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Emilio Aguinaldo Famy

Biografía

Aguinaldo Famy, Emilio. Cavite (Filipinas), 22.III.1869 – Quezon (Filipinas), 6.II.1964. Líder de la independencia de Filipinas, general en jefe del ejército insurrecto y presidente de la primera República filipina.

Séptimo de ocho hijos de un matrimonio chinotagalo que contaba con ciertos recursos económicos; su padre, Carlos Aguinaldo, fue alcalde en Kawit (Cavite Viejo). Sus primeros estudios los lleva a cabo en colegios particulares y el bachillerato en el colegio de los dominicos San Juan de Letrán de Manila.

Se inició en la ideología independentista en una edad temprana, cuando entra en contacto con las logias masónicas, aunque sin ocupar puestos de importancia. Aguinaldo, siguiendo la tradición familiar y como muchos de los dirigentes insurrectos, ocupó un cargo en la administración como capitán municipal del pueblo de Amadeo (Cavite).

En agosto de 1896, cuando ejercía como maestro en una escuela pública, se unió al movimiento armado promovido por el Katipunan contra la presencia española en Filipinas, representada en aquellas fechas por el gobernador general Ramón Blanco. En poco tiempo, los rebeldes dirigidos por Aguinaldo ocuparon prácticamente la provincia de Cavite, incluidas las fincas pertenecientes a las órdenes religiosas, excepto la capital, defendida por las fuerzas pertenecientes al arsenal de Marina. Tras la llegada de refuerzos españoles, durante el mando del general Camilo Polavieja, las fuerzas de Aguinaldo sufren numerosas bajas, entre las que se encuentra su propio hermano Críspulo. Posteriormente, en la recuperación de los pueblos altos de Cavite por las tropas españolas, durante el mando de Primo de Rivera, Aguinaldo vuelve a tener un descalabro en Naic. En la defensa de la provincia de Cavite Andrés Bonifacio, supremo del Katipunan, intenta quitar protagonismo a Emilio Aguinaldo estableciéndose un enfrentamiento entre los dos líderes; el Katipunan, promotor del levantamiento armado contra España, se divide en dos facciones materializadas en los consejos, “Magdiwang” y “Magdalo”, que intentan acaparar la dirección de la guerra, hasta el punto de llegar a negarse apoyo militar mutuo. La promulgación, por parte de Emilio Aguinaldo (grupo magdalo), de dos manifiestos en los que se cuestionaba la continuidad del Katipunan, desemboca en la Convención de Tejeros en la que se intenta reemplazar al Katipunan por un Gobierno revolucionario; en la votación Aguinaldo sale elegido presidente del nuevo Gobierno, mientras que a Bonifacio no sólo se le niega una vicepresidencia, que por el número de votos le correspondía, sino que nombrado “director de interior”, se le termina retirando dicho cargo ante las protestas de un seguidor de Aguinaldo, Daniel Tirona, que le acusa de falta de formación para ocupar dicho puesto. La situación lleva a Bonifacio a la determinación de declarar nula la asamblea y, por supuesto, a no reconocer el nombramiento de Aguinaldo como presidente del Consejo revolucionario; ante la evidente ruptura en el seno de la Revolución, Bonifacio, por orden de Aguinaldo, fue encarcelado, juzgado en un consejo de guerra, y fusilado junto a su hermano Procopio.

Tras la desaparición de Bonifacio (mayo de 1897), Emilio Aguinaldo quedó como único caudillo de la guerra. Acosado en la provincia de Cavite por las tropas españolas, pasa a la provincia de Bulacan con dirección a los montes Puray, donde permanecen varios meses, en su empeño de alcanzar Biac-na-bató, último refugio rebelde y que posteriormente daría nombre al convenio de paz. Rodeado de barrancos, este pequeño pueblo de Biac-na-bató era casi inexpugnable, por lo que durante meses fueron llegando partidas dispersas del ejército filipino acompañadas de sus familias. La falta de recursos del destacamento de Biac-na-bató, así como la política de entendimiento con los filipinos por parte de Primo de Rivera, lleva a Aguinaldo a escuchar la propuesta del mediador filipino Pedro Paterno, de llegar a un acuerdo. Tras varios meses de negociaciones se firma el pacto de Biac-na-bató, el 28 de diciembre (1897) y cumpliendo una de las cláusulas de dicho tratado, Aguinaldo, con cuarenta y seis de sus más directos subordinados, sale hacia la colonia inglesa de Hong Kong con el dinero convenido.

Los momentos de respiro que en principio trajo la tregua de Biac-na-bató, comenzaron a ser sustituidos por descontento, rencores y reflexiones, tanto por parte española como filipina. Aguinaldo, desde su exilio, alegaba que si bien le llegaban los pagos establecidos, no así las concesiones políticas prometidas por Primo de Rivera. El líder insurgente, que no desechó en ningún momento reanudar la lucha armada, aceptó la proposición de los Estados Unidos de regresar a Filipinas y volver a tomar el mando del ejército insurrecto.

Después de la victoria de la escuadra norteamericana, al mando del comodoro Dewey, sobre la flota española en Cavite dirigida por el almirante Montojo (1 de mayo de 1898), Aguinaldo es conducido a Cavite en calidad de “generalísimo” de su ejército y días después proclama un Gobierno dictatorial. Con sus fuerzas reforzadas con armamento proporcionado por los norteamericanos se hace con numerosos destacamentos mandados por las fuerzas españolas.

El dirigente filipino, con ayuda de los Estados Unidos, había pasado de ser un exiliado a firmar decretos con carácter de dictador; no obstante, a medida que aumentaba su protagonismo se deterioraban las relaciones con Dewey, hasta el punto de que el dirigente norteamericano no asiste a la proclamación de la independencia de Filipinas (el 12 de junio de 1898).

Sin embargo, Dewey hacía todo lo posible por mantener a Aguinaldo como aliado en la lucha contra los españoles, ya que la sangre tagala ahorraba la norteamericana.

Finalmente, Aguinaldo, desengañado de las intenciones de Estados Unidos, que intentaban anexionarse las islas, como jefe del gobierno provisional filipino les declara la guerra.

Después de tres años de conflicto armado y tras atacar Manila sin éxito, dada la desigualdad de fuerzas, Aguinaldo huye a las montañas Aplanan, donde finalmente sería capturado en 1901 por el general estadounidense Frederick Funston, siendo obligado a jurar fidelidad a los nuevos invasores de Filipinas y a abandonar la política a cambio de una pensión vitalicia.

En 1935, durante el gobierno de la Commonwealth, Aguinaldo se presentó a las elecciones presidenciales, ganadas por M. Quezón. Durante la Segunda Guerra Mundial, presta sus servicios en el Consejo de Estado del Gobierno japonés enviando en 1942 un mensaje cifrado al general Douglas MacArthur, sitiado en Bataan (Luzón), exhortándole a la rendición; tras la liberación de Filipinas por las tropas norteamericanas (1945) es hecho de nuevo prisionero acusado de colaborar con los japoneses, y no consigue su libertad hasta 1950. En este mismo año, el Gobierno le ofrece el cargo de presidente de una junta dedicada a las pensiones de los veteranos filipinos de la revolución. Emilio Aguinaldo murió a los noventa y cinco años de muerte natural.

 

Bibl.: J. M. Castillo Jiménez, El katipunan o el filibusterismo, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos de Jesús, 1897; E. Reverter, La Insurrección de Filipinas, Barcelona, Alberto Martín, 1899; F. Primo de Rivera, Memoria dirigida al Senado acerca de su gestión en Filipinas, Madrid, Imprenta y Litografía del Depósito de la Guerra, 1898; M. Sastrón, La insurrección en Filipinas y Guerra Hispano-Americana, Madrid, 1901; S. Gómez, La Guerra Hispano-Americana: Puerto Rico y Filipinas, Madrid, Imprenta del Cuerpo de Artillería, 1902; M. Ponce, Cartas sobre la Revolución, Manila, Bureau, 1932; A. Mabini, Memorias de la Revolución de Filipinas, Manila, Buró de la Imprenta Pública, 1960; G. C. Borlaza, In the days of general Emilio Aguinaldo, Manila, Bureo, 1969; R. Medina y T. Agoncillo, History of the Filipino People, Manila, 1990; J. Celdrán, Instituciones hispanofilipinas del siglo xix, Madrid, Mapfre, 1994; A. Castellanos, Filipinas, de la insurrección a la intervención de EE.UU., Madrid, Sílex, 1998; L. E. Togores, El asedio de Manila (mayo-agosto 1898): Diario de los sucesos ocurridos durante la guerra de España con los Estados Unidos en 1898, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1998.

 

Alicia Castellanos Escudier