Polo de Medina, Salvador Jacinto. Murcia, 15.VIII.1603 – Alcantarilla (Murcia), 18.XII.1676. Poeta.
Nacido en las proximidades de la Catedral de Murcia, no debió de ser muy próspera y acomodada su juventud aunque, quizás protegido por alguna familia noble, realizó estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano, donde fue discípulo predilecto del humanista Francisco Cascales. Durante su juventud participó en la vida literaria de Murcia y fue el organizador y el espíritu de las tertulias literarias del palacio del marqués de Espinardo, en las proximidades de la ciudad, que él mismo habrá de reflejar en las Academias del jardín. Viajó a Madrid en 1630 y quizá por mediación de Pedro de Castro y Añaya pudo introducirse en el círculo de Lope de Vega y fortalecer su amistad con Juan Pérez de Montalbán, dramaturgo de la escuela lopesca del que en su juventud había representado Salvador Jacinto la comedia No hay vida como la honra.
En la imprenta madrileña de Alonso Pérez —el padre de Montalbán— Polo de Medina publicó en 1630 sus dos obras más importantes: las citadas Academias y la que más fama habría de otorgarle: El buen humor de las musas. La primera es su obra más original y representativa. En ella se da cuenta de las reuniones literarias realizadas en el jardín murciano de los marqueses de Espinardo, en un relato ameno en el que se intercalan poemas de todos los concurrentes, ingenios locales que se reúnen en torno a Anfriso, joven enamorado, sin correspondencia, de la bella Filis. Para distraerse de estos pesares, convida a un grupo de amigos e ingenios murcianos al jardín ameno donde festejarán ampliamente su descanso y su ocio con multitud de actividades especialmente poéticas. Respecto a El buen humor de las musas, hasta que Gerardo Diego no descubrió en 1927 al poeta seguidor de Góngora que Polo de Medina llevaba dentro, su fama estuvo limitada durante siglos a su obra festiva, que había reunido en el libro así titulado, una divertida colección de romances, epigramas, silvas, canciones, etc., que ofrece un extraordinario despliegue de recursos humorísticos de signo barroco y de inspiración en su mayor parte quevedesca. Desde la crítica literaria hasta la sátira social en sus más diversos grados pasa el poeta por motivos como los defectos físicos y morales, la crítica de tipos, utilizando para ello los más característicos recursos barrocos, como la hipérbole, los juegos de palabras, los cambios de sentido, etc.
Participó en 1631, en Murcia, en la Justa de San Juan de Dios, en 1633 publicó Ocios de la soledad, en 1634 su primera fábula burlesca (la de Apolo y Dafne) y poco después, sin su permiso, apareció la de Pan y Siringa. Ocios de la soledad que es considerada por la crítica como su obra maestra. Escrita en silvas, “convidando a Don Luis Marín de Valdés a gozar la hermosura de la aldea”, lo que pone de relieve que se trata de un clásico y horaciano beatus ille en la línea de disfrute de la paz del campo que otros poetas barrocos como Quevedo o Fernández de Andrada cultivaron en el siglo xvii. Tanto la organización estructural, la distribución de los temas a lo largo del poema como lo cuidado del estilo con presencia de numerosos recursos barrocos combinados armónicamente, hacen de este poema la obra de mayor empeño del poeta murciano y, sin duda, en la que logra mayor autenticidad, al situar esta invitación a la vida retirada en un terreno concreto, las tierras próximas a la ciudad de Murcia.
A Polo de Medina le corresponde el papel histórico de haber sido el acuñador de un producto típico de la literatura barroca: la fábula mitológica-burlesca en la que una escuela, el culteranismo, creadora de las originales fábulas mitológicas ovidianas, se estaba burlando de sí misma. Las dos suyas, la de Apolo y Dafne y la de Pan y Siringa, se convirtieron en modelos del género. Se utilizan los personajes mitológicos pero en tono o sentido humorístico desmitificados y convertidos en personajes vulgares de acciones torpes y zafias.
Se aprovecha el género para criticar los excesos de la expresión culterana que sale mal parada en estas obras críticas.
Debió de tener disgustos en Murcia, por lo que en 1636 marchó a Orihuela en busca de protector e impresor para su Hospital de incurables, su única novela en cuyo prólogo se queja de las gentes de Murcia. Titulada Hospital de incurables y viaje de este mundo y el otro, es de extensión muy breve y comparable a los Sueños de Quevedo, especialmente al Sueño del infierno.
Se trata, en efecto, de un sueño en el que el autor viaja por este mundo recorriendo acompañado de un diablo, diversas naciones, y por el otro, es decir, el infierno, que presenta como un “hospital de incurables”.
Tal viaje le permite al autor hacer una crítica de diferentes estamentos de la sociedad de su tiempo, hábilmente deformados que se van sucediendo ante el lector con una rapidez episódica que hace de la novelita un producto muy ameno de la prosa barroca.
Fue en 1636 también cuando quizá marchó de la ciudad llamado por el hasta entonces canónigo de la Catedral, elegido obispo de Lugo, Juan Vélez de Valdivieso, que accedió al episcopado en 1636. De él fue secretario en la diócesis gallega y luego en Ávila, para volver a Murcia cuando Vélez fue elegido obispo de Cartagena en 1645. En 1646, Polo de Medina fue nombrado rector del Seminario de San Fulgencio, puesto que ocupó muchos años dedicado a la educación de los jóvenes, que daría como fruto su última obra A Lelio. Gobierno moral, publicada en Murcia en 1657, libro de educación dedicado a un joven de familia noble que pretende ante todo enseñarlo a vivir correctamente.
Influido por Saavedra Fajardo y por Gracián, sobre todo en la concisión del estilo, el libro está estructurado en capítulos cerrados por una poesía moralizante en los que Polo de Medina vuelve a recuperar su calidad de excelente poeta, mientras el estilo de la prosa es breve, entrecortado, sentencioso y aforístico.
En su vejez, fue administrador de la poderosa familia murciana de Usodemar, de la que también era capellán, y en la casa de esta familia en Alcantarilla moriría próxima la Navidad de 1676. Fue enterrado en la iglesia de Santa Catalina de Murcia.
Obras de ~: Academias del jardín, Madrid, Imprenta del Reyno, 1630; El buen humor de las musas, Madrid, Imprenta del Reyno, 1630; Ocios de la soledad, Murcia, Luis Verós, 1633; Fábula de Apolo y Dafne. Burlesca, Murcia, Luis Verós, 1634 (ed. crítica y notas por J. Bourg, Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 2003); Fábula de Pan y Siringa, Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1636; Hospital de incurables y viaje de este mundo y el otro, Orihuela, Juan Vicente Franco, 1636; A Lelio. Gobierno moral, Murcia, Miguel Lorente, 1657 (ed. de L. Gómez Canseco, Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 2004); Obras escogidas, ed. de J. M.ª de Cossío, Madrid, Compañía General de Artes Gráficas, 1931; Obras completas, ed. de Á. Valbuena Prat, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1948; Poesías. El hospital de incurables, ed. de F. J. Díez de Revenga, Madrid, Cátedra, 1987.
Bibl.: A. J. González, Jacinto Polo de Medina, Murcia, 1894; G. Diego, Antología poética en honor de Góngora, Madrid, 1927; J. R. Morales, La vena rota de Salvador Jacinto Polo de Medina. Espicilegio de poesías pertenecientes a sus libros “Academias del jardín” y Gobierno moral, Santiago de Chile, 1944; G. Bontempelli, “Polo de Medina, poeta gongorino”, en Venezia nella letteratura spagnola e altri studi barocchi, Pisa, 1973, págs. 87-135; F. J. Díez de Revenga, Salvador Jacinto Polo de Medina, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1976; M. Baquero Goyanes, “Naranjos y claveles en el jardín poético de Polo de Medina” y J. Bourg, “La Fábula de Pan y Siringa de Polo de Medina”, en VV. AA., Polo de Medina. Tercer centenario, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1976, págs. 29-38 y págs. 205-280, respect.; J. Barceló Jiménez, Polo de Medina: la sociedad y los tipos humanos en su obra, Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1978; G. Celaya, El buen humor de las musas de Polo de Medina, Granada, 1994; F. J. Díez de Revenga, Polo de Medina, poeta del Barroco, Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 2000.
Francisco Javier Díez de Revenga