Lara Merino, Matías. Larita. Málaga, 15.VIII.1885 o 18.III.1887 – Guadalajara, 27.X.1957. Torero.
Según algunas fuentes, su año de nacimiento fue 1885. Por deseo de sus padres, de niño ingresó en el seminario eclesiástico de Málaga, en el que no debió de permanecer mucho tiempo. Está documentado que a los trece años mató un becerro y que a los quince se vistió en Jaén por primera vez de luces. En 1911 toreó con éxito varias novilladas en Tetuán de las Victorias, festejos que le abrieron las puertas de la plaza de Madrid, en la que se presentó el 16 de julio, alternando con Celita y Eusebio Fuentes. Sobre su estilo, dice Cossío: “Su manera, entre cómica y valerosa, de torear, está ya definida en esos tiempos, y el grave [crítico] Dulzuras comenta que con capote y muleta tiene más de absurdos que de artísticos”.
Tomó la alternativa en Málaga el 1 de septiembre de 1914, con Paco Madrid como padrino de la ceremonia.
Tras el doctorado, los críticos Recortes y Marcelo escribieron en el Anuario de aquel año: “Es de esperar que ahora abandone las genialidades para entrar de lleno la seriedad del cargo”. Durante los años siguientes toreó unas veinte corridas por temporada, prodigando, según Cossío, los “rasgos de valor temerario, alardes y adornos estrafalarios, a los que una obesidad, cada día más creciente, presta mayor comicidad. No olvida tampoco sus diálogos con el público, que unas veces indignan y las más hacen reír”. Confirmó la alternativa el sábado 3 de julio de 1915, de manos del almeriense Julio Gómez Relampaguito y en presencia de Pacomio Peribáñez. El toro del doctorado se llamó Conejito y pertenecía a la vacada de Eduardo Olea. Según Víctor Pérez López, “Larita estuvo muy activo toda la noche, valiente en el toro de la confirmación, mató regular, palmas y siseos. En el sexto mostró mucha voluntad y mediano con el sable”.
Entre sus hazañas se cuenta que, toreando en Yecla (Murcia) el 29 de septiembre de 1919, un toro saltó al tendido, hiriendo a varios espectadores. Allí se subió Larita, con espada y muleta, para despachar a la res. Su carácter extrovertido estaba sustentado sobre el valor muy serio, de tono muy tremendo, que le permitía jugarse la vida sin inmutarse. Se retiró en 1929 y regresó en 1932, para torear una corrida en Madrid, y dos más al año siguiente, que fueron las últimas de su vida. Falleció, pobre y olvidado, en 1957 en un asilo de Guadalajara. Según Areva, “de tumbo en tumbo, de desengaño en desengaño, se dedicó el pobre hombre a diferentes actividades, entre ellas la de arreador de un tratante de ganado, hasta que, roto, agotado y sin recursos, acudió al amoroso regazo de un asilo, en el que acaba de fallecer”. Se da la circunstancia de que dos día después de su óbito, el 29, murió en Málaga Paco Madrid, su padrino de alternativa y con el que tanto se le comparó mientras ambos estaban en activo.
Larita representa la línea heterodoxa y, en cierto sentido, cómica del toreo. Viene a ser, por así decirlo, un antecedente remoto del tremendismo que hizo furor en la década de 1960. El crítico Don Quijote escribió del diestro malagueño: “No puedo explicarme el misterio de Larita. Misterio que consiste en que la cosa más seria que hay en el toreo, que es el valor auténtico, lejos de emocionar, mueve a regocijo. No se le puede tomar en serio. Y, sin embargo, tampoco se le puede tomar en broma. Anda a puñetazos con el toro, rozándole las puntas de los pitones, y no asusta ni tiene emoción su toreo. Se le ve, si no con tranquilidad, sin angustia, sin zozobra. Con regocijo, siempre con regocijo”.
Bibl.: J. Cortés, Paco Madrid y Matías Lara. ¿Cuál es el mejor?, Málaga, Imprenta Jacinto Azuaya, 1913; Don Ventura (V. Bagués), Historia de los matadores de toros, Barcelona, Imprenta Castells-Bonet, 1943 (ed. Barcelona, De Gassó Hermanos, 1970); J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vols. III y IV, Madrid, Espasa Calpe, 1943 y 1961, respect.; Areva (A. Vera), “Han muerto Matías Lara, Larita, y Paco Madrid”, en El Ruedo (Madrid), n.º 697 (1957); F. Claramunt, Historia ilustrada de la Tauromaquia, Madrid, Espasa Calpe, 1989; D. T apia, Historia del toreo, Madrid, Alianza Editorial, 1992; V. Pérez López, Anales de la plaza de toros de Madrid (1874-1934), t. II, vol. 3, Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2006, pág. 314.
José Luis Ramón Carrión
