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Tomás Estrada Palma

Biografía

Estrada Palma, Tomás. Bayamo (Cuba), 9.VII.1835 – Santiago de Cuba (Cuba), 4.XI.1908. Político cubano independentista, primer presidente de la República de Cuba (1902-1906).

La figura de Tomás Estrada Palma está vinculada a los momentos fundacionales de la República de Cuba y es protagonista, a su vez, de decisiones críticas en la historia cubana contemporánea. Nació cerca de Bayamo en el seno de una familia de la clase hacendada que le proporcionó una educación universitaria en España; concretamente en Sevilla estudió la carrera de Leyes, aunque tuvo que regresar a la isla sin graduarse por el fallecimiento de su padre. Sin embargo, su postura respecto al desarrollo futuro de la isla lo acercaba a la causa independentista y le llevó a incorporarse al movimiento revolucionario en las filas independentistas durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878), en la que fue ascendido a general. Una de las consecuencias inmediatas de la contienda fue la proclamación de la primera Constitución cubana, votada por la Asamblea de Guáimaro (1869) y que estuvo en vigor en el territorio de Cuba libre. En el transcurso de la guerra, Estrada Palma pudo manifestar sus dotes para la organización y el gobierno, así se le encomendó primero la Secretaría de Relaciones Exteriores (1876), y después fue elegido presidente de la República de Cuba Libre (1876). Algunos historiadores indican que, en este período, Estrada Palma se hizo partidario de la anexión a Estados Unidos como única salida viable al conflicto. Pero no hubo tiempo de llevar sus ideas a la práctica y poco después de haber sido nombrado presidente fue detenido por las tropas españolas e internado en el castillo del Morro (1877).

Posteriormente fue deportado y encarcelado en el castillo de Figueras, en el que permaneció hasta la firma del Pacto del Zanjón (10 de febrero de 1878), en virtud del cual se acordó la “libertad de los encausados o que se hallen cumpliendo condena dentro o fuera de la Isla” (“Convenio del Zanjón”, art. 2, en Pichardo, 1980: I). Gozaba entonces de libertad para volver a la isla, optó en cambio por permanecer en el exilio mientras no fuera declarada la Independencia.

Comienza entonces un recorrido por tierras europeas y americanas —París, Nueva York y Honduras—.

Honduras se había convertido en una buena aliada de los independentistas cubanos y proporcionó asilo a varios revolucionarios gracias a los donativos del gobierno; por ello se encuentran líderes como Máximo Gómez o Antonio Maceo y a Tomás Estrada Palma, entre otros. Mientras permaneció en la república centroamericana, organizó el servicio de Correos y Telégrafos y contrajo matrimonio con Genoveva Guardiola (hija del ex presidente Santos Guardiola). Hasta que se instala definitivamente en Nueva York (1879), adopta la ciudadanía estadounidense y funda en una localidad de las afueras, Central Valley, un colegio para hijos de emigrantes latinoamericanos. Es allí a donde va a buscarlo José Martí, que pretendía convocar en una lucha común a los exiliados y residentes cubanos en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, para lo cual preparaba las bases del Partido Revolucionario Cubano (PRC), finalmente constituido entre Tampa, Cayo Hueso y Nueva York (1892) y que sería la plataforma de la organización de la nueva y definitiva batalla por la independencia de Cuba.

Como ex presidente de la República en Armas, Estrada Palma era un símbolo de unidad en la emigración cubana, y su buena relación con Martí le proporcionó los medios para reintegrarse en las actividades proindependentistas. En 1892 presidió la sesión del PRC en la que Martí fue elegido delegado de la organización.

Tras fallecer José Martí poco después de iniciada la guerra, Estrada Palma le sucede en la dirección del partido y del periódico Patria, más tarde es nombrado ministro plenipotenciario del gobierno provisional de la República de Cuba en Armas (1895).

Se inicia entonces una etapa en la que Estrada Palma asume las tareas organizativas del PRC desde Nueva York —para ello ha debido cerrar su colegio e hipotecar su casa—, busca patrocinadores y apoyo a la causa independentista y procura desarrollar relaciones diplomáticas con el Gobierno de Estados Unidos.

Al terminar la guerra (1898), el Tratado de París cedió a Estados Unidos el control de la isla y Cuba pasa a ser ocupada militarmente hasta 1902, cuando se establece la República neocolonial (mayo de 1902).

Para llegar a ese momento se organizó la Convención Constituyente, encargada de elaborar la constitución republicana —sancionada en 1901— que tuvo que incorporar la llamada Enmienda Platt, impuesta por el gobierno estadounidense para asegurarse “el derecho de intervenir para la conservación de la independencia cubana, el mantenimiento de un Gobierno adecuado para la protección de vidas, propiedad y libertad individual” (“Enmienda Platt”, art. 3, en Pichardo, 1980: II). Tras lo cual se produjo un proceso electoral controvertido: luego de la retirada del líder independentista Bartolomé Masó, se presenta un solo candidato, Tomás Estrada Palma —para lo que renunció a la ciudadanía norteamericana—, que contaba con el apoyo absoluto de Máximo Gómez y el beneplácito de las autoridades estadounidenses.

El 24 de febrero de 1902 es designado presidente; su vuelta, después de veinticinco años de exilio, se produciría en el mes de abril.

Estrada Palma se enfrentaba a la reconstrucción de un país con recursos moderados y condicionado por las exigencias de Estados Unidos, que había utilizado la etapa de ocupación para arbitrar fórmulas que protegieran sus intereses comerciales y estratégicos en la isla —Ley de Ferrocarriles, órdenes para facilitar la adquisición de tierras a inversionistas norteamericanos—.

Por esta razón se aprobaron varios tratados que garantizaran su control sobre la isla a largo plazo y que fundaron un modelo de dependencia neocolonial: Tratado de Reciprocidad Comercial (1903), que en el fondo aseguraba a Estados Unidos el control del mercado cubano, el Convenio de Arrendamiento para estaciones navales (1903), que concedía la posesión temporal de las aguas territoriales y tierra firme de Guantánamo y Bahía Honda —abandonada después de nueve años de uso—, y el Tratado Permanente (1904), que venía a ratificar las estipulaciones de la Enmienda Platt y el derecho de intervención.

Sí logró impedir el Presidente la anexión de la isla de Pinos —Tratado sobre la isla de Pinos, de 1904— cuya titularidad podría también haber pasado a Estados Unidos. Fue Estrada Palma quien determinó la posición actual de la estrella en la bandera de Cuba así como el tono de las tres franjas azules (azul turquí) en 1906.

Sus intentos por hacer prosperar el país y sanear la hacienda pública no atenuaron la situación crítica de la república durante este primer período presidencial (1902-1905); con fuertes sospechas de fraude electoral, Estrada Palma fue reelegido en 1905, pero la inestabilidad creciente de la isla —espoleada por la insurrección de 1906, la llamada “guerrita de agosto”— motivaron su dimisión irrevocable y su solicitud de intervención a Estados Unidos (septiembre de 1906). Pese a que el presidente Theodore Roosevelt intentó que Estrada Palma continuara en el Gobierno, Cuba volvería a ser ocupada militarmente hasta 1909. Murió Tomás Estrada Palma el día 4 de noviembre de 1908, con su país gobernado por un representante de la administración de Estados Unidos.

 

Obras de ~: Address of Tomas Estrada Palma to the American public, Nueva York, 1896; Cuban belligerency, Nueva York, 1896; Por la Independencia, Nueva York, Imprenta de A. W. Howes [1897]; Cuba. Departamento de Estado, Documentos internacionales referentes al reconocimiento de la República de Cuba, La Habana, La Moderna Poesía, 1904; Desde el castillo de Figueras. Cartas de Estrada Palma (1877-1878), La Habana, Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, 1918; Partido Revolucionario Cubano. Correspondencia diplomática de la Delegación Cubana en Nueva York durante la Guerra de Independencia de 1895 a 1898, intr. de J. A. Martínez, La Habana, Imprenta El Siglo xx, Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, 1943-1946, 5 vols.

 

Bibl.: E. Aguilera Rojas, Francisco V. Aguilera y la revolución de Cuba de 1868, La Habana, Librería La Moderna Poesía, 1909; C. de Velasco, Estrada Palma, contribución histórica, La Habana, Imprenta La Universal, 1911; R. Martínez Ortiz, Cuba; los primeros años de independencia, la intervención y el establecimiento del gobierno de Tomás Estrada Palma, La Habana, Librería La Moderna Poesía, 1911; R. Guerra, Un cuarto de siglo de evolución cubana, La Habana, Librería Cervantes de R. Veloso, 1924; P. D. Camacho, Estrada Palma, el gobernante honrado, La Habana, Editorial Trópico, 1938; E. S . S antovenia, Los presidentes de Cuba libre, La Habana, Editorial Trópico, 1943; J. Martí, “El colegio de Tomás Estrada Palma en Central Valley”, en Obras completas, vol. V, La Habana, Editora Nacional, 1963-1973, págs. 257-264; M. Averhoff Purón, Los primeros partidos políticos, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1971; J. Pérez de la Riva (coord.), La república neocolonial, La Habana, Instituto Cubano del Libro, Ciencias Sociales, 1975, 2 vols.; T. Yglesia Martínez, Cuba, primera república, segunda ocupación, La Habana, Ciencias Sociales, 1976; H. Pichardo (ed.), Documentos para la Historia de Cuba, vols. I y II, La Habana, Ciencias Sociales, 1980; F. Chang, El Ejército nacional en la república neocolonial, 1899-1933, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1981; M. Mateo, Panorama cronológico, 1902-1925. De la instauración de la República mediatizada a la constitución del Partido Comunista, La Habana, Ciencias Sociales, 1984; A. García Álvarez, “Después de la guerra: una república azucarera en auge”, en Studia Histórica. Historia Contemporánea (Salamanca), 15 (1997), págs. 135-149; P. Estrade, José Martí. Los fundamentos de la democracia en Latinoamérica, Madrid, Doce Calles, 2000; M. Iglesias Utset, Las metáforas del cambio en la vida cotidiana: Cuba 1898-1902, La Habana, Ediciones Unión, 2003.

 

Izaskun Álvarez Cuartero

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