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Manuel López Campos

Biografía

López Campos, Manuel. Ceuta, 23.I.1800 – ?, s. xix. Militar y caballero laureado de San Fernando.

Se le concedió en 1810 la gracia de cadete de menor edad en el Regimiento de Sevilla, cursando sus estudios en este Cuerpo y en los de Voluntarios de la Corona, Bandera de América de Ferrol y Depósito de Ultramar de la Isla de León.

En 1812 intervino en la Guerra de la Independencia, luchando durante los sitios de la plaza de Astorga (León) y del castillo de Burgos. En 1815 pasó a la Academia Militar de la Isla de León, con la que en 1820 se trasladó a Granada, siendo entre 1821 y 1823 profesor de cadetes en dicha Academia, impartiendo clases de Matemáticas y de Derecho Político, Natural y de Gentes. Ascendido a subteniente en 1823, tras el triunfo de las fuerzas absolutistas se le pasó a la situación de indefinido primero en Granada y más tarde en Sanlúcar (Cádiz), permaneciendo en esta situación hasta ser purificado.

En enero de 1829 fue destinado al Regimiento de Borbón, con el que guarneció la plaza de Valladolid. Se incorporó con su Cuerpo en 1832 al Ejército de Observación de la frontera de Portugal, con el que al año siguiente estableció el cordón sanitario entre este país y Galicia, participando en el mes de diciembre en la acción de Castrogonzalo (Zamora) contra la facción carlista de Cuevillas.

En 1834 pasó con su Regimiento del ejército del Centro al del Norte, combatiendo en la acción de La Población (Santander) y persiguiendo a continuación al general Basilio García.

Al ser fortificada Maestu (Álava) en ese mismo año, entró en el mes de marzo a formar parte de su guarnición, compuesta por nueve compañías del Regimiento de Borbón al mando del 1.er comandante Francisco Álvarez del Manzano, siendo gobernador de la plaza el coronel Juan José de Caula.

El enemigo puso sitio a la plaza en varias ocasiones, pero su guarnición resistió bravamente. El 30 de enero de 1835 sufrió un primer ataque en presencia de don Carlos y dirigido por Zumalacárregui al mando de siete batallones de Infantería, Caballería y varias piezas de artillería, siendo rechazado el asalto.

En el mes de febrero se produjo otro ataque de tres batallones, que se repitió el 7 de marzo, siendo el más duro el que tuvo lugar el 3 de abril, en el que fueron rechazados los carlistas tras doce horas de combate y después de haber hecho más de doscientos disparos de cañón.

Liberada la plaza el 7 de abril por el general Luis Fernández de Córdoba, en ese mismo día publicaba la siguiente Orden General alusiva a sus defensores: “La guarnición de Maestu se ha hecho digna del aprecio de la Reina nuestra Señora, de la admiración y gratitud de la patria.

”Durante 15 meses de continuo sitio o bloqueo ha visto estrellarse contra sus débiles fortificaciones los perseverantes esfuerzos del enemigo, ha sufrido con heroica constancia las mayores privaciones y fatigas.

En completa incomunicación con todas partes, ha sacrificado a su Reina y a su patria todas las afecciones privadas del ciudadano; un solo desertor, un solo hombre débil o cobarde no ha empañado la gloria de sus brillantes armas: la disciplina se ha conservado en toda su pureza: oficiales, sargentos y soldados, todos han rivalizado en bravura y decisión: todos se han hecho merecedores de que el ejército los conozca como el verdadero modelo de las virtudes que siempre le caracterizaron. Su noble ejemplo no puede dejar de excitar la admiración, y de hallar imitadores entre los militares españoles.

”Para hacer justo homenaje al relevante mérito de dicha guarnición hasta donde alcanza mi autoridad, y mientras imploro de S. M. las debidas recompensas, he resuelto: 1.º.- Dar las gracias en nombre de S. M. y del Excmo. Sr. General en jefe del ejército, al gobernador, señores jefes, oficiales, sargentos y tropa de la benemérita guarnición de Maestu, y que esta orden se publique en la general del ejército que opera en las provincias de mi mando, hasta que el Excmo. Sr. General en jefe mande hacer extensiva a la de todo el ejército del Norte. 2.º.- Que el gobernador y los jefes de la guarnición me pasen con toda brevedad noticia de las personas y acciones más sobresalientes, para que recaiga sobre ellas la debida recompensa y estímulo. 3.º.- Que el primer día que formen las tropas de aquella guarnición con las que se hallan a mis inmediatas órdenes en la ciudad de Vitoria, y a presencia de su vecindario, pasen formadas en columnas con distancia por delante de todos los cuerpos, y que éstos, con las armas presentadas y banderas desplegadas, saluden a tan bizarros compañeros de armas a la voz de sus respectivos jefes por la aclamación de viva la guarnición de Maestu, honor a sus virtudes”.

Nombrado el general Valdés ministro de la Guerra y comandante general en jefe de los Ejércitos de Operaciones y Reserva, se dirigía a éstos desde Vitoria el 18 de abril de 1835, recogiendo el artículo 3.º de la Orden General de dicho día las siguientes concesiones: “Quedan condecorados con la cruz de S. Fernando de segunda clase todos los oficiales, y con la de Isabel II los demás individuos de las guarniciones de Olazagoitia y Maestu, sin perjuicio de otras recompensas”.

La concesión de la Cruz laureada de San Fernando a todos los oficiales que participaron en la citada defensa fue muy controvertida, ya que no se realizó el preceptivo juicio contradictorio, no obstante lo cual les sería concedida por Real Orden de 16 de mayo de 1840.

Siguió combatiendo durante 1835, hallándose en las acciones de las Peñas de Artaza (Navarra), puente de Castrejana (Vizcaya) y en el levantamiento del primer sitio de Bilbao, luchando seguidamente en Arrigorriaga (Vizcaya), castillo de Guevara (Álava) y Montejurra (Navarra), siendo en el mes de noviembre ascendido a teniente por antigüedad.

En 1836 combatió en las alturas de Arlabán (Álava) y en Castrejana (Vizcaya), destacando en la batalla del puente de Luchana (Vizcaya), por lo que fue recompensado con el grado de capitán.

Al año siguiente se batió en las alturas de Santa Marina (Vizcaya) y ganó el empleo de capitán por méritos de guerra en el ataque y retirada del puente de Zornoza (Vizcaya). Continuó luchando durante el resto del año, resultando gravemente contuso en el mes de julio durante la acción de Chiva (Valencia).

En 1838 defendió la plaza de Valladolid ante el ataque del conde Negri y al año siguiente persiguió a la expedición de Valmaseda en la sierra de Burgos, siendo en el mes de junio trasladado al 2.º Regimiento de la Guardia Real de Infantería.

A lo largo de 1840 combatió en el Bajo Aragón, estando presente en el sitio y toma de los fuertes de Segura y Castellote (Teruel), y en el del castillo y plaza de Morella (Castellón), ganando una Cruz de San Fernando de 1.ª Clase en la toma de Berga (Barcelona).

Disuelta la Guardia Real en 1841, al año siguiente se incorporó al Regimiento de Almansa con el empleo de 1.er comandante, obtenido en el mes de octubre del año anterior, pero en mayo pasó a la plaza de Zaragoza con licencia ilimitada, trasladándose a Madrid al año siguiente a la espera de la concesión de la licencia absoluta.

Los años siguientes se mantuvo como licenciado absoluto, hasta que en 1846 se le concedió el retiro con 1.080 reales de pensión.

Fue rehabilitado en 1856 y ascendido a teniente coronel, quedando en situación de reemplazo y volviendo a la situación de retiro en el mes de agosto de ese mismo año.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. L-1575.

A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox & Pezuela, 2003.

 

José Luis Isabel Sánchez

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