Porlier y Sáenz de Asteguieta, Esteban de. Marqués de Bajamar (II). Sucre (antes La Plata) (Bolivia), 2.IX.1768 – Madrid, 12.XII.1836. Mariscal de campo, gentilhombre de Cámara.
Hijo de Antonio Aniceto de Porlier y Sopranis y de María Josefa Sáenz de Asteguieta e Iribarren. Nacido en La Plata, actual Sucre, el 2 de septiembre de 1768, ciudad en la que a la sazón se encontraba su padre ejerciendo como oidor de la Audiencia, y que pasaría con su familia a Lima en 1769, donde su progenitor tomó posesión de su nuevo cargo de fiscal de lo Civil de su Audiencia pretorial.
En el mes de septiembre de 1775 se encontraban todos en Madrid, como consecuencia del reciente ascenso de Antonio de Porlier a fiscal del Consejo de Indias por lo tocante a Nueva España. Tras sus primeros estudios en el Colegio de la Escuela Pía de Lavapiés, principió su carrera militar de caballero paje del señor Carlos III, siendo nombrado por Real Orden de 30 de julio de 1779. De la Real Casa salió a capitán del Regimiento de Infantería de la Princesa, con antigüedad de 1 de junio de 1783. El 29 de noviembre de 1785 se encontraba con su regimiento en Cartagena de Indias, participando en 1786 en la campaña contra los indios del Darién dirigida por el mariscal de campo Antonio de Arévalo. Tras derrochar valor y bravura en ésta, cayó enfermo, ordenándose su traslado a la plaza de Cartagena.
El 6 de noviembre de 1786 fue nombrado edecán del virrey arzobispo Antonio Caballero y Góngora, ocupando tal puesto hasta el 16 de marzo de 1788.
Como apunta el marqués de Villa-Urrutia, en esa ciudad nació también el guerrillero Juan Díaz Porlier, conocido como el Marquesito, “porque se le tenía por hijo natural del marqués de Bajamar, don Esteban Porlier”.
Los indicios en esa dirección cada día son más claros, hasta el punto de que sus amores furtivos motivaron su regreso urgente a España, obteniendo licencia para pasar a ésta “sin limitación de tiempo [...] con objeto de imponerse en el ejercicio de su profesión [...]”, tras lo que estuvo la larga mano de su padre, ministro de Gracia y Justicia de Indias desde el 10 de julio de 1787.
En mayo de 1788 abandonó Cartagena, llegando a Madrid a mediados de dicho año. De regreso a la Península vistió el hábito de caballero de la Orden de Santiago (1788) y fue graduado de teniente coronel (1790). En 1792 fue nombrado gentilhombre de Cámara de S. M., en calidad de supernumerario, con destino en el cuarto del infante don Antonio, siendo también ascendido a coronel. Sucesivamente obtuvo los empleos de comandante del Regimiento de Mallorca (1792), teniente coronel agregado al mismo (1800) y al de Voluntarios de Castilla (1803), y coronel del de Aragón (1806). Comendador de Oreja de la Orden de Santiago desde 1799.
En el mes de octubre de 1807 se encontraba mandando su Regimiento de Infantería de Aragón en la ocupación de Portugal, donde permaneció hasta el mes de junio de 1808 en que retornó de urgencia con éste a España, donde luchó activamente contra los franceses en la Guerra de la Independencia. Se hallaba con su regimiento durante ese año en la batalla de Rioseco, ataque a Bilbao, retirada de las alturas de Begoña, y segundo ataque a Bilbao. El 5 de noviembre de 1808, mandando Porlier accidentalmente la cuarta división del ejército de Galicia, compuesta por cuatro mil hombres, desalojó a los franceses que en número de siete mil ocupaban Balmaseda, al mando del general Villate, hecho que años más tarde le valió la obtención de la Cruz de San Fernando de 3.ª Clase.
A finales de 1808 el por entonces brigadier Porlier se hallaba en Asturias gravemente enfermo, hasta el punto que estuvo en Oviedo hasta prácticamente marzo de 1809, teniéndosele por muerto durante algún tiempo. En junio de ese año se hallaba en las inmediaciones de Tordesillas, encaminándose posteriormente a Ciudad Rodrigo, donde se encontraban las fuerzas del duque del Parque. Siendo segundo comandante general de la cuarta división del ejército de Galicia, entró en León en noviembre de 1809. Durante 1810 se halló mandando accidentalmente las fuerzas existentes en el Bierzo y Villafranca, encontrándose posteriormente como segundo comandante general de la cuarta división del ejército de Galicia en el ataque a Pola de Lena acaecido en julio de dicho año. En 1811 fue nombrado vocal del Consejo de Guerra permanente de oficiales generales del sexto ejército y, más tarde, comandante general de la provincia de Mondoñedo y de la primera división de reserva interior. En 1812 fue nombrado presidente del Consejo permanente de oficiales generales de Asturias y comandante general de la primera división del Ejército de Operaciones.
Destinado al ejército de Castilla la Nueva en 1814, fue promovido a mariscal de campo. En dicho año también se expidió a su favor carta de sucesión en el título de Castilla de marqués de Bajamar, que llevaba anejo el usufructo de la denominada “dehesa de Requena”, situada en las inmediaciones de Aranjuez, que disfrutó hasta su muerte. Tras su ascenso a mariscal de campo, fue nombrado comandante general de la segunda división del Ejército de Observación de los Pirineos occidentales. Cruz de distinción del Ejército de Portugal y del Ejército de Galicia (1815), Cruz de San Fernando de 3.ª Clase (1816) por la reseñada acción de Balmaseda, y condecorado en 1817 con la Gran Cruz de San Hermenegildo. En 1815 abandonó el ejercicio de las armas haciendo valer su antiguo nombramiento de gentilhombre de Cámara, cuyo empleo ejerció, con destino como numerario en la servidumbre del infante don Antonio, desde 1816 hasta su jubilación el 31 de diciembre de 1835.
Pasó en Borox (Toledo) los últimos años de su vida, desplazándose ocasionalmente a la Corte. El 23 de noviembre de 1832 dirigió desde Borox un memorial a Su Majestad solicitando se recopilaran todos los datos relativos a la expedición del navío San Telmo, que a la sazón mandaba su hermano, el brigadier de la Real Armada y también caballero de Santiago Rosendo de Porlier, suplicando que por la Armada se publicara la historia militar de aquel benemérito jefe, así como el trágico destino de la expedición que partió desde Cádiz rumbo a Lima el 13 de mayo de 1819.
Otorgó testamento en Madrid el 25 de febrero de 1834 ante el escribano Carlos Rodríguez de Moya y falleció en esta Corte, de manera inesperada, a las siete de la tarde del 12 de diciembre de 1836. Fue inhumado su cuerpo en el cementerio de la Puerta de Fuencarral.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. p. 2.495; Archivo del Palacio Real de Madrid, Personal, caja 16.513, exp. 8; Archivo Central. Ministerio de Justicia, Títulos nobiliarios, “marqués de Bajamar”, leg. 193, n.º 1.722; Archivo del marqués de Bajamar.
W. Ramírez de Villa-Urrutia, marqués de Villa-Urrutia, Fernando VII, rey constitucional: historia diplomática de España de 1820 a 1823, Madrid, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1922; T. Tabares de Nava, “Historia de la Casa de Porlier”, en F. Fernández de Bêthencourt, Nobiliario y blasón de Canarias, t. III, La Laguna (Tenerife), 1959; R. G. Barthêlemy, “El Marquesito” Juan Díaz Porlier: “general que fue de los ejércitos nacionales” (1788-1815), Santiago de Compostela, Universidad, 1995; M. Guimerá Peraza, Don Antonio Porlier, marqués de Bajamar (1722-1813), Santa Cruz de Tenerife, Fundación Mapfre-Guanarteme, 2001.
Jaime Baillo y Morales-Arce