Vallejo Pacheco, Juan. España, p. s. XVI – Málaga, 1549. Capitán, ingeniero militar y lugarteniente de capitán general, activo desde 1530 a 1549.
Vallejo se formó junto a Diego de Vera, con quien participó en la defensa de Fuenterrabía en 1521. Era capitán ordinario al servicio del rey Carlos I, con un sueldo de 50.000 maravedíes de su quitación de reglamento. En 1530 estaba fortificando Melilla, donde, tras producirse un repliegue en el perímetro fortificado en el primer recinto, trazaba las murallas en los frentes de Mar, Tierra y Puertas, trabajando en colaboración con el ingeniero Tadino de Martinengo.
Más tarde, tomada Bona (Argelia), pasaba a esta plaza norteafricana donde estuvo los años de 1531 y 1532 proyectando y trabajando en sus defensas, obteniendo el cargo de lugarteniente del capitán general, con el visto bueno de Álvaro de Bazán. Ejemplo de su valía es el reconocimiento público que la propia reina Isabel de Portugal le hace al manifestar que confía en su “habilidad y experiencia”.
Vuelto a España, se le daba la comisión de fortificar Bugía (en la actual Argelia) y, una vez facilitadas las correspondientes instrucciones, en 1536 pasaba a la plaza en la época del alcaide Per Afán de Rivera, a quien sustituyó en su encargo por orden de la emperatriz y reina regente para ver y dar orden a las obras de fortificación, ya que “algunas de las dichas obras diz que son en ofensa de las dichas fortalezas”. En principio, el encargo se le había adjudicado a Per Afán de Rivera, que enviaba a la Corte su propuesta.
Al respecto, la Corona aceptaba la propuesta de Per Afán, pero al encontrarse Benedito de Rávena (a quien aludía Afán), que no era otro que el “ingeniero que truxo de Italia” preparando la campaña de Túnez (1535), se decidió mandar al ingeniero militar Juan Vallejo. El propio Rivera era consciente de sus limitaciones cuando en 1533 se le enviaba desde la Corte un modelo de estos nuevos baluartes pentagonales para que los aplicase en las nuevas torres que se van a construir en Bugía. Afán respondía que: “Vra. m. me ynbio una traça por donde me siguiese para hazer la torre que hago y quando me dieron la traza la habia ya començado no podimos aprovecharnos della para esta obra quedara para las otras dos torres que se an de hacer para que se hagan por la forma de la traça. Añadiendo que, no sería malo que v.m. mandase venir aca el ingeniero que truxo deItalia porque visitara a estas fortalezas... vea lo que yo he hecho y lo que le pareze que se debe de hacer adelante”.
En Bugía, Vallejo formó varios proyectos, por cuya comisión se le señalaron 50.000 maravedíes además de los sueldos asignados. Vallejo, que tuvo junto a él más tarde a Benedito de Rávena, por lo menos en la primavera de 1536, envió a la corte trazas y relación de lo que había que hacer. Una idea compartida por los dos ingenieros citados (Vallejo y Rávena) era la de construir una torre “en el portillo alto que es un cabo de esta çibdad”, posible antecedente de lo que sería más tarde el fuerte imperial de Bugía. Vallejo realizó un proyecto integral para el Castillo Grande de Bugía, en el que destacaba la construcción de nuevos cubos artilleros, reformaba los construidos por Rivera, construyendo diversas plataformas artilleras. Todas estas obras quedarán reflejadas en el plano que dibujó en 1543 el ingeniero Pedro Librano.
Las torres o cubos que proponía Vallejo construir en el Castillo Grande eran de planta ligeramente apuntada, con dos bóvedas, con tres niveles de tiro (foso, campiña, y plataforma superior). Las troneras sólo las sitúa en los “traveses”, al terraplenar el frente de la torre con el objetivo de “quede maçiça para esperar los golpes del artilleria”. En la plataforma superior construyó un petril de 4 pies en alto y 13 pies en grueso y dispone que “encima destos petriles a de aver un petril pequeño de dos ladrillos en grueso para escopeteros y ballesteros con sus saeteras y arcabuceras”. En el adarve situó cañones y una línea de armas portátiles manteniendo las propuestas ya dadas por Tadino en Berlanga o en las fortificaciones de San Sebastián o Fuenterrabía. Por último, proponía ampliar el foso hasta los 80 pies de ancho, con cinco tapias de hondo.
El ingeniero micer Benedito de Rávena llegó a Bugía en mayo de 1536 procedente de La Goleta de Túnez y Bona, informando a la Corona que le parece bien lo proyectado por Vallejo, si bien consideraba que se debe eliminar una de las antiguas torres de las Casbah del Castillo Grande para que “los traveses del reparo de Fonseca y los de la torre de Cabeças puedan tirar del largo del muro del uno al otro y del otro al otro”.
En 1538 Vallejo había regresado de Bugía, reemplazándole Luis de Peralta. Quedaba destinado en la Península, donde fue nombrado capitán de infantería de Málaga en 1541, falleciendo en 1549.
Fuentes y bibl.: Instituto de Historia y Cultura Militar, Colección Aparici.
A. Bravo Nieto, Ingenieros militares en Melilla. Teoría y Práctica de fortificación durante la Edad moderna siglos XVI a XVIII, Melilla, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1991; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; A. Sánchez Gijón, “La Goleta, Bona, Bujía y África. Los Presidios del Reino de Túnez en la política mediterránea del Emperador”, en C. J. Hernando Sánchez (coord.), Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; E. Sola, “Cartas de Bugía a la Corte desde junio de 1535 al verano de 1536”, en Archivo de la Frontera, 25 de septiembre de 2014 [en línea], disponible en http://www.archivodelafrontera.com/archivos/cartas-de-bugia-a-la-corte-desde-junio-de-1535-al-verano-de-1536/; J. J. de Castro Fernández e I. de Castro Díez, “El proyecto imperial de fortificación para Bugia, 1541”, en P. Rodríguez-Navarro (coord.), Defensive Architecture of the Mediterranean. XV to XVIII centuries, Valencia, Universitat Politècnica de València, 2015.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño