González de la Reguera y Pomar, Juan Domingo. Comillas (Cantabria), 21.VII.1720 – Lima (Perú), 8.III.1805. Obispo de Arequipa, Santa Cruz de la Sierra y arzobispo de Lima (1782-1805).
Fueron sus padres Tomás de la Reguera y María Pomar. Estudió, durante siete años, Filosofía y Teología en la Universidad de Salamanca. Llamado por su tío Dom Pedro Cotera, abad benedictino del monasterio de Montserrat, vivió con él en Lima hasta que en 1748 entró al servicio de Gregorio de Molleda y Clerque, arzobispo de Charcas, quien le ordenó de sacerdote y le nombró cura de Talavera de Puna y, después, de Oruro. Posteriormente fue nombrado visitador del Arzobispado y cura de La Concepción de Potosí y de San Cristóbal. Allí estuvo quince años entregado a la labor pastoral con gran celo. Seguidamente, ganó una plaza de canónigo racionero de Arequipa. Afectado seriamente de la vista, pidió licencia para curarse en Lima; se embarcó en Quilca en agosto de 1769 y llegó el 8 de septiembre. Al encontrarse Arequipa como sede vacante, le nombró procurador de su diócesis para participar en el VI Concilio Provincial Limense en 1772.
Cinco años después, en 1777 fue nombrado obispo de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. Nada más llegar a su nuevo destino, emprendió la visita pastoral y estableció el seminario. Confirmó a más de doce mil personas, consagró cien aras de altar y confirió a muchos las sagradas órdenes. En 1781 fue nombrado arzobispo de Lima. A pesar de estar convulsionado todo el territorio por el reciente levantamiento de Tupac Amaru, se puso en camino el 20 de octubre del mismo año y tomó posesión de la sede arzobispal el 15 de febrero de 1782. Nada más llegar, examinó a todos los miembros de su numeroso clero, renovándoles sus licencias, si lo merecían, y ordenó conferencias morales y litúrgicas en las vicarías foráneas. Visitó la Arquidiócesis en toda su extensión. Hizo practicar el empadronamiento general de todas las parroquias de que constaba la Arquidiócesis. Dio instrucciones muy concretas a los nuevos párrocos sobre la catequesis, acentuando los temas del bautismo y del matrimonio.
Reglamentó el uso de las campañas y las costumbres de los funerales aparatosos y de los lutos excesivos; concretamente prohibió las plañideras o lloronas. Trabajó en el arreglo de los monasterios, reduciendo el número de las religiosas. Principalmente insistió en reducir el número de criadas al servicio de las religiosas y a que abandonaran el claustro las mujeres no consagradas con votos. En particular, procuró la reforma del beaterio de las Amparadas. Suprimió las procesiones nocturnas, incluidos los rosarios, por los muchos desórdenes, y prohibió colocar imágenes religiosas en las vías públicas En 1787 impulsó la misión del padre Álvarez de Villanueva en Ocopa, quien gracias al padre Sobreviela dio un notable apoyo a las conversiones. Concluyó la refacción de la catedral con la construcción de las dos torres por el arquitecto Luis de Lorenzana en 1794.
Confió al sacerdote arquitecto Matías Maestro el retablo neoclásico que se conserva, pero que actualmente ha quedado despojado de plata y detalles ornamentales, y también le encargó el arreglo del local del seminario de Santo Toribio, destinando 13.000 pesos para su refacción.
En los veintitrés años de abnegada misión, Perú tuvo cinco virreyes (Jáuregui, Croix, Gil, O’Higgins y Avilés), quienes, al igual que la población, supieron valorar a su pastor y reclamaron condecorarle con la Real Orden de Carlos III. Así lo hizo el rey Carlos IV.
Falleció el viernes 8 de marzo de 1805. Tenía ochenta y cuatro años, siete meses y quince días.
Bibl.: P. García y Sanz, Apuntes para la historia eclesiástica del Perú, Lima, 1876; J. A. Valle, Galería de retratos de los arzobispos de Lima (1541‑1891), ed. de D. de Vivero, Lima, Imprenta Librería Clásica y Científica, 1892; R. Vargas Ugarte, Historia de la Iglesia en el Perú, Lima y Burgos, Imprenta Santa María, 1953; A. Egaña, L. Lopetegui y F. Zubillaga, Historia de la Iglesia de España en la América Española, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1965‑1966.
José Antonio Benito Rodríguez
