Izquierdo, Juan. Peñafiel (Valladolid), p. t. s. XVI – Valladolid, p. t. s. XVII. Empírico o cirujano práctico.
Fue el empírico o cirujano práctico más importante del Renacimiento en España y uno de los más hábiles de Europa. Su actividad representa el ejercicio quirúrgico en la España renacentista. Comenzó su actividad profesional de modo itinerante hacia 1555 y, desde 1560, se asentó en Valladolid, y como no había hecho estudios universitarios, solicitó presentarse al examen del Protomedicato a fin de obtener el permiso para ejercer de cirujano. No se conoce de quién o dónde aprendió su arte manual, que realizaba con gran pericia y que consistía en la cura de quebrados sin causar por ello impotencia, es decir, corregir las hernias inguinales sin llevarse por delante los órganos de la generación, ya que realizaba la herniotomía sin castración, según la técnica ideada por Ambrosio Pareo y Pedro Franco, en Francia; efectuaba la cura de roturas, o sea, de fracturas óseas, y la cura de los males de orina mediante tratamiento médico, podía hacer un diagnóstico correcto por medio del empleo de candelillas de cera, con lo que lograba diferenciar entre la existencia de litiasis, de carnosidad o de flemas en la uretra o en la vejiga y si eran o no producidos por un cálculo; en las mujeres era capaz de extraer la litiasis por la propia uretra y en los hombres, lo hacía por medio de la operación de la litotomía o talla perineal a la italiana, según la técnica de Bautista Rapallo, que realizaba con gran destreza y precisión, para lo cual disponía de todos los instrumentos y libros necesarios, por lo que tenía una preparación tanto teórica como práctica. La intervención comportaba un gran riesgo para la vida del paciente, y en ella era ayudado por su criado, quien le mantenía a los enfermos y los sujetaba fuertemente, incluso atándose a ellos; sus actuaciones quirúrgicas causaban asombro; de ellas existen referencias documentales desde 1566 hasta 1592.
Se le tenía por un hombre docto en su oficio y, hacia 1571, obtuvo de la Corte el privilegio de poder enseñar. Fueron discípulos suyos el licenciado Martín de Castellanos y Juan Martín Sanz. Su prestigio se mantuvo durante veinte años y su fama lo llevó a un ejercicio itinerante por toda Castilla; acudía allí donde lo llamaban para ejercer su técnica. Fue alabado en sus escritos por Francisco Díaz, quien reconocía su arte.
Bibl.: F. Díaz, Tratado nuevamente impreso de todas las enfermedades de riñones, vejiga y carnosidades de las verga y urina, Madrid, impresor Francisco Sánchez, 1588; J. Revilla, “La enseñanza de curar la retención de orina en Valladolid en el siglo XVI”, en Boletín del Consejo de Colegios Médicos (octubre de 1942); J. Riera Palmero, “El licenciado Izquierdo y otros profesionales”, Salamanca, en VV. AA., Actas II Congreso de Historia de la Medicina, I (1965), págs. 113-154; J. Riera Palmero, Cirujanos, urólogos y algebristas del Renacimiento y Barroco, Valladolid, Universidad, Acta Histórico Médica Vallisoletana XXIX, 1990; A. Rojo Vega, “Enfermos y sanadores en la Castilla del siglo XVI”, en Historia y Sociedad, Valladolid, Universidad, 1993; M. Pérez Albacete, “La Urología en el Renacimiento y Barroco”, en Historia Biográfica y Bibliográfica de la Urología Española, Madrid, Edicomplet, 2000, pág. 103.
Mariano Pérez Albacete