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Gabriel Gómez Lobo y Parrado

Biografía

Gómez Lobo y Parrado, Gabriel. Herencia (Ciudad Real), 7.VI.1792 – ?, ú. t. s. XIX. Militar, brigadier de Ingenieros.

Entró en el Ejército en 1809 en el Batallón de Voluntarios de Honor de la Universidad de Toledo. Permaneció en esta unidad hasta septiembre de 1810, fecha en la que el batallón se fusionaba con el Colegio General Militar de San Fernando en Cádiz. En esta etapa estuvo integrado en el ejército del duque de Alburquerque, acompañándolo en su retirada a la isla de León en Cádiz. En 1813 pasaba, igualmente como alumno, a la Academia provisional de Ingenieros en esa misma ciudad.

En 1814, una vez completados sus estudios, salía de la Academia como teniente, para pasar destinado al Regimiento del Arma que se reorganizaba de nuevo en Alcalá de Henares. En 1815, ascendido a capitán, era destinado al Ejército del Perú, no pudiendo embarcar hasta 1817. Cuando se acercaba a su destino fue hecho prisionero por los insurgentes en aguas de Chile, y conducido al depósito de “las Bruscas” (campo de detención de prisioneros “realistas”). En 1819, conseguía fugarse del citado depósito, presentándose en el Ejército Realista de Lima, cuyas vicisitudes siguió hasta junio de 1820, en que era nombrado jefe de la Comandancia de Ingenieros de la plaza del Callao. Estuvo en la defensa de la plaza, en su puesto como jefe de Ingenieros, hasta que ésta tuvo que capitular, embarcando para Cádiz, en virtud de lo estipulado en la citada capitulación.  

Después de su llegada a España en 1822, prestaba sus servicios en la plaza de Cádiz y, en 1823, ante el ataque de “Los Cien Mil Hijos de San Luis”, era nombrado mayor de Brigada, encargado de la fortificación de la ciudad, durante el sitio posterior realizado por los franceses.

Con licencia indefinida por su acción a favor de los constitucionalistas, al año siguiente era depurado y destinado al Regimiento del Arma, donde permaneció hasta 1825, año en el que se le nombraba profesor del Colegio General Militar de Segovia, cargo que ejerció dos años.

De 1833 a 1838 estuvo empeñado en la Guerra Carlista, en la que tomó parte integrado en el Ejército del Norte. Entre sus acciones más distinguidas se pueden señalar el establecimiento de la línea de defensa de Zubiri bajo fuego enemigo, la dirección de la fortificación de Logroño, las acciones de Peñacerrada, Lodosa y Villafranca de Montes de Oca, así como el ataque y toma de Valladolid, lo que le valió la concesión de la Cruz de San Fernando de 1ª Clase, según Real Cédula de 8 de marzo de 1838.

En 1840 era destinado nuevamente como profesor, al Colegio General Militar de Segovia, permaneciendo en el centro de enseñanza hasta 1845, año en el que pasaba a mandar el Regimiento de Ingenieros en Guadalajara.

Ascendió a brigadier de Ingenieros en 1857, fue destinado como director-subinspector de Ingenieros de Puerto Rico y posteriormente de Burgos, Andalucía y Granada sucesivamente, además de gobernador militar de esta última plaza, donde aún permanecía en 1863. En 1866 ya no figura en el Estado de Ingenieros de ese año, por lo que, con anterioridad, habría fallecido o pasado a la situación de retiro.

Estaba en posesión, además de la Cruz de San Fernando, ya citada, de las Encomiendas de Isabel la Católica, y de la de Carlos III y de la Cruz y Placa de San Hermenegildo.

           

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exps. personales.

Estados del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1815-1866; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial del Arma de Ingenieros (Madrid, Ministerio de Defensa), n.os 63-66 (2001 y 2002).

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño