Pérez Hernández, Manuel. Mérida (Badajoz), 8.II.1803 – Madrid, 21.VI.1856. Abogado y vocal de la Comisión de Códigos.
Comenzó sus estudios en Leyes en la Universidad de Salamanca, aunque los concluyó en Sevilla, ciudad a la que se trasladó en 1825 por motivos políticos. En esa ciudad comenzó a ejercer de abogado hasta que en 1828 se trasladó a Écija. En esos primeros años de ejercicio profesional, destacó por su habilidad forense en todo el territorio de la Audiencia de Sevilla. Por ello, decidió trasladarse a Madrid en 1834, donde su bufete alcanzó un merecido prestigio, convirtiéndose en el abogado de la aristocracia de la Corte y enseñando en él el ejercicio práctico de la profesión a notables discípulos como Manuel Silvela. Fue, por lo tanto, una figura destacada del Colegio de Abogados de Madrid, de cuya Junta fue diputado primero, gozando de gran admiración en esta corporación y de la amistad de uno de sus hombres más influyentes: el decano don Manuel Cortina. Además, participó activamente en el Ateneo de Madrid desde su llegada a Madrid, época en la que aparece como secretario de la Primera Sección, hasta prácticamente su fallecimiento. También en esos tiempos se dedicó al periodismo, tanto político y como jurídico, siendo redactor de La Abeja, La Ley, El Español o La España y dirigiendo junto a sus grandes amigos Pacheco y Bravo Murillo el Boletín de Legislación y Jurisprudencia.
A pesar de que nunca se sintió especialmente atraído por la política, en la Legislatura de 1838-1839 se sentó en un escaño como diputado por Badajoz, repitiendo en la Legislatura de 1840. Gran orador en el foro, su voz apenas se escuchó en el Congreso, destacando su intervención en la sesión del 24 de diciembre de 1838, en la que expuso interesantes opiniones en torno a los límites de la inviolabilidad parlamentaria. Sin embargo, cuando el general Espartero asumió la Regencia en septiembre de 1840, fue desterrado por sus ideas políticas moderadas a Guadalajara, y —aunque la medida duró poco más de un mes— esta experiencia le marcó haciéndole renunciar para siempre a su carrera política. A pesar de ser tentado en varias ocasiones para retomar su actividad política, se mantuvo volcado en su faceta de abogado, que tantas satisfacciones y prestigio le había reportado y le iba a reportar.
Todo el mundo jurídico coincidía a la hora de elogiar tanto sus conocimientos como su calidad humana. Por ello, no es de extrañar que se contase con su presencia en las Comisiones de Códigos creadas en 1843, 1846 y 1854. En el seno de estas Comisiones destacó por su inteligencia e importantes aportaciones, asistiendo a todas las reuniones con gran asiduidad y no aceptando en ningún momento remuneración alguna. Probablemente hubiera seguido prestando sus valiosos servicios a la tarea codificadora durante muchos más años, pero la muerte le sorprendió el 21 de junio de 1856 en la ciudad donde se había consagrado como un de los mejores juristas españoles del siglo XIX.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación Electoral: 14, nº. 23 y 18, n.º. 6; Archivo de la Comisión General de Codificación, secc. 7ª. 2, 1, 11 y 40; Ateneo de Madrid, Listas de Socios, (www.ateneodemadrid.net).
J. M. Antequera, La Codificación Moderna en España, Madrid, Imprenta de la Revista de Legislación. 1886, págs. 56, 61 y 76; Boletín semanal de la Revista General de Legislación y Jurisprudencia (BSRGLYJ), t. V, (primer semestre de 1856), n.º. 149, 30 de junio de 1856, “Sección variedades”, págs. 575-576; BSRGLYJ, t. VII, (primer semestre de 1857), “Sección variedades”, págs. 93-95; E. de Saint-Maurice Cabany. Galerie des Notabilites de l´Espagne. Notice nécrologique sur Mánuel de Perez-Hernandez mort à Madrid, le 21 juin 1856, París, Imp. de L. Tinterlin et Cie., 1858 ; R. Díaz Merry, “Manuel Pérez Hernández”, en VV.AA. Biografías de los ex-Presidentes de la Academia y de los jurisconsultos anteriores al S. XX inscritos en sus lápidas. La Real Academia de Jurisprudencia y Legislación al Instituto de Derecho Internacional, t. I, Madrid, Imp. de los Hijos de M. G. Hernández. 1911, págs. 167-182.
Blanca Sáenz de Santamaría y Gómez Mampaso