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José Buenaventura de Esteva y Grops

Biografía

Esteva y Grops, José Buenaventura de. Marqués de Esteva de las Delicias (I). Ferrol (La Coruña), 13.IV.1786 – La Habana (Cuba), 20.XI.1867. Empresario, militar y filántropo.

Bautizado en la parroquia de San Julián del Ferrol, hijo de Gabriel Esteva Samada y de Fidela Grops Escafat, casados en Ferrol el 2 de agosto de 1780. En esa misma ciudad falleció su padre, donde testó el 20 de enero de 1799. Seguramente por este motivo emprendió viaje a Cuba, donde familiares suyos ocupaban cargos de responsabilidad en la isla, llegando a La Habana en 1804. Allí el 14 de marzo de 1817 contrajo matrimonio con María Felipa García Carballo, hija de Manuel García Carballo, natural de España, y de Brígida Gómez, de La Habana.

Relacionado con las mejores familias de la isla pronto vería recompensados sus esfuerzos y habilidades sociales con la concesión de la distinción de conde Palatino por su santidad el papa León el 12 de agosto de 1823 y Caballero de la Espuela de Oro. Por su parte el rey Fernando VII el 16 de agosto de 1824 le nombró capitán de milicias de Caballería de La Habana.

Ese mismo año y por Real Decreto de 11 de octubre se le hizo merced de la llave de gentilhombre de cámara con entrada por los méritos prestados para la construcción del Canal de Manzanares en la isla.

Persona emprendedora y caritativa fue nombrado para desempeñar diferentes encargos de servicio público para los habitantes de la isla como vocal de la Diputación.

Entre ellas la reconstrucción de la villa de Orihuela devastada por un huracán o el plano topográfico de la isla para cuyas acciones hizo varias donaciones. Por estos motivos entre otros muchos el 11 de julio de 1833 se le concedió el título de marqués de Esteva de las Delicias en honor a su Quinta homónima. Precisamente esta propiedad sería la que le daría el mayor de sus méritos con la ocasión de la construcción del acueducto de Fernando VII. Esta obra de ingeniería destinada a transportar las aguas del río Almendares a La Habana con objeto de abastecerla de agua corriente limpia atravesaba esta citada quinta. El marqués que empezó dando todas las facilidades para su construcción finalmente decidió venderla por un precio muy inferior a su coste con el ánimo de dar lugar a que la obra se pudiera realizar.

Esta acción fue agradecida por la junta superior de la Real Hacienda en sesión de 18 de marzo de 1837 justo ese mismo año en que había sido elegido alcalde de La Habana.

El año siguiente fue elegido teniente de alcalde de La Habana y se le dio un nombramiento que a la postre resultaría su mejor acción. Elegido inspector de la Real Casa de Beneficencia realizó su labor con tanto empeño que el año siguiente fue nombrado vocal perpetuo y, merced a su buena dirección, no sólo aumentó los ingresos de la Real Casa sino que promovió la construcción de nuevos hospitales y hospicios, como el de San Dionisio para enfermos mentales.

Coincidiendo con esta meritoria labor, las Cortes el 18 de abril de 1837 habían decidido que las provincias de ultramar fuesen regidas por leyes especiales, para lo cual el capitán general de la isla, Joaquín de Ezpeleta, formó una junta de notables de la que formó parte el marqués desde el 27 de noviembre de 1837 hasta su conclusión el 11 de octubre de 1839.

Este arduo trabajo no le quitó tiempo para sus labores asistenciales, como lo demostró con ocasión de dos fuertes huracanes que asolaron la isla de Puerto Rico y las villas de Trinidad y Santa María del Rosario en Cuba. Reducidas éstas a la miseria, fue nombrado administrador de las mismas por cuya recuperación le fue concedida el 5 de febrero de 1838 la Gran Cruz de Isabel la Católica.

Su fecunda labor hospitalaria también se encaminó hacia la formación de los hospicianos. Suyo fue el proyecto llevado a cabo de una escuela especializada en las máquinas de vapor con el fin de formar maestros, hasta esa fecha extranjeros, que luego trabajasen con las mismas en las plantaciones de caña incrementando su productividad. Con el mismo ánimo abrió la que sería primera fábrica de fósforos de la isla regentada por la Casa de Beneficencia. El mismo empeño tuvo en la introducción del cultivo de la cochinilla cuyos esfuerzos fueron de tal magnitud y provecho para la isla que la capitanía general, la Real Junta de Fomento, el Ayuntamiento de La Habana y la Real Sociedad Económica instaron al gobernador de la isla a que se elevara a conocimiento de la reina Isabel II las acciones del marqués y así los honores concedidos hasta la fecha se continuaron con la concesión el 7 de octubre de 1839 de la Cruz Supernumeraria de Carlos III y el 14 de enero del siguiente año la Gran Cruz de la misma orden.

Agotado por tanta actividad decidió retirarse un tiempo a descansar pero inmediatamente fue requerido para que junto al gobernador, el príncipe de Anglona, el conde de Fernandina y el mariscal de campo Mariano Carrillo acometieran la dirección de la construcción de una carretera sobre la antigua vía militar de Tacón para facilitar las comunicaciones de la isla.

Por Real Orden de 8 de junio del citado año se le confirió el grado de teniente coronel de milicias disciplinadas.

Pero su labor continuó con otras acciones meritorias, como el ser nombrado juez comisario del Tribunal Mixto de Justicia para el cumplimiento de los tratados con Gran Bretaña, la construcción de una conducción de aguas entre el barrio de San Lázaro de La Habana y la Beneficencia, la construcción de la carretera entre las localidades de Logroño y Soria o la reconstrucción de su bolsillo de la ermita de San Nicolás. El mismo empeño puso en la construcción en el departamento de Matanzas de un cuartel que alojara trescientos hombres que vigilaran los levantamientos que se estaban produciendo.

Por todos estos motivos, y a instancias del superintendente de la isla que recomienda se le conceda ese cargo por carta de 17 de septiembre de 1843, se le entrega la llave de gentilhombre de cámara con ejercicio el 4 de octubre de 1843 por los servicios prestados.

Siguiendo la escala de honores militares el 8 de noviembre sería promovido a coronel de milicias hasta el 7 de julio de 1852 en que sería ascendido a brigadier.

Para acabar, la reina Isabel II le otorgó la grandeza de España el 22 de diciembre de 1866. Poco después fallece en La Habana el 20 de noviembre de 1867.

 

Fuentes: Archivo Histórico Nacional, Estado Carlos III, exp. 2394; Consejos, 8981, A.1833, exp. 1249; Consejos, L.753, F.2; Consejos, L.634, A.1833; Secc. Nobleza, Esteva, C.1, D.2; Archivo General de Palacio, Per 16880-2; Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. E-1544.

 

Diego Valor Bravo de Medina

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