento en aquella ciudad. El Emperador regresó a la Península a mediados de julio, y escribió Anglería el 7 de agosto: “Don Pedro Girón y don Pedro Lasso, nada más saber que el César puso el pie en España, se han esfumado”. Y el 28 de octubre, en Valladolid, cuando ya estaba huido en Portugal, se le incluyó entre los exceptuados del perdón regio. En el país vecino, Laso no cesó en sus intrigas y, en una de sus varias incursiones a Badajoz, en 1523, se encastilló en su dehesa de Los Arcos. Se organizó una expedición de castigo y en el otoño de aquel año le fue derribada y confiscada la fortaleza. En una carta a España de 26 de julio de 1524, el embajador Zúñiga afirmaba que Laso andaba públicamente en la Corte portuguesa de Juan III, protector suyo, y que se decía que iba a casarse con una dama de aquella nación y estaba con él un hermano suyo, tal vez Garcilaso. Las noticias de boda resultaron ciertas, y Pedro, la noche del lunes 5 de febrero de 1526, se casó en la fronteriza Elvas con Beatriz de Sá, dama de la infanta Isabel, la inminente esposa de Carlos V, que se dirigía hacia Sevilla para celebrar allí su matrimonio. Según el historiador Gaspar Frutuoso, Beatriz, “la más hermosa mujer que se halló en Portugal”, era descendiente de una princesa guanche y de uno de los Bettencourt, conquistadores de las Canarias, e hija de Gaspar de Bettencourt y de Guiomar de Sá. Probablemente había nacido en la isla de San Miguel (Azores). Este ventajoso matrimonio propició que Pedro, ya perdonado en el verano de 1525, pero aún desterrado, viera aliviada su pena el 13 de mayo de 1526 y se le permitiese andar libremente por España, exceptuando la Corte y la ciudad de Toledo.

A finales de julio de 1529, Garcilaso y, según parece, su hermano Pedro se embarcaron en Barcelona para asistir a la coronación del Emperador en Bolonia en febrero de 1530. El poeta dejó otorgado en la Ciudad Condal su testamento y en él firmaron como testigos, entre otros, Juan Boscán y Pedro Laso. Vuelto a Castilla y posiblemente viudo de Beatriz, de quien no tuvo descendencia, en el verano de 1531 ya estaba en tratos para contraer nuevo matrimonio con su sobrina viuda Mencía de Bazán, hermana del famoso marino Álvaro de Bazán. A raíz del desposorio en Ávila el 14 de agosto de 1531, sin el permiso real, de su hijo Garcilaso con Isabel de la Cueva, hija de la citada Mencía, Laso, aunque no se halló presente en la ceremonia, fue desterrado en 1532 de la Corte —entonces en Medina del Campo— y de Toledo. Sin embargo, se constata su presencia en la ciudad imperial de junio a octubre del referido año y también el 12 de mayo de 1533, día en que Pedro y el poeta Garcilaso requirieron a la justicia para la apertura del testamento de su hermano Francisco de la Vega, que acababa de morir en Bolonia. A lo largo de abril y mayo de 1535 se reunieron en Barcelona los nobles y caballeros que, encabezados por el Emperador, habían de partir a la conquista de Túnez, arrebatada a su rey Muley Hassán por Barbarroja. Según fray Prudencio de Sandoval, entre los señores que se dispusieron a embarcar, se encontraba Pedro Laso, por lo que parece que participó en la grande y triunfante empresa africana de aquel verano, donde resultó herido su hermano Garcilaso.

Documentado en Toledo a lo largo de 1536 administrando sus bienes, y fallecido su hermano el poeta en Niza en el mes de octubre, Pedro se hallaba en la ciudad imperial el 3 de enero de 1537, cuando se llevó a efecto la apertura del testamento del escritor.

Tres días después, murió su madre, y Laso adquirió el pleno dominio de todos los señoríos y bienes heredados de sus progenitores. En torno a 1539, Pedro emancipó a sus hijos Garcilaso y Álvaro de Luna (para entonces su otro hijo, Pedro, futuro canónigo toledano, tal vez había iniciado ya su carrera eclesiástica), y en ese mismo año, el 26 de junio, le fue concedida licencia para contraer una nueva boda, la tercera, en este caso con su cuñada Isabel de Sá, dama de la recién fallecida emperatriz Isabel. De este matrimonio tampoco hubo descendencia. En la década de 1540 a 1550, su vida se difumina y se ha confundido con la de su homónimo Pedro Laso [de Castilla], caballerizo mayor de Fernando de Austria, el hermano de Carlos V, y personaje que se movió en el entorno del Emperador y del Rey de Romanos por diferentes ciudades europeas en los mismos años. El 15 de noviembre de 1550, en Cuerva, Pedro otorgó sus últimas voluntades, a las que añadió un codicilo justo dos años después. Según Fernández de Navarrete, su fallecimiento acaeció en Batres (Madrid), el 23 de noviembre de 1554. Recibió sepultura en la capilla mayor de la iglesia parroquial de Cuerva.

 

Bibl.: E. Fernández de Navarrete, “Vida del célebre poeta Garcilaso de laVega”, en Colección de documentos inéditos para la Historia de España (CODOIN), t. XVI, Madrid, 1850; P. de Alcocer, Relación de algunas cosas que pasaron en estos Reinos desde que murió la Reina Católica Doña Isabel, hasta que se acabaron las Comunidades en la ciudad de Toledo, ed. con pról., notas y apéndices por A. Martín Gamero, Sevilla, Sociedad de Bibliófilos Andaluces, 1872; M. Danvila y Collado, Historia crítica y documentada de las Comunidades de Castilla, ts. III, IV y V, Madrid, 1898 y 1899 (Memorial histórico español: Colección de documentos, opúsculos, y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia, ts. XXXVII, XXXVIII y XXXIX); P. de Sandoval, Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V, t. I, ed. y est. de C. Seco Serrano, Madrid, Atlas, 1955 (Biblioteca de Autores Españoles, vol. 80); A. Gallego Morell, Garcilaso: documentos completos, Barcelona, Planeta, 1976; F. Martínez Gil, La ciudad inquieta. Toledo comunera, 1520-1522, Toledo, Diputación Provincial, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1993; J. G. de Sepúlveda, Obras completas, I. Historia de Carlos V: Libros I-V, intr., ed. crítica y trad. de E. Rodríguez Peregrina, est. de B. Cuart Moner, Pozoblanco, Ayuntamiento, 1995; J. Pérez, La revolución de las Comunidades de Castilla (1520-1521), Madrid, Siglo XXI, 1998; M.ª C. Vaquero Serrano y A. Ríos de Balmaseda, Don Pedro Laso, el Comunero, Señor de Cuerva: su testamento, el de sus padres y de su tercera esposa, Toledo, C. Vaquero, 2001; M.ª C. Vaquero Serrano, Garcilaso de la Vega, poeta del amor, caballero de la guerra, Madrid, Espasa Calpe, 2002; Doña Beatriz de Sá, la Elisa posible de Garcilaso, Ciudad Real, Oretania, 2002; Garcilaso, príncipe de poetas. Una biografía, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica-Marcial Pons Historia, 2013 (col. Los Hombres del Rey).

 

María del Carmen Vaquero Serrano

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