Sánchez Povedano, Salvador. Frascuelo. Churriana de la Vega (Granada), 23.XII.1842 – Madrid, 8.III.1898. Torero.
Los diferentes autores y biógrafos ofrecen dos fechas distintas del nacimiento de Frascuelo: José María de Cossío, Natalio Rivas y Luis Nieto indican que nació el 21 de diciembre de 1842, mientras que Ventura Bagués Don Ventura, Néstor Luján y Pérez López señalan que vino al mundo el día 23 de ese mismo mes y año. Fecha que también comparte Hernández Girbal, que aporta el dato que debemos considerar definitivo: la reproducción de su partida de bautismo, fechada el día 25 y en la que se indica que Salvador Sánchez nació el día 23.
Hermano del también matador de toros Francisco Sánchez, conocido como Paco Frascuelo, era hijo de un militar retirado y vivió con su familia en Toledo y en Zaragoza. Al fallecer su padre en 1853, Salvador se trasladó con su madre y hermanos a Madrid. Al tiempo que realizaba varios trabajos (peón en las obras del ferrocarril de la línea Torrejón-San Fernando, papelista- decorador...) ayudando al mantenimiento de su familia, comenzó a frecuentar las capeas de los pueblos cercanos a Madrid. “El toreo —escribe Cossío— se le ofreció de pronto como un camino rápido y muy adecuado a sus gustos y a la urgencia de conquistar medios para el vivir ostentoso a que aspiraba”.
Debutó en Robledo de Chavela (Madrid) en 1862, como banderillero de Manuel Cano El Hurón, y el 20 de julio de 1863 sufrió una grave cogida en Chinchón (Madrid) al poner un par de banderillas. Según Peña y Goñi, en su libro Lagartijo y Frascuelo y su tiempo, Salvador “citó al animal para quebrarle, midió mal los terrenos y fue enganchado y volteado, recibiendo una tremenda cornada en la parte interior del muslo derecho, que le tuvo en cama tres meses”.
Protegido por el banderillero Juan Mota, el 13 de marzo de 1864 mató su primer novillo, toreando, explica Cossío, en la mojiganga llamada El sultán y las odaliscas. Según este autor, que no especifica en cuál de las plazas que entonces estaban abiertas en Madrid se celebró el festejo, aunque se sobreentiende que fue en la de la Puerta de Alcalá, el sultán era Frascuelo y las odaliscas otros principiantes desconocidos que hacían las veces de banderilleros. No obstante, López Izquierdo, en su libro Plazas de toros de la Puerta de Alcalá (1739-1874), señala que el 13 de marzo de 1864 en Madrid se representó la mojiganga La lavandera del Manzanares, y ni afirma ni desmiente que torease Frascuelo. Tras participar en otros festejos del mismo tipo, Salvador Sánchez comenzó a ganar cierto nombre, como la demuestra el hecho de que el 26 de febrero de 1865 se le anunciase entre los banderilleros señalándose en el cartel que “se ha obligado a ejecutar la difícil suerte del quiebro, poniendo banderillas sentado en una silla si alguno de los toros de puntas se presta a ello”. López Izquierdo añade que ese día en Madrid se representó la mojiganga El entierro de la sardina, en la que Frascuelo estoqueó un toro, como ya había hecho en los festejos celebrados los días 8, 15 y 29 de enero; 5, 12 y 19 de febrero, y como seguiría haciendo durante casi todo el mes de marzo.
A partir de 1866, figura en la cuadrilla de Cayetano Sanz, alternándose en esa función con la de novillero. Según Peña y Goñi, “durante el año 1866 Salvador tomó parte por primera vez en una corrida en Madrid, sustituyendo a Gonzalo Mora, en la extraordinaria verificada el miércoles 31 de octubre y organizada por Cúchares para socorrer a la viuda e hijos del picador Manuel Ledesma El Coriano. En ella toreó Frascuelo gratis, como todos su compañeros, figurando de sobresaliente de espada, y mató el tercer toro por cesión de Curro, y además el último de la corrida, por cierto, con muy poco lucimiento, pero haciendo dos quites notabilísimos en la lidia del primer toro, y clavando un buen par de banderillas al quiebro, sentado en la silla, al segundo toro. Desde ese día hasta en el que tomó la alternativa en la plaza de la corte, Salvador toreó en las novilladas de Madrid, en corridas de provincias, en la plaza de Lisboa, sin parar casi un instante”. Según la relación de festejos publicada por López Izquierdo, en 1867 en Madrid toreó ocho novilladas e intervino en un buen número de corridas como sobresaliente (matando siempre algún toro por cesión de los espadas), en muchas de ellas junto a Rafael Molina Lagartijo. La primera vez que ambos toreros coinciden en un cartel fue el día 22 de abril, si bien Frascuelo todavía no era matador y, lógicamente, ostentaba una menor categoría profesional.
Salvador Sánchez tomó la alternativa en Madrid el 27 de octubre de 1867, de manos de Francisco Arjona Cúchares y en presencia de Francisco Reyes Currito, en una corrida extraordinaria celebrada a beneficio del Real Hospital de Nuestra Señora de Atocha. El toro del doctorado, Señorito de nombre, perteneció a la ganadería de Manuel Bañuelos. En Granada alternó, el 7 y el 11 de 1868, por primera vez como matador con Lagartijo (éste había tomado la alternativa en Úbeda el 29 de septiembre de 1865), naciendo el segundo día una extraordinaria competencia que muy bien pudo haber tener su origen en las corridas del año anterior en que Salvador Sánchez actuó como sobresaliente de Rafael Molina. Según Peña y Goñi, “en la plaza de Granada se encontraron por primera vez como jefes de cuadrilla, y bastó el primer choque de aquellos dos temperamentos antagónicos para que surgiera, fatal y necesariamente, la declaración de una guerra sin cuartel, que los partidarios de uno y otro diestro habían de tener siempre encendida, aun contra la voluntad de los dos competidores”. La competencia, una de las más intensas y extensas del toreo, duró, ateniéndonos a las fechas oficiales, del 7 de junio de 1868, día en que torearon por primera vez juntos como matadores de alternativa, hasta el 6 de octubre de 1889, día en que torearon juntos la última corrida. Fueron, por lo tanto, veintiún años fecundos, vividos por los partidarios de uno y otro torero con auténtica pasión.
La pareja formada por Lagartijo y Frascuelo no encontró quien les hiciera sombra durante esos años. En Madrid y en el resto de las plazas torearon numerosas tardes juntos, a partir de 1869, año en que se consolidó la competencia. Desde el año antes, y hasta 1880, Frascuelo toreó todas las temporadas en Madrid, en torno a los veinte festejos al año (hubo temporadas de veinticinco y también una de trece y otra de catorce). Al final de su vida como torero, Salvador Sánchez había realizado 354 paseíllos en Madrid como matador de toros, alcanzando incontables triunfos y también algún que otro fracaso.
Don Ventura realiza un retrato psicológico de Salvador Sánchez: “Frascuelo llegó a la cumbre rápidamente a fuerza de brío, afición, amor propio, valor y vergüenza profesional; llegó por imperativo de su voluntad férrea, nunca enervada ni desfallecida; la sangre y los nervios, obrando sobre él, convertían a veces su valor en temeridad, y exacerbado su pundonor, le arrastraba éste a extremos desagradables; terribles sufrimientos morales y físicos —¡ cuántas inquietudes interiores y cuántas cornadas!— fueron aplacando aquel agitado temperamento, pero sin que nunca dejara de revelar éste un hervor de vida propio de los obstinados; cuando llegó a la meta, se mantuvo allí sin retroceder ni un milímetro; trabajó en los últimos años con tanto o más empeño que cuando empezó, con igual deseo y sin reservarse nada; en fin: todo lo que en la práctica del toreo supone el esforzado ánimo, tanto en concepto de virtud física como de excelencia del alma, está simbolizando en Frascuelo [...]. Fue un matador asombroso. Como necesitaba que los toros hicieran por él, sus estocadas eran arrancando, casi a un tiempo, y en el formidable choque del hombre y el toro había una emoción suprema que hacía sacudir la sensibilidad del más refractario a toda agitación de ánimo”.
En 1872, Lagartijo y Frascuelo torearon en la capital de España una corrida de seis toros cada uno, los días 3 y 10 de noviembre, respectivamente, siendo muy brillante la de Salvador. Los años 1873 y 1874 son los del apogeo de ambos toreros: Frascuelo toreó en Madrid, por este orden, veinticinco y veinticuatro corridas; por las diecinueve y veintidós de Lagartijo. Según la cronología publicada en el libro de Peña y Goñi, en 1875, “la figura taurina de Salvador se politiza, pasando a ser el diestro de las clases acomodadas y de la aristocracia”. Lagartijo era, por el contrario, el torero de los intelectuales. Por percances de sus compañeros, en 1876 toreó en julio en Valencia veinte toros entre tres días. El 1 de abril del año siguiente sufrió una gravísima cogida en Madrid. En los años 1881 y 1883 no toreó en Madrid, y en 1882 y 1884 sólo actuó en una y dos corridas, respectivamente. Recuperado de percances (sufrió veinte de importancia a lo largo de su vida) y de malos momentos, entre 1885 y 1887 volvió a vivir una etapa de grandes éxitos. Tras unos años de menos triunfos, el 12 de mayo de 1890 se retiró en Madrid de los ruedos.
Según Néstor Luján, “Frascuelo representa, ante la elegancia de Lagartijo, ante el dominio magistral del torero cordobés, la seriedad, la sequedad, la arrogancia y el valor desmedido y resonante, el gesto recio de cuando la angustia hace el vacío absoluto en la plaza y, sobre todo, la audacia en la suerte suprema; la audacia con una palpitación heroica y una rotunda seguridad [...]. Frascuelo es el triunfo de una audacia sistemática, del estar siempre más en corto y más ceñido que cualquier otro maestro, al citar a matar. Es el haber ganado siempre este paso a los demás toreros y sobre todo a Lagartijo, lo que hace de Frascuelo un torero inolvidable. La capa emocionada por el grave temblor cordobés, la elegancia y la exactitud del pulcro juego de banderillas, la serenidad del trasteo de muleta, sólido, geométrico y sabio de Lagartijo, quedaban apagados cuando Frascuelo, musculado, moreno, renegrido, con el pelo rizado y endrino, se colocaba en trance de citar al toro para la muerte. De esta cita dura y solemne, salió siempre triunfador absoluto, porque llegaba, como dijo de él [Manuel] Domínguez, ‘con la mano hasta el corazón de los toros’. Su toreo de muleta y capa fue serio, espeso, parado y sin adornos; en quites, fue osado”.
Y añade Luján: “Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que estos veinte años de rivalidad entre Lagartijo y Frascuelo han sido la verdadera edad de oro del toreo, no sólo por la talla y la valía de estos maestros, que han simbolizado de la manera más acabada dos estilos, dos visiones de la Fiesta, sino también por el clima de las plazas y por al gran cantidad de toreros de primera fila que llenan con su arte y con su valor este lapso de tiempo”.
Antonio Machado citó en el poema “El mañana efímero”, incluido en su libro Campos de Castilla, a Salvador Sánchez, en la siguiente estrofa: “La España de charanga y pandereta,/ cerrado y sacristía,/ devota de Frascuelo y de María,/ de espíritu burlón y de alma quieta,/ ha de tener su mármol y su día,/ su infalible mañana y su poeta”.
Una vez retirado de los toros en 1890, durante los años siguientes vivió en su finca de Torredolones (Madrid), hasta fallecer el 8 de marzo de 1898 en una casa de la calle Arenal, de Madrid, a consecuencia de una pulmonía.
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José Luis Ramón Carrión