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Constancio II

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Biografía

Constancio II. Flavius Iulius Constantius. Sirmium (Sremska Mitrovika, Serbia), 7.VIII.317 – Mopsukrenai (Turquía, cerca de Tarso), 3.XI.361. Emperador de Roma (337-361).

Fue el único de los hijos de Constantino I que tuvo bajo su mano todo el Imperio Romano y así lo sostuvo durante casi una década. Hijo de Constantino I (272-337) y de Fausta, nieto de Maximiano, nació seguramente en Sirmium dos meses después de que su padre nombrara Césares a sus hermanos mayores Crispo y Constantino II (1 de junio del 317), en un momento en las difíciles relaciones entre Constantino I y Licinio hacían presagiar las peores turbulencias para Roma. La fecha de su nacimiento puede calcularse a partir de la noticia de que el año 361, a su muerte, tenía cuarenta y cinco años (Eutropio, Breviario, 10, 15, 2) o, más exactamente, cuarenta y cuatro y pocos meses de edad, como dice Ammiano Marcelino (Historia, 21, 15, 3), y que había gobernado veintitrés años como Augusto (Aurelio Víctor, Libro de los Césares, 42, 20) Contrajo matrimonio en tres ocasiones; su primera esposa fue una prima (Juliano, Al Senado y al pueblo de Atenas, 272d), hija de Flavius Iulius Constantius —el hermanastro de Constantino I— y nieta de Constancio I, con la que casó en los últimos años del gobierno de Constantino I, quizá hacia 335 o 336 (Kienast); el 353 contrajo segundas nupcias con Eusebia, la protectora del futuro emperador Juliano (Ammiano, 15, 2, 8), fallecida entre los años 357 y 361; su tercera esposa ya en el año 361 fue Faustina (Ammiano, 21, 6, 4), de la que nació Constantia, la hija póstuma y futura esposa del emperador Graciano (Ammiano, 21, 5, 6), única descendiente conocida.

Constancio II fue elevado a la condición de César en Nicomedia el 8 de noviembre del año 324, el mismo año en que se marcaron los límites para la construcción de Constantinopla y poco después de la captura de Licinio, cuando Roma entraba de nuevo en un período de gobierno unipersonal con Constantino I. Aún adolescente, quizá nada más recibir la toga viril hacia los catorce años, fue enviado por su padre a la Galia (Juliano, Discursos, 1, 12a) y hacia el 335 debía estar en Constantinopla (Juliano, Discursos 5 [A los atenienses], 272d).

En el reparto territorial del Imperio Romano que tuvo lugar a la muerte de Constantino I en mayo del año 337 —la distribución de la propiedad familiar como la llama Eusebio (Vida de Constantino, 4, 51, 1)—, Constancio II recibió el dominio sobre Oriente, Egipto, Tracia y Anatolia (Zonaras, 13.5).

Unos meses después, el 9 de septiembre del año 337, Constantino II, Constante y Constancio II asumieron el título de Augustos (Eusebio, Vida de Constantino, 4, 68, 3) y el año 338, en la reunión de los tres hermanos en Viminacium (junto a Kostolac, Serbia, provincia de Moesia superior), cerca de la frontera de Pannonia, se consagró el reparto y la distribución del control territorial del Imperio (Libanio, Discursos, 3, 297).

De los primeros tiempos de la actividad de Constancio II en Oriente se tienen sólo datos aislados, pero el mismo año 338 viajó a Capadocia y Siria, donde el 28 de octubre estaba en Emesa (Código de Teodosio, 12, 1, 25) e intervino ya en los asuntos de la Armenia del rey Arsaces. En Oriente, donde se convirtió en protagonista de las guerras contra los persas durante más de una década y no siempre con éxito (Eutropio, 10, 10, 1), le sorprendió en abril del año 340 la muerte de Constantino II ante Constante en las cercanías de Aquileia (Italia). Por aquellos años, el conflicto entre los arrianistas y el obispo Atanasio, restituido a su sede de Alejandría el año 337 desde el exilio de Tréveris (Trier, Alemania) era ya una realidad y salpicaría a toda la actividad política del período; el mismo Atanasio, debido a los fuertes apoyos de que gozaba su rival, Gregorio, tuvo que huir a Roma el año 339. Otro conflicto importante surgió con Paulo, obispo de Constantinopla, que fue desterrado al Ponto y reemplazado por Eusebio de Nicomedia, cuyo arrianismo era bien visto por Constancio II, aunque Paulo retornó a su sede el año 341 a la muerte de Paulo.

El 18 de enero del año 350, la proclamación de Magnencio y el posterior asesinato de Constante convertía a Constancio II en el único gobernante legítimo; aunque Magnencio fue rápidamente reconocido en Occidente, incluyendo quizá una parte de Hispania, la rápida reacción de Constancio II desde Oriente precipitaría su caída. En enero de 350 éste se encontraba aún con sus tropas en Oriente pero a finales de diciembre de ese año ya ejercía su dominio entre el Adriático y el Mar Negro; el 25 de diciembre de 350 se le rindió Vetranius (Eutropio, 10, 11, 1; Aurelio Víctor, 41, 26 y 42, 1), que se había proclamado Augustus en el Illyricum inducido por Constantina (c. 320-354), hija de Constantino I y hermana de Constancio II. En vista de que se hacía necesaria su permanencia en Occidente, Constancio II elevó a la condición de César a su primo y cuñado Constantius Gallus (Eutropio, 10, 12, 1; Aurelio Víctor, 42, 9; Juliano, Al Senado y al pueblo de Atenas, 270d) el 15 de marzo de 351 en Sirmium (Sremska Mitrovika, Serbia) y le encomendó el control de Oriente (Ammiano, 21, 13, 11).

En el verano de 351, Magnencio invadió el Illyricum y se enfrentó a las tropas de Constancio II, siendo derrotado el 28 de septiembre de 351 en Mursa (Osijek, Croacia); paulatinamente, Constancio recobró el control de Italia y Sicilia el año 352, al tiempo que por barco debió enviar tropas a Hispania para asegurar la fidelidad de este territorio. En julio del año 353 Constancio II cruzó los Alpes y derrotó a Magnencio en Mons Seleucus (La Bâtie-Montsaléon, cerca de Gap, Francia), convirtiéndose en gobernante único tras el suicidio del usurpador en Lugdunum (Lyon, Francia) el 10 de agosto de ese año (Aurelio Víctor, 42, 10). Los continuos abusos de Constantius Gallus en Oriente (Ammiano, 14, 1) y los rumores de una usurpación forzaron su traslado a Italia y a su asesinato por orden de Constancio II a finales del año 354 cerca de Pola (Eutropio, 10, 13; Aurelio Víctor, 42, 12; Ammiano, 14, 11, 23).

En los meses sucesivos se sucedieron amnistías como la del 6 de septiembre de 353 y destierros como el de Geroncio, perteneciente al entorno de Magnencio (Ammiano, 14, 5, 1). Durante el año 354, habiendo fijado su residencia de invierno en Mediolanum (Milán), combatió a los Alamanes (Ammiano, 14, 10), al tiempo que sus firmes creencias cristianas le llevaban a un cierre de todos los templos paganos (Código de Teodosio, 16, 10, 4) que daría paso a la prohibición de los cultos el 19 de febrero del año 356. De la inestabilidad en los territorios noroccidentales, a los que se había prestado menos atención debido al conflicto persa y donde estaba vivo el recuerdo de Magnencio, fue buena prueba la proclamación de Silvanus como Augusto en Colonia Agrippina (Colonia, Alemania) el 11 de agosto del año 355, aunque la revuelta acabó 28 días después (Ammiano, 15, 5; Aurelio Víctor, 42, 14; Eutropio, 10, 13).

La situación militar en la zona del Rhin requería de una atención específica que Constancio II no podía prestar por tener que mirar también a los persas; ello le llevó a nombrar César para las Galias (Ammiano, 15, 8, 8-13; Aurelio Víctor, 42, 17; Eutropio, 10, 14, 1) el 6 de noviembre del año 355 a Juliano —hermano de la primera esposa de Constancio II y del ejecutado Constantius Gallus—, que acababa de regresar de una larga estancia en Grecia (Ammiano, 15, 2, 8 y 15, 8, 1) y que gozaba de la protección de Eusebia. Este nuevo refuerzo político y militar y la recuperación de plazas significativas como Colonia Agrippina permitieron a Constancio II volver su vista a Italia para afianzar su posición ante el Senado y la plebe de Roma: vencedor sobre Magnencio y como Emperador único entró en Roma el 28 de abril de 357 (Ammiano, 16, 10).

A mediados del año siguiente, Constancio II intervino en las campañas contra los Quados en Pannonia y contra los Sármatas en Pannonia Secunda y Moesia superior (Juliano, Al Senado y al pueblo de Atenas, 279d), campañas a las que partió desde Roma el 29 de mayo de 358 (Ammiano, 16, 10, 20) y que se vieron coronadas por el éxito (Ammiano, 17, 12).

Pero ese año 358 quedó marcado, sobre todo, por el terrible terremoto que destruyó el 24 de agosto Nicomedia y otras ciudades del norte de Anatolia (Ammiano, 17, 7).

En los últimos años de su vida, Constancio volvió a combatir a los persas del rey Sapor en Mesopotamia, entre el Éufrates y el Tigris (Ammiano, 18, 7); el propio Ammiano Marcelino presenció la caída de la ciudad de Amida junto al Tigris (Ammiano, 19, 8).

Volcado en los asuntos de Oriente, Constancio recibió a comienzos del año 360 la noticia de que su César Juliano había sido elevado a Augusto por sus tropas en Paris (Eutropio, 10, 15, 1; Ammiano, 20, 4). Mientras volvía a finales del año siguiente para enfrentarse a Juliano, cayó enfermo y murió en Mobsucrena (Mopsukrenai), en Cilicia, a los pies de la cordillera del Tauro y cerca de Tarso, el 3 de noviembre del año 361 (Eutropio, 10, 15, 2; Ammiano, 21, 15), siendo luego deificado.

Eutropio, que participó en las campañas del año 361 al servicio de Juliano, dice de Constancio II que era tranquilo, plácido, confiado en amigos y familiares y entregado a sus esposas; que enriqueció a los íntimos y recompensó siempre a sus colaboradores, aunque tuvo más fortuna en las guerras civiles que en las extranjeras (Eutropio, Breviario, 10, 15, 2). Algo parecido se lee en Aurelio Víctor (42, 23-24), quien insiste en su carácter tranquilo, en su clemencia, resistencia al trabajo y añade que era un magnífico orador (Aurelio Víctor, 42, 2) y un buen conocedor de la cultura escrita de su tiempo, lo que le sirvió para desarrollar ciertas dotes diplomáticas; la única mancha que Aurelio Víctor pone en su expediente es su escaso control de las actividades de los gobernadores provinciales, de los jefes militares y del funcionariado del Estado. La parte conservada de la Historia de Ammiano Marcelino —contemporáneo de Constancio II— comienza en el año 353, con lo que incluye toda la etapa del gobierno en solitario del emperador y se convierte en nuestra principal fuente del período junto al primer discurso de Juliano, dedicado a Constancio II; Ammiano (21, 16) también elogia sus virtudes y refiere sus defectos, que sustancialmente coinciden con lo dicho por los textos ya citados, aunque insiste en su crueldad y severidad de juicio (Ammiano, 14, 5, 4-5 y 14, 7, 1-9). También refiere que escribió un libro sobre la alimentación pero que hoy está perdido (Ammiano, 16, 5, 3).

Los años del gobierno de Constancio II son en Hispania de estabilidad y prosperidad, marcados sólo por el reforzamiento militar de las fronteras para evitar el reforzamiento de Juliano desde el año 360 (Arce).

En Tarragona, siendo aún César, Constancio II fue honrado con un pedestal de estatua en Tarraco (Tarragona) por el gobernador de la Hispania Citerior Badius Macrinus; unos años más tarde, ya como Augusto en solitario, el gobernador de la Baetica Decimius Germanianus haría lo mismo en Corduba (Córdoba).

Diversos miliarios de los distritos de Porto y Braga, en el norte de Portugal, recuerdan el mantenimiento del sistema viario en aquellos años.

 

Bibl.: O. Seeck, “Constantius II”, en Paulys Realenciclopädie der Classischen Altertums-wissenschaft (RE), IV.1, Stuttgart, Alfred Druchenmüller, 1900 (1970), col. 1044-1094, n.º 4; G. Gigli, La dinastia dei secondi Flavii: Costantino II, Costante, Costanzo II (337-361), Roma, De Santis, 1959; J. W. Leedom, “Constantius II: Three Revisions”, Byzantion 48 (1978), págs. 133-136; C. H. Vogler, Constance II et l’administration impériale, Strasbourg, Université, 1979; A. H. M. Jones, J. R. Martindale y J. Morris, The Prosopography of the Later Roman Empire I, A.D. 260-395 (PLRE I), Cambridge, University Press, 1971, pág. 226 (Fl. Iul. Constantius 8) (reimpr., 1975); P. Barceló, Roms auswärtige Beziehungen unter der Constantinischen Dynastie (306-363), Regensburg, Pustet Verlag, 1981; J. Arce, El último siglo de la España romana: 284- 409, Madrid, Alianza, 1982; T. D. Barnes, The New Empire of Diocletian and Constantine, Harvard University, Cambridge (Massachusetts), 1982; A. Chastagnol, L’évolution politique, sociale et économique du monde romain de Dioclétien à Julien: La mise en place du régime du Bas - Empire (284-363), Paris, Société d’édition d’enseignement supérieur, 1982; S. Keay, “Decline or continuity? The coastal economy of the conventus Tarraconensis from the fourth century until the late sixth century”, en T. F. C. Blagg et al. (eds.), Papers in Iberian Archaeology, vol. 2, Oxford, 1984, págs. 552-570 (British Archaeological Reports, 193); G. Fernández Hernández, “El Edicto de Arlés de 353. Estudio de la política religiosa de Constancio II en relación a la Iglesia occidental”, en Memorias de Historia Antigua, 7 (1986), págs. 129-146; “Wulfila y el sínodo de Constantinopla del año 360”, en Los visigodos. Historia y civilización, en Antigüedad y cristianismo, n.º 3 (1986), págs. 47-51; C. Pietri, “La politique de Constance II. Un premier ‘césaropapisme’ ou l’imitatio Constantini’?”, en L’Églie et l’Empire au ivème siècle, Vandoeuvres-Genève, Fondation Hardt, 1989, págs. 113-178; T. D. Barnes, Athanasius and Constantius. Theology and Politics in the Constantinian Empire, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1993; D. Kienast, Römische Kaisertabelle. Grünzuge einer römischen Kaiserchronologie, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1996, págs. 314-322; J. Fernández Ubiña, “Osio de Córdoba, el Imperio y la Iglesia del siglo iv”, en Gerión, 18 (2000), págs. 439-473; L. Borhy, “Constantius toto orbe victor triunphator semper Augustus”, en Acta Antiqua Academiae Scientiarum Hungaricae, 40 (2001), págs. 35-44; P. Barceló, Constantius II. und seine Zeit. Die Anfänge des Staatskirchentums, Stuttgart, Klett-Cotta, 2004; K. Gross-Albenhausen, “Constantius II. 337-361”, en M. Clauss (ed.), Die römischen Kaiser. 55 historische Portraits von Caesar bis Iustinian, München, C. H. Beck, 2005, págs. 322-333.

 

Juan Manuel Abascal

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