Águila, Antonio del. ?, s. m. s. XV – 1523. Alcaide de Ciudad Rodrigo y alcalde de las sacas de las cosas vedadas de Ciudad Rodrigo y su tierra.
Hijo de Diego del Águila, alcaide de Ciudad Rodrigo, sustituyó a su padre al frente de esta tenencia en 1489. Desempeñó un papel muy destacado en la escena política local. En diciembre de 1489 los Reyes Católicos le concedieron la alcaldía de las sacas de las cosas vedadas de Ciudad Rodrigo y su tierra, importante cargo con competencias de tipo económico que también había ostentado su progenitor.
Sin embargo, Antonio del Águila tuvo que designar un lugarteniente en 1498 para poder desempeñarlo, puesto que recayó en Alonso de Mora.
La influencia de Antonio Águila en la villa se afianzó merced a la concesión de sucesivas prebendas a favor de los distintos miembros de su clan. Bernardino del Águila, su hijo, recibió un regimiento dentro del concejo en premio a los servicios prestados por su padre a la Corona.
La supremacía de los Águila en Ciudad Rodrigo encontró la oposición de diversos linajes locales que rivalizaban por hacerse con el control del gobierno urbano. En 1496 el bachiller Diego de Yangüas fue el encargado de establecer una tregua entre Antonio del Águila y Esteban Pacheco, que militaba en uno de los bandos urbanos opuesto al clan de los Águila.
Siendo alcaide de Ciudad Rodrigo, Antonio del Águila acometió importantes obras de remodelación del alcázar entre 1501 y 1511 por razones de tipo militar y defensivo. Según el testimonio prestado por el alcaide durante la tasación de las obras llevadas a cabo, el alcázar, la cava y la barrera se encontraban en muy mal estado a comienzos del siglo xvi. Asimismo, era necesario acondicionar dependencias para alojar a la guarnición y para el almacenamiento de pertrechos de guerra y bastimentos. Antonio del Águila gastó aproximadamente tres mil ducados en estos trabajos de reparación. La realización de estas obras coincidió además con el período de crisis dinástica y política que se abrió a la muerte de la reina Isabel.
Es interesante observar que tras el acceso al trono de Felipe I, el nuevo Monarca confirmó a Antonio del Águila la alcaidía de Ciudad Rodrigo el 22 de agosto de 1506, lo que hace pensar que desde un primer momento este personaje se mostró leal al nuevo Monarca. Tras la muerte de Felipe I, las luchas de bandos se reactivaron en Ciudad Rodrigo, al igual que ocurrió en otros centros urbanos del reino de Castilla. El corregidor se encastilló en la torre de la catedral, pese a haber recibido una orden para abandonar esta posición. En respuesta a estos disturbios, Antonio del Águila reclutó tropas y rodeó el alcázar con una cava y una barrera. Como regidor de la villa tenía la custodia de las llaves de las puertas, lo que en los meses que siguieron al fallecimiento del Rey fue motivo de disputas, pues Antonio del Águila ordenó su cierre con el fin de evitar la entrada de gentes armadas que causaran más alborotos y escándalos. Desafortunadamente, alguien rompió las puertas y robó las cerraduras.
La llegada al trono de Carlos I no supuso grandes cambios en la nómina de alcaides y tenentes de fortalezas regias, pues el 27 de enero de 1519 Antonio del Águila volvía a ser reafirmado en su puesto que ocuparía hasta su fallecimiento en 1523. A partir de esta fecha la alcaidía y tenencia de Ciudad Rodrigo recaerá en su hijo Francisco del Águila, quien a su vez nombró a Feliciano de Silva, vecino de la villa, como su lugarteniente.
Bibl.: A. Bernal Estévez, El concejo de Ciudad Rodrigo y su tierra durante el siglo xv, Salamanca, Diputación Provincial, 1990, págs. 68-70; J. I. Martín Benito, El alcázar de Ciudad Rodrigo: poder y control militar en la frontera de Portugal (siglos xii-xvi), Ciudad Rodrigo, Centro de Estudios Mirobrigenses, 1999, págs. 66-67; M.ª C. Castrillo Llamas, La tenencia de fortalezas en la Corona de Castilla: relaciones de poder entre monarquía, nobleza y ciudades. Siglos xiii-xv, Madrid, Universidad Complutense, 2003, págs. 629-630 y 1.511-1.512.
María Concepción Castrillo Llamas
