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María Pulpillo

Biografía

Pulpillo, María. La Pulpillo. Granada, 21.III.1763 – Madrid, 1809. Actriz y cantante.

De ascendencia noble, María Josefa Juana Benita, más conocida como la Pulpillo, destacó desde muy pronto por sus excelentes aptitudes musicales. Hija de Nicolasa del Barco y Mateo Pulpillo, director de compañía teatral, comenzó su carrera de tonadillera a una edad muy temprana, en la ciudad de Cádiz. Según la descripción aportada por sus contemporáneos, era “pálida, alta y vestía con lujo”. Gracias a la fama que se granjeó durante su periplo en los escenarios gaditanos, se requirió su presencia en los teatros madrileños, como sexta dama en la compañía de José Ponce, a la edad de quince años. Junto a su padre se trasladó a la Villa y Corte, donde vivieron juntos hasta el fallecimiento de éste en 1796. En ese mismo año, María se desposó con el músico Blas de Laserna, a quien tuvo como maestro de Canto.

Desde el momento de su debut en Madrid las noticias que se conservan relativas a sus cualidades como cantatriz son muy favorables. Como sucedió con tantos actores y actrices de su época, fue habitual que el público percibiera los planos público y privado de su vida como uno solo. Esto propició que buena parte de las composiciones que interpretó durante su carrera la tuvieran a ella misma como su protagonista, lo que, claro está, hacía las delicias de los espectadores.

Sus portentosas cualidades vocales (parece ser que dominaba los denominados gorgoritos italianos que tan en boga estaban y tanto gustaban al público madrileño) le permitieron interpretar también algunas de las óperas italianas de moda que, traducidas al castellano, se ofrecían en los Teatros del Príncipe y de la Cruz.

Por otro lado, resulta destacable en el contexto de la discreta vida privada de la que hizo gala el intento de secuestro del que fue objeto una noche a la salida, junto a su padre, del Teatro de la Cruz, donde actuaba en aquel momento. Ambos fueron rescatados por el famoso torero sevillano Joaquín Rodríguez, Costillares, lo que ha hecho pensar, a falta de documentación que corrobore el suceso, que el origen de la historia haya que buscarlo en ese tópico de fuerte raigambre popular que suele emparejar a las figuras de la tonadillera y el torero.

A pesar de su éxito escénico, en marzo de 1794, María Pulpillo, que por aquel entonces, a la edad de treinta y un años, trabajaba en la compañía dirigida por Eusebio Ribera, solicitaba la jubilación alegando, entre otras cosas, el agotamiento provocado por tantos años de profesión, la falta de papeles acordes con su edad y, según sus propias palabras, lo repugnante que le resultaba su propio oficio.

La Pulpillo moriría a los cuarenta y seis años de edad aquejada por las más que frecuentes dificultades económicas que padecían los de su profesión, tal y como se infiere del hecho de que su entierro en el cementerio madrileño de la Puerta de Fuencarral se llevara a cabo “de limosna”.

 

Bibl.: E. de Palacio, “María Pulpillo”, en La Ilustración Española y Americana, IX (1899), págs. 143-146; J. Subirá, La tonadilla escénica, Madrid, Tipografía de la Revista de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1928-1930, 3 vols.; M. Angulo Egea, “María Pulpillo: los problemas de una cantatriz del siglo XVIII”, en L. García Lorenzo (ed.), Autoras y actrices en la historia del teatro español, Murcia, Festival de Almagro-Universidad, 2000.

 

Francisco Sáez Raposo

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