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Antonio Dávalos Castillo

Biografía

Dávalos Castillo, Antonio. Guadix (Granada), 13.V.1822 – 20.I.1896. Coronel de Infantería.

Destacado militar en las campañas de Marruecos y carlista. Hijo de Torcuato Dávalos Corral y María Dolores Castillo-Palomo, solicitó en escrito al inspector general de Milicias, fechado el 17 de septiembre de 1841, su ingreso en el Regimiento Provincial de Almería, que fue aprobado, e ingresó en el cuerpo el 4 de enero de 1842 como cadete. Ascendido a subteniente el 20 de septiembre de 1842, se sucedieron sus destinos en Valladolid, Jaén, Almería, Málaga, Lérida, Granada, Barcelona y Tarragona. Con el grado de teniente pasó destinado a Cuba, donde se incorporó a su nueva plaza el 9 de abril de 1850 e intervino en varias acciones militares. Repatriado por razones de salud desembarcó en Cádiz el 13 de noviembre de 1852; tras un breve período de convalecencia en Guadix (Granada) fue destinado al batallón de Cazadores de Archidona y con él pasó a Teruel, donde permaneció hasta junio. En situación de reserva en Almería, se sumó a la sublevación cívica y militar liderada por los generales Leopoldo O’Donnell y Baldomero Espartero, en la localidad madrileña de Vicálvaro. La decidida actuación del teniente Antonio Dávalos el 24 de julio le valió el ascenso a capitán por Real Orden (RO) de 15 de marzo de 1855 sin antigüedad.

Después de sucesivos destinos en Málaga, Algeciras y Valencia, se incorporó con su Regimiento Granada, n.º 34, en abril de 1859, a la Brigada de Vanguardia del Primer Cuerpo del Ejército de África, al mando del capitán general Rafael Echagüe y el brigadier Ricardo de la Saussaye y Duffey. Se habían agudizado las tensiones con las kabilas que amenazaban Ceuta, Melilla, Alhucemas y el Peñón, especialmente las de Anghera y el Rif. En Ceuta se produjeron graves incidentes los días 11, 22 y 24 de agosto y los 9, 10 y 11 de septiembre. El cónsul español remitió notas de protesta del Gobierno a Mohamed-El-Jetib, ministro de Asuntos Exteriores del sultán de Marruecos, notas en las cuales se le pedía que controlara las kábilas y se le advertía de intervención de las fuerzas españolas en la zona de no cesar las agresiones. Ante la lectura del sultán de que para Marruecos las actuaciones del gobernador de Ceuta eran una continua provocación a los moros de la zona, O’Donnell remitió una nota a las Cortes europeas sobre la situación en Ceuta y Melilla. El sultán de Marruecos se avino a dar satisfacciones, pero a pesar de todo el Gobierno declaró la guerra a Marruecos (22 de octubre de 1859), y el mismo O’Donnell asumió el mando de las fuerzas.

Formando parte de ellas, el teniente Dávalos pasó a Ceuta con la división de vanguardia que mandaba el general Echagüe el 18 de noviembre y en la mañana del día siguiente intervino en acciones sobre El Serrallo, el 20 participó activamente en la toma de El Serrallo y alturas próximas a Sierra Bullones, el 22 en los ataques al reducto de Isabel II, el 30 fijó posiciones avanzadas en Anghera, el 19 de diciembre en los combates de las inmediaciones del reducto de Isabel II, el 12 en la de los Castillejos con varias cargas de su Regimiento, que ya fue mencionado como brillante junto a los batallones de Almansa y Príncipe. La actuación decidida del Regimiento de Granada con varias cargas fue mencionada por O’Donnell y Prim en sus informes al Estado mayor general. Al día siguiente, 15 de diciembre, se recrudecieron los ataques moros desde la sierra de Bullones hacia los reductos de Isabel II y Francisco de Asís en un intento de recuperar El Serrallo y amenazar Ceuta. Con una importante fuerza de quince mil infantes y mil jinetes mandados por Muley Abbas, hermano del sultán y jefe de sus ejércitos, avanzó sobre los reductos citados para dominar las alturas. En los duros combates de aquel día, el batallón Granada mandado por el coronel Trillo y con sus oficiales, entre ellos el teniente Dávalos, cargó con sus fuerzas de Infantería hasta empujarlos al otro lado de los barrancos. Según O’Donnell, esta brillante acción decidió la suerte de la jornada. El valor demostrado por las fuerzas intervinientes lo reflejó una vez más en sus informes diarios al Estado mayor general: “El valor de estas tropas raya en lo heroico”. (Informes del capitán general Leopoldo O’Donnell de las Acciones de los días 20, 22, 25, 29 y 30 de diciembre de 1959. Álbum de la Guerra de África. Madrid, Imprenta del diario Las Novedades, 1860).

El 1 de enero de 1860 intervino en la batalla de los Castillejos a las órdenes del general Prim, quien al mando de las fuerzas dio continuadas muestras de un extraordinario valor que se extendió a sus tropas en la más reñida batalla de esa campaña. La victoria abrió el paso del valle de los Castillejos y permitió el acceso a un terreno amplio y despejado, más favorable a los movimientos de un ejército organizado. En el avance hacia Tetuán, el día 10, el teniente Dávalos intervino en las violentas cargas sobre las estribaciones de Monte Negrón y en los combates de las zonas pantanosas de Asmir. El 16 de enero destacó de forma extraordinaria con la tropa a su mando en la acción de Sierra Bermeja, por la que fue distinguido con la Cruz de San Fernando de 1.ª clase.

Participó en misiones de protección de la ruta a Tetuán y embocadura de río Martín, en la batalla y toma de Tetuán los días 4 a 6 de febrero y el 23 de marzo, en la de Wad-Ras a las órdenes del general Echagüe y directas del coronel Trillo Figueroa con su Regimiento de Granada n.º 34 que, muy castigado en las cargas a bayoneta para tomar el puente sobre el río Buceja, recibió el refuerzo de los voluntarios catalanes y de dos batallones mandados por el brigadier Hediger que con la renovada fuerza actuó con extremo arrojo, “sufriendo y causando numerosas pérdidas” (Informe del capitán general Leopoldo O’Donnell de la batalla de Wad-Ras, 23 de marzo de 1860. Álbum de la Guerra de África, pág. 49. Madrid, Imprenta del diario Las Novedades, 1860. Esta definitiva batalla, dio paso a la firma de la paz con Marruecos el día 25 del mismo mes.

Reincorporado a su destino en el Regimiento Granada n.º 34 de Valencia hasta finales de abril, Dávalos, por su destacada actuación en la campaña de Marruecos, además de recibir la Cruz de San Fernando, fue ascendido a capitán de Infantería con antigüedad de 18 de abril de 1855.

Después de intervenir durante los meses de mayo y junio de 1861 en acciones contra grupos carlistas en la zona de El Maestrazgo, pasó destinado primero al batallón provincial de Algeciras y en julio al Regimiento de Infantería de Soria n.º 9 de Sevilla. Después de sucesivos destinos en Málaga, Guadix y Granada, asumió durante los sucesos de septiembre de 1868 el mando de la Comandancia militar de Guadix por orden del capitán general de Granada, ratificada por el presidente del poder ejecutivo, con la orden de restablecer la calma en toda la zona. Con fecha de 18 de abril fue ascendido a teniente coronel por sus actuaciones contra las partidas republicanas en la zona del Marquesado, que desmanteló y puso a disposición del batallón del Príncipe que las perseguía con escaso resultado por la quebrada orografía de la zona. El 20 de junio de 1869 juró fidelidad a la nueva Constitución del Estado ante el alcalde de Guadix, y el 20 de octubre asumió de nuevo el cargo de gobernador militar de la localidad hasta que por Real Orden de 12 de septiembre, quedó suprimida esa comandancia. Estuvo en situación de reemplazo hasta que, por orden del gobierno de la Primera República, pasó destinado a Madrid, a las inmediatas órdenes del ministro de la Guerra Fernando Fernández de Córdova y Rodríguez de Valcárcel, marqués de Mendigorría. Después de unos breves destinos en el Regimiento n.º 13 de Mallorca y en Melilla pasó en abril de 1874 al Ejército del Norte para intervenir en las acciones de la Tercera Guerra Carlista, que pasaba por una situación delicada para el gobierno de la nación ante los éxitos del pretendiente Carlos VII en Navarra, Bilbao y, en particular, por la acción de Somorrostro. Ante esta gravísima situación, el presidente del Gobierno, teniente general Serrano, duque de la Torre, asumió personalmente el mando del Ejército de Operaciones y declaró absolutamente prioritaria para España la liberación de Bilbao.

Reforzó su ejército organizando el Tercer Cuerpo de Ejército, que a las órdenes del teniente general Manuel de la Concha llevó el esfuerzo principal de la tercera batalla de Somorrostro que se inició el 28 de abril y finalizó el día 30, consiguiendo por fin atravesar las líneas carlistas y dejar expedito el camino hacia Bilbao.

En esta campaña el teniente coronel Dávalos intervino con gran decisión en las acciones del 27 y 28 de abril, desalojando a las fuerzas carlistas de sus posiciones en Sierra Muñecas, combatió de nuevo a las órdenes del general Rafael Echagüe y fue gravemente herido, por lo que se le concedió la Cruz Roja del Mérito Militar de 2.ª clase. Trasladado a retaguardia, recibió atención médica en los hospitales de Castro Urdiales y Santander y pasó la convalecencia en Guadix, para reincorporarse luego al servicio en la Plana Mayor del Ejército del Norte en Logroño. En agosto de 1874 pasó de nuevo a Guadix (Granada), donde asumió el mando de la Comandancia militar el 20 de octubre de 1875 y fue ascendido a coronel el 16 de agosto de 1876. De aquí al batallón de reserva de Requena n.º 62 y a mandar la Comandancia de Órgiva (Granada); el 8 de abril de 1879 volvió a Guadix para asumir el mando del batallón de reserva y de la Comandancia, cargos en los que permaneció hasta su retiro, al cumplir la edad reglamentaria, por Real Orden de 23 de mayo de 1882.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exp. personal; Hoja de Servicios.

Álbum de la Guerra de África, Madrid, Imprenta de Las Novedades, 1860; P. A. de Alarcón, Diario de un testigo de la guerra de África, Madrid, Ediciones del Centro, 1860; Cuerpo de Estado Mayor del Ejército, Narración militar de la guerra carlista de 1869 a 1876, Madrid, Imprenta y Litografía del Depósito de la Guerra, 1887; Servicio Histórico Militar, Historia de las campañas de Marruecos, Madrid, Estado Mayor del Ejército, 1943-1951, 4 vols.; G. Ayache, Les origines de la guerre du Rif, Paris-Rabat, Publications de la Sorbonne, Société Marocaine des Éditeurs Réunis, 1981; M. R. de Madariaga, España y el Rif. Crónica de una historia casi olvidada, Melilla, Servicio de Publicaciones de la Ciudad Autónoma, 2000; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando (Infantería), Madrid, Ministerio de Defensa, 2001; J. A. González Alcantud y M. Lorente Rivas, Pedro Antonio de Alarcón y la Guerra de África, Barcelona, Anthropos, 2004; C. Alcalá Giménez-da Costa, La campaña de Marruecos (1859-1860), Madrid, Alcañiz y Fresnos, 2005.

 

Emilio Atienza Rivero