Moro, Manuel. Villalumbroso (Palencia), 1795 – ?, s. XIX. Militar y caballero Laureado de San Fernando.
Ingresó en 1812 en clase de soldado en el Regimiento de Voluntarios de Castilla, con el que luchó en la Guerra de la Independencia, interviniendo en dicho año en el sitio del castillo de Burgos, cayendo prisionero y siendo conducido a Francia, donde permaneció hasta la firma de la paz en 1814.
En 1815 embarcó hacia Hispanoamérica formando parte del ejército del general Morillo y en las filas del Regimiento de León, tomando enseguida parte en el asedio y toma de Cartagena de Indias y en otras muchas operaciones, cayendo prisionero en el mes de mayo de 1822 tras la derrota de Pichincha frente a las tropas del general Sucre, siendo obligado a embarcar hacia La Habana. En 1821 había sido ascendido a sargento segundo, y al año siguiente a sargento primero y a subteniente.
A su llegada a la Península pasó al Depósito de Medina Sidonia, del que posteriormente fue trasladado al de Osuna, siendo en 1824 declarado indefinido, permaneciendo en esta situación hasta el mes de diciembre del año siguiente, en que se le dio la licencia ilimitada.
En 1828 volvió a la situación de actividad y se le concedió destino en el Regimiento de Borbón, con el que intervino en la Primera Guerra Carlista.
Al ser fortificada Maestu (Álava) en 1834, entró en el mes de marzo a formar parte de su guarnición, compuesta por nueve compañías del Regimiento de Borbón al mando del primer comandante Francisco Álvarez del Manzano, siendo gobernador de la plaza el coronel Juan José de Caula.
El enemigo puso sitio a la plaza en varias ocasiones, pero su guarnición resistió bravamente. El 30 de enero de 1835 sufrió un primer ataque en presencia de don Carlos y dirigido por Zumalacárregui al mando de siete batallones de infantería, caballería y varias piezas de artillería, siendo rechazado el asalto.
En el mes de febrero se produjo otro ataque de tres batallones, que se repitió el 7 de marzo, siendo el más duro el que tuvo lugar el 3 de abril, en el que fueron rechazados los carlistas tras doce horas de combate y después de haber hecho más de doscientos disparos de cañón.
Liberada la plaza el 7 de abril por el general Luis Fernández de Córdoba, en ese mismo día publicaba la siguiente Orden General alusiva a los defensores de Maestu: “La guarnición de Maestu se ha hecho digna del aprecio de la Reina nuestra Señora, de la admiración y gratitud de la patria.
Durante quince meses de continuo sitio o bloqueo ha visto estrellarse contra sus débiles fortificaciones los perseverantes esfuerzos del enemigo, ha sufrido con heroica constancia las mayores privaciones y fatigas.
En completa incomunicación con todas partes, ha sacrificado a su Reina y a su patria todas las afecciones privadas del ciudadano; un solo desertor, un solo hombre débil o cobarde no ha empañado la gloria de sus brillantes armas: la disciplina se ha conservado en toda su pureza: oficiales, sargentos y soldados, todos han rivalizado en bravura y decisión: todos se han hecho merecedores de que el ejército los conozca como el verdadero modelo de las virtudes que siempre le caracterizaron. Su noble ejemplo no puede dejar de excitar la admiración, y de hallar imitadores entre los militares españoles.
Para hacer justo homenaje al relevante mérito de dicha guarnición hasta donde alcanza mi autoridad, y mientras imploro de S.M. las debidas recompensas, he resuelto: 1º.- Dar las gracias en nombre de S.M. y del Excmo. Sr. General en jefe del ejército, al gobernador, señores jefes, oficiales, sargentos y tropa de la benemérita guarnición de Maestu, y que esta orden se publique en la general del ejército que opera en las provincias de mi mando, hasta que el Excmo. Sr. General en jefe mande hacer extensiva a la de todo el ejército del Norte. 2º.- Que el gobernador y los jefes de la guarnición me pasen con toda brevedad noticia de las personas y acciones más sobresalientes, para que recaiga sobre ellas la debida recompensa y estímulo. 3º.- Que el primer día que formen las tropas de aquella guarnición con las que se hallan a mis inmediatas órdenes en la ciudad de Vitoria, y a presencia de su vecindario, pasen formadas en columnas con distancia por delante de todos los cuerpos, y que éstos, con las armas presentadas y banderas desplegadas, saluden a tan bizarros compañeros de armas a la voz de sus respectivos jefes por la aclamación de viva la guarnición de Maestu, honor a sus virtudes”.
Nombrado el general Valdés ministro de la Guerra y comandante general en jefe de los Ejércitos de Operaciones y Reserva, se dirigía a éstos desde Vitoria el 18 de abril de 1835, recogiendo el artículo 3.º de la Orden General de dicho día las siguientes concesiones: “Quedan condecorados con la cruz de S. Fernando de segunda clase todos los oficiales, y con la de Isabel II los demás individuos de las guarniciones de Olazagoitia y Maestu, sin perjuicio de otras recompensas”.
La concesión de la Cruz Laureada de San Fernando a todos los oficiales que participaron en la citada defensa fue muy controvertida, ya que no se realizó el preceptivo juicio contradictorio, no obstante lo cual les sería concedida por Real Orden de 16 de mayo de 1840.
Durante los años siguientes continuó en campaña, ganando la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase en la acción de Úbeda y Baeza, el 5 de febrero de 1838, en la que se enfrentó a la expedición del general Basilio García.
Estaba casado con Carmen Casajús.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. M-4631.
A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox & Pezuela, 2003.
José Luis Isabel Sánchez