Tapiz García, Pedro. Andosilla (Navarra), 9.I.1673 – Durango (México), 13.IV.1722. Obispo de Durango y obispo electo de Guadalajara.
Hijo de un navarro y una riojana, nació en Andosilla, en cuya escuela parroquial cursó sus primeras letras. No se tiene constancia de otros estudios ulteriores, hasta que, el 5 de febrero de 1697, en una sola jornada de exámenes logró los grados de bachiller en Artes, y bachiller, licenciado y doctor en Teología, en la Universidad del Monasterio de Irache. Ordenado presbítero, opositó a las Canonjías Magistrales de Briviesca y de la Colegial de Alfaro, logrando el cargo de abad de la iglesia de Santa María de los Ángeles o del Burgo, en Alfaro (La Rioja, entonces Castilla), en 1699. Enseguida fue nombrado también vicario general de la diócesis de Tarazona (a la que pertenecía Alfaro) para el partido de Castilla. Durante la Guerra de Sucesión, tomó partido por Felipe de Anjou, llegando, en 1708, a formar a su costa una compañía de cincuenta eclesiásticos que acudió a defender Tarazona frente a las tropas austríacas.
En 1711 Felipe V lo presentó al Papa para obispo de Durango (Nueva Vizcaya, hoy México). Hacia allí partió inmediatamente, aunque el viaje fue largo y no llegó hasta febrero de 1713. Alcanzado su destino, tomó posesión de la diócesis en calidad de administrador, porque las bulas con el nombramiento papal no llegaron hasta principios de 1715. Sólo entonces pudo ser consagrado obispo (3 de febrero de 1715), en Santa María de Zacatecas. Inmediatamente comenzó la primera visita pastoral a su diócesis, recorriendo miles de kilómetros por caminos tortuosos y paisajes áridos; de ella dio buena cuenta al Rey en cartas sucesivas. En 1720 efectuaría una segunda visita también bien descrita por correo. Durante su episcopado concluyó las obras de la Catedral de Durango, construyendo una de las torres, modelando la fachada, tallando y dorando el coro. Preocupado por la formación de su clero, unió su exiguo Seminario al Colegio de los Jesuitas, dotando las plazas de los seminaristas de las rentas episcopales. Intentó convertir ese Seminario refundido en Universidad, pero no obtuvo el permiso del Consejo de Indias. Estimuló y protegió las misiones, especialmente las jesuíticas, corrigiendo algunos excesos del clero laico y de los franciscanos.
De todo ello informó puntualmente a su Rey, a través de las cartas que se conservan en el Archivo de Indias.
Falleció en Durango, donde fue enterrado, aunque envió su corazón a la iglesia alfareña de la que había sido párroco. A los tres días de su muerte, llegó a Durango su nombramiento como obispo de Guadalajara (México).
Obras de ~: [“Correspondencia”], ms. en Archivo General de Indias (Sevilla).
Bibl.: G. Porras Muñoz, Iglesia y Estado en Nueva Vizcaya (1562-1821), Pamplona, Universidad de Navarra, 1966; J. R. Gurpegui, Pedro Tapiz y García (1673-1722). Un andosillano con vocación de servicio, 2004 (inéd.).
José Ramón Gurpegui Resano