Alfaro y Godínez, Agustín. Salamanca, 16.II.1819 – Madrid, 20.XI.1898. Director general de Administración Local y político.
Aunque abulense por nacimiento y patrimonio, su profesión y carrera política le llevan a afincarse en Madrid. Frecuenta sus ambientes culturales, es miembro de la Sociedad Económica Matritense y socio del Ateneo Científico, Literario y Artístico (1849) sin menoscabo de su profesión, jefe superior de Administración Civil. Pronto abrazó las ideas progresistas y salta a la política. En las elecciones de diciembre de 1846 sale elegido diputado progresista por Rivadavia (Orense). En lo que queda de esta legislatura de 1847-1848, participa con sus discursos sobre la propiedad y la jurisdicción de minas. En la siguiente de 1849-1850 es secretario del Congreso, forma parte de las comisiones de corrección de estilo, secretario de la de libertad de imprenta, sobre la que versan todos sus discursos, y miembro de la que felicitaría a la reina por su embarazo. Su decisión de continuar en la política le lleva a volver los ojos a la provincia que le vio nacer, al distrito de Arévalo donde tiene sus propiedades. Agustín Alfaro oscila entre el 41-42 mayor contribuyente por territorial entre 1872-1876 y conservará durante toda su vida sus propiedades rústicas en Maello, Sanchidrián, Donvidas, Madrigal, Aldeaseca, Barromán, Castellanos de Zapardiel, Moraleja, San Vicente de Arévalo y Canales, además de sus fincas de Arévalo exentas de cargas. De ahí la importancia de este distrito y provincia en su trayectoria política. En las elecciones de agosto de 1850 fue elegido diputado por Arévalo, repite como secretario del Congreso en las comisiones citadas y en otras nuevas, como la permanente de actas y de presupuestos, de las que es secretario, de las de contestación al discurso de la Corona, inspectora de deuda pública y enajenación de varias minas y fábricas del Estado.
En 1853 vuelve a salir diputado por Arévalo, pero también por Totana (Murcia) y opta por este último distrito, pero en las elecciones de marzo de 1857 y en las de octubre de 1858 vuelve a salir diputado por Arévalo. En estas legislaturas desde 1853 hasta que causa baja en agosto de 1863 participa, entre otras comisiones, en las de Gobierno interior, reforma del Código Penal, presupuestos, del ferrocarril de Segovia a Arévalo, de leyes de imprenta, reemplazo, electoral y diversas de etiqueta.
Las lides políticas en modo alguno estorban su vida profesional. Con el palentino Agustín Esteban Collantes, también jefe superior de Administración Civil, político y que menudea en los mismos ambientes intelectuales que él, dirige entre 1851 y 1855 el Diccionario de agricultura práctica y economía rural, y en 1860 es director general de Administración Local.
Tampoco la política le priva de colaborar en periódicos literarios como El Alba, El Fénix y La Ilustración Católica, la prestigiosa La Verdad Económica y es socio del Ateneo hasta 1891. Pero forzoso es reconocer su fuerte inclinación a la política, que ni siquiera abandona jubilado en marzo de 1879. Regresa a la política, pero como senador conservador por Albacete (1877) y Ávila (1884-1885). En estos años participa en distintas secciones, en las comisiones de presupuestos, de tratados de comercio con Grecia y Dinamarca, varias de carreteras, ferrocarriles y de contestación al discurso de la Corona.
Obras de ~: La Posdata: los redactores a S. M. la Reina Doña María Cristina de Borbón en su feliz regreso a España, Madrid, La Posdata, 1844; con A. Esteban Collantes (dirs.), Diccionario de Agricultura práctica y economía rural, Madrid, L. García, A. Pérez Dubrull, M. Minuesa y C. Armesto, 1851-1855, 7 vols.; Versos leídos en el Ateneo de Madrid el 5 de mayo de 1889, Madrid, Fernando Fe, 1889.
Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Expediente personal del Senador D. Agustín Alfaro y Godínez, por las provincias de Albacete y Ávila, HIS-0016-01.
P. Carasa Soto (dir.), Elites políticas castellanas de la Restauración. Diccionario biográfico de parlamentarios castellanos y leoneses (1876-1923), vol. I, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1997, págs. 73-74.
Pilar Calvo Caballero
