Márquez Serrano, Antonio. Madrid, 23.IV.1899 – 13.XI.1988. Torero.
José María de Cossío, Néstor Luján y Don Ventura no coinciden en la fecha de nacimiento del torero madrileño: Cossío y Luján dicen que nació en 1898, mientras que Don Ventura afirma que vino al mundo en 1899. Concha Márquez Piquer, hija del torero madrileño confirmó que nació en 1899.
Antonio Márquez vio la primera luz en el cuartel de la Guardia Civil de la calle de Toledo, instituto armado al que entonces pertenecía su padre. Tras realizar efímeros trabajos de carbonero, en una peluquería, en el matadero de cerdos y de cobrador de recibos en la Compañía Telefónica, entre otros, pronto sintió la vocación por el toreo, llegando a convertirse, en palabras de Don Ventura, “en una de las figuras más sobresalientes de los años que corren desde 1921 a 1930”.
El 8 de junio de 1913 toreó en la becerrada de los empleados del teatro Novedades. Pérez López informa sobre este festejo, y aunque no facilita el nombre de ninguno de los lidiadores, señala que comenzó a la extrañísima hora de las siete de la mañana. En 1914 toreó en varias de esas becerradas gremiales: el 14 de junio, en la de la Sociedad de Sastres “La Confianza”; el 7 de julio en la de la Sociedad de Vinateros “La Viña”; finalmente, en la celebrada el 19 de julio, estoqueó su primer becerro. Igual que antes, Pérez López confirma la celebración de los festejos aunque no indica (ni tampoco niega, desde luego) la participación de Márquez, que sí señala Cossío. No obstante, hay una discrepancia: Pérez López dice que la última fue organizada por los dependientes de bares de Madrid, y Cossío indica que la becerrada la montó el Partido Reformista del distrito de Latina (en el que había nacido Márquez) para sostener sus colegios.
Cossío añade que en agosto, estando de espectador de otra becerrada, pidió permiso y salió a matar un becerro, ante la negativa de su matador. Según Pérez López, la becerrada del 19 de julio fue la última de la temporada.
En 1915, formando parte de una cuadrilla juvenil taurina, toreó seis novilladas (ninguna en Madrid).
Según Cossío, el 4 de julio vistió por primera vez el traje de luces en la plaza de Vista Alegre, en Carabanchel.
Sin embargo, Don Justo, en su completísima relación de festejos incluida en la “Historia de la plaza de Vista Alegre”, publicada en 1951 en la revista El Ruedo, no reseña que ese día hubiera toros en esa plaza, así como tampoco nombra a Antonio Márquez en ninguna de las celebradas ese año. En 1916 toreó siete novilladas, y comenzó la temporada de 1917 actuando el 27 de mayo en Tetuán de las Victorias (Madrid), en la que suponía su presentación con picadores. Don Justo, en su “Historia de la plaza de Tetuán de las Victorias”, publicada igualmente en El Ruedo, confirma la información: en ese festejo se lidiaron novillos de Joaquín López de Letona, y junto a Márquez alternaron Mariano Sánchez “Faroles” y Lorenzo Marquete “Chico de Casetas”.
Ese año 1917 hizo de nuevo siete paseíllos. Se mantuvo como novillero hasta 1921. Antes, en 1919 toreó tres tardes seguidas en Vista Alegre. El 17 de octubre de 1920 se presentó en la plaza de Madrid, junto a Jumillano y Valencia II, en la lidia de reses de Matías Sánchez. Márquez fue sacado ese día por la puerta grande de la plaza. Repitió actuación y triunfo el día 31 del mismo mes. Y también el 2 de mayo del año siguiente.
Tomó la alternativa el 24 de septiembre de 1921 en Barcelona, un coso que ya había pisado con éxito como novillero en nueve ocasiones. Juan Belmonte le cedió, en presencia de Sánchez Mejías y Manuel Granero, el toro Molinero, de González Nandín.
Sobre este momento de su trayectoria dice Cossío: “Nótese que en Márquez no hubo deslumbramientos por fulguraciones espectaculares. Recorre su camino sin precipitaciones, afirmando siempre el terreno ganado. Conquista su cartel sin desmayos y con decisión firme de llegar a la cumbre”. No toreó en 1922, debido a que se encontraba realizando el servicio militar en Marruecos. Confirmó la alternativa en Madrid, en la Corrida de Beneficencia celebrada el 17 de mayo de 1923. Manuel García Maera fue el padrino de la ceremonia —le cedió el toro Soguero, de Sánchez Rico—, y Marcial Lalanda y Nicanor Villalta fungieron como testigos de la misma.
A su segundo toro, de Villamarta, le realizó una gran faena.
Según Don Ventura, Márquez “labró su personalidad merced a la elegancia y el clasicismo que supo imprimir a su toreo”. Néstor Luján abunda en estos conceptos: “Márquez ha sido un torero de una personalidad inconfundible, de un empaque señorial.
Si Chicuelo imprimió la gracia al toreo belmontino, Márquez le dio la serenidad académica. Con el capote a la verónica no ha sido superado, en los tiempos modernos, en sobriedad, en temple y en los cánones puros de la suerte. Tenía una esbeltez inolvidable. Su media verónica era impresionante. Erguido y gallardo, llevaba al toro prendido en los vuelos de su capote y lo enfajaba lenta y soberanamente a su cintura; al rematar la suerte, soltaba con una mano la capa, que se derramaba con una dócil fidelidad a sus pies. Esta suerte era peculiar de Márquez y es fama que nadie ha podido reproducirla. Como banderillero al quiebro, fue el mejor y el más completo, en sus días [...]; Como muletero fue muy bueno, de gran temple y serena inteligencia.
Sus deficiencias mayores fueron con el estoque, aunque solía matar, en ocasiones, con eficacia y arrogancia. Sin embargo, su temperamento algo frío y su falta de emotividad en estas suertes perfectas, impidieron que llegase a ser un torero definitivo. Él, no obstante, abrió el camino de la elegancia al toreo emotivo, y suavizó la crepitación belmontina con una dignidad esencial. Nada en su toreo era adjetivo o sobrante: todos sus pases llegaban en el momento preciso, traídos por una lógica interna, y en sus faenas se componían y se sucedían los pases con una oportunidad casi ajedrezada. Por todo ello, por su magisterio de elegancia, Antonio Márquez ha sido uno de los toreros fundamentales del período postbelmontino”.
Por todo lo explicado, algunos críticos le llamaron “el Belmonte rubio”, no desde luego por sus hechuras personales, y sí por sus formas como torero.
Tras la confirmación de alternativa en 1923 se mantuvo en los primeros puestos hasta 1930, año que reaparecieron algunos problemas de salud surgidos en su etapa africana, y por los que fue licenciado prematuramente del servicio militar. A partir de aquí comenzó a decaer su actividad, hasta torear su última corrida en 1936, ya en plena Guerra Civil. El 12 de octubre de ese año actuó en Talavera de la Reina (Toledo), alternando con Victoriano de la Serna y con Cayetano Palomino, que ese día tomó la alternativa.
Los toros fueron de Galache. Según Cossío, en 1937 y 1938 toreó algunos festejos en la zona franquista, retirándose definitivamente de los ruedos el 29 de mayo de ese último año en Cáceres, en una corrida en la que alternó con Manuel Jiménez Chicuelo y con los novilleros José Ignacio Sánchez Mejías y Juan Belmonte Campoy.
Antonio Márquez se casó en segundas nupcias con la famosa cantante Concha Piquer, ejerciendo durante veinte como su representante. Más adelante fue apoderado de su yerno Curro Romero —casado con su hija Conchita—, a quien conoció años antes de que éste tomase la alternativa. En el cementerio de la sacramental de San Isidro se ha podido confirmar que, según el acta de defunción, el fallecimiento de Antonio Márquez tuvo lugar el 13 de noviembre de 1988.
Bibl.: Uno al Sesgo [seud. de T. Orts Ramos], Antonio Márquez Serrano, Barcelona, Publicaciones Mundial (col Los Ases del Toreo), s. f.; Don Clarines [seud.], Antonio Márquez, S. M. el temple... Su arte único. Su biografía, su interviú, Barcelona, Imprenta Comercial, s. f. (col. Los Triunfadores del Ruedo); J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, Madrid, Espasa Calpe, 1943, vol. III, págs. 542-554, y 1961, vol. IV, pág. 552; Don Ventura [seud. de V. Bagués], Historia de los matadores de toros, Barcelona, Imprenta Castells- Bonet, 1943, págs. 159-160 (ed. Barcelona, De Gassó Hermanos, 1970); Don Justo [seud.], “Historia de la plaza de toros de Vista Alegre”, en El Ruedo (Madrid, Prensa y Radio del Movimiento) n.º 348 (22 de febrero de 1951); Don Justo [seud.], “Historia de la plaza de toros de Tetuán de las Victorias”, en El Ruedo (Madrid, Prensa y Radio del Movimiento), n.º 398 (7 de febrero de 1952); R. Hernández, Historia de la plaza de toros de Madrid (1874-1934), Madrid, Imprenta Prensa Castellana, 1955; C. Jalón, Memorias de “Clarito”, Madrid, Guadarrama, 1972; V. Zabala, “Antonio Márquez, de carbonero a figura del toreo”, en Hablan los viejos colosos del toreo, Madrid, Sedmay Ediciones, 1976, págs. 35- 47; S. T., “Antonio Márquez, la muerte de un estilista”, en Diario 16 (Madrid, Información y Prensa), 15 de noviembre de 1988; F. Claramunt, Historia ilustrada de la Tauromaquia, Madrid, Espasa Calpe, 1989; D. Tapia, Historia del toreo, vol. I, Madrid, Alianza Editorial, 1992; N. Luján, Historia del toreo, Barcelona, Destino, 1993 (3.ª ed.), págs. 240- 241; J. M. Sotomayor, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. XII, Apéndice, 1989-1997, Madrid, Espasa Calpe, 1997, págs. 797-798; V. Pérez López, Anales de la plaza de toros de Madrid (1874-1934), t. II (vol. 3), Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2006.
José Luis Ramón Carrión