Martínez Riesgo, Manuel. Agujetas. Madrid, 31.XII.1855 – 1937. Torero (picador).
Agujetas, que fue padre del novillero Ramón Martínez, Agujetas hijo, formó junto a José Bayard, Badila, una de las parejas de picadores más célebres del siglo XIX. Antes de convertirse en varilarguero, aprendió el oficio de cerrajero, intentó ser torero de a pie, trabajó como mozo de cuadra de Frascuelo y como monosabio en la plaza de Madrid. Sus primeras actuaciones tuvieron lugar en la plaza madrileña de los Campos Elíseos en 1873 y 1874. Se presentó en el coso de la carretera de Aragón, de Madrid, en la novillada celebrada el 27 de mayo de 1875, siendo aplaudido por las siete varas que puso al cuarto novillo. Su jefe de cuadrilla ese día fue Remigio Frutos Ojitos, hermano mayor de Saturnino, que más adelante sería el maestro del mexicano Rodolfo Gaona. El 21 de octubre de 1877 recibió en esa misma plaza la alternativa de picador —una ceremonia usual entonces y desaparecida a mediados del siglo XX—, de manos de Francisco Gutiérrez Chuchi, en un festejo en el que alternaron Currito —el hijo del maestro Cúchares—, Frascuelo y Cara-Ancha.
Durante algún tiempo figuró en las cuadrillas de Frascuelo y Ángel Pastor, para después ingresar en la de Luis Mazzantini, con quien estuvo hasta 1890.
Ahí coincidió con otro picador de leyenda, Badila, con quien formó, como queda dicho, una extraordinaria pareja de varilargueros. En 1891 se colocó con Lagartijo, y, una vez retirado éste, con Reverte y Gaona, además de con su hijo Ramón.
En 1910, los críticos El Bachiller González de Ribera y Recortes pidieron, en un texto biográfico y muy elogioso, que se celebrara un homenaje en su honor, con motivo de sus treinta y tres años de torero en activo.
El texto, recogido por Cossío, dice: “Charlando hace días de toros con el buen aficionado granadino Eladio Pericás, decía nuestro amigo: Estuve en Córdoba en las corridas de feria. Un tiempo infernal. Pero tiempo y otras deficiencias pueden darse por bien empleadas habiendo visto picar a Agujetas. Es mucho Agujetas. Con la cabeza blanca, tiene la misma voluntad y el mismo coraje que en 1880, cuando toreaba con Ángel Pastor. Y departimos largo rato del valeroso varilarguero, único ejemplar de los toreros de ayer que hoy queda en las plazas. Manuel Martínez, con sus cincuenta y seis años, sigue tan bravo, tan denodado en su oficio, tan entusiasmador de públicos, como cuando comenzaba su profesión al mediar la década de 1870 a 1880”.
Agujetas permaneció en activo treinta y cinco años, hasta su despedida en Barcelona el 21 de julio de 1912, en un festejo que se celebró en su beneficio.
Con posterioridad, toreó en la plaza de Tetuán de las Victorias (Madrid) el 15 de agosto de 1915, en una novillada en la que participó su hijo. Añade Cossío: “Retirado del toreo, pobre y anciano, la muerte de su hijo Ramón (en México en 1918) vino a aumentar su desvalimiento. Marchó a Ceuta, donde fijó su residencia, y en abril de 1919 se celebró en la plaza Ceutí una corrida en su beneficio, que torearon El Gallo y Fortuna. Los grandes gastos de viaje de las cuadrillas, a pesar de actuar gratuitamente, mermaron tanto los beneficios de Agujetas, que sólo pudo recoger unas 150 pesetas”.
Regresó a Madrid, y en esta ciudad falleció en los primeros meses de 1937.
Bibl.: J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. III, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 565-567; R. Hernández, Historia de la plaza de toros de Madrid (1874-1934), Madrid, Imprenta Prensa Castellana, 1955; L. F. Barona Hernández y A. E. Cuesta López, Suerte de vara, Valencia, Diputación Provincial, 1999; M. Feiner, Toreros de plata. Historias y vivencias de cuadrillas, Madrid, Espasa, 2004, págs. 59-60, 77 y 82; V. Pérez López, Anales de la plaza de toros de Madrid (1874-1934), t. I (vol. 1), Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2004.
José Luis Ramón Carrión