Zamora Pérez, Gaspar de. Burgos, m. s. XVI – Monasterio de Herrera (Burgos), 1599 post. Oidor o asesor de Juan de Austria, monje del Císter (OCist.), abad.
Descendiente de una distinguida familia burgalesa, sus padres se llamaron Gaspar de Zamora y Catalina Pérez, matrimonio que disfrutaba de una posición social distinguida, a juzgar por la formación cultural que dieron a su hijo, pues consta que Gaspar se graduó en ambos derechos antes de ingresar en la vida religiosa, y ocupó cargos distinguidos en el mundo; mas habiendo sentido deseos de abrazar la vida monástica hizo su ingreso en el monasterio cisterciense de Herrera (Burgos) en la madurez de sus años, y recibió el hábito monástico el 21 de diciembre de 1580, de manos de fray Plácido de Luzuriaga, religioso cuyos méritos le han hecho acreedor de que figure en los catálogos de santos de la Orden.
El padre Calderón, historiador de la casa, en el capítulo de monjes notables de Herrera, traza de fray Gaspar una breve semblanza, llena de profundo contenido: “Fray Gaspar de Zamora —escribe—, insigne por haber renunciado al mundo en tiempo que se hallaba en él muy radicado, y cuando le prometía muchas esperanzas de grandes conveniencias y honras, porque antes que tomase el santo habito fue graduado en ambos derechos, sirvió algunos años al Señor don Joan de Austria en el officio de Oidor o Assesor, después de muerto don Joan de Austria el Rey Phelipe segundo le honro con una garnacha —especie de toga con sobrecuello grande que caía hasta los hombros—haciéndole oidor de la Coruña, pero esto y todo lo demás que podía esperar lo dejó por servir a Dios en la religión. En el testamento que hizo para profesar, mandó a este Monasterio cien ducados, fue siempre grande religioso, y hizo officio de Maestro de Novicios algunos años, y dos trienios el de Prior y últimamente creciendo en méritos fue electo por abad eño de 1596”.
Durante su gobierno, Pedro Cucho y su mujer, vecinos de Hircio, hicieron donación a Herrera de todos sus bienes en las condiciones señaladas en el documento correspondiente levantado al efecto. Otro matrimonio de Haro ofreció también sus propiedades presentes y futuras, a condición de que los monjes los alimentasen y vistiesen de por vida. Seguidamente se consagraron ambos al Señor y al servicio de la comunidad bajo promesa que se hizo constar en documento público. Este rasgo de caridad era frecuente en aquellos tiempos de fe en que los matrimonios, careciendo de descendencia, ofrecían sus bienes al monasterio a trueque de que les recibiesen a ellos como familiares de la comunidad y partícipes de sus gracias.
Apeó las heredades de Santo Domingo de la Calzada y tuvo la suerte de dar el hábito a fray Nicolás Foagán, monje irlandés que tuvo que huir de su patria a causa de la persecución suscitada contra los católicos; se formó en Herrera luego obtuvo permiso de sus superiores para ir a trabajar a su patria.
No se sabe si después de finalizar su gobierno en 1599 volvería a ser elegido para algún otro monasterio, como era habitual en aquellos tiempos, o bien le sorprendió la muerte en los primeros años del siglo XVII.
Fuentes y bibl.: R. Calderón, Varones ilustres en santidad, letras y dignidades del monasterio de Herrera, s. f. (ms. en Archivo Histórico Nacional, Clero, leg. 1106, fol. 220).
D. Yáñez Neira, El monasterio de Santa María de Herrera, Oseira (Orense), 1972 (inéd.), pág. 159.
Damián Yáñez Neira, OCSO