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Rodrigo Íñiguez

Biografía

Íñiguez, Rodrigo. ¿Estella (Navarra)?, f. s. XII – ?, m. s. XIII. Decimotercer maestre de la Orden Militar de Santiago.

De la procedencia geográfica y social de Rodrigo Íñiguez nada se sabe con seguridad. Se ha afirmado que era natural de Estella, y también que procedía del linaje de los Mendoza, pero no se trata de hechos que puedan probarse. Un Rodrigo Íñiguez, que no se sabe con certeza si se corresponde o no con este personaje, es trece de la Orden en 1222 y fugaz comendador mayor de Uclés en los primeros meses de 1224. Como comendador de Toledo se documenta otro Rodrigo Íñiguez en 1229, pero no es fácil que se produjera este “descenso” en el cursus honorum de un freire santiaguista. De lo que no cabe la menor duda es de que a partir de 1230, con la encomienda mayor de la Orden en León ubicada en Montánchez, Rodrigo Íñiguez asumió su titularidad y la mantuvo hasta su elección como maestre. Siendo comendador mayor de León protagonizó la conquista de Medellín a comienzos de 1234.

Fue probablemente elegido como decimotercer maestre de la Orden en enero de 1238, semanas después del fallecimiento de Pedro González Mengo, en diciembre del año anterior, durante su relativamente corto maestrazgo, de no más de cinco años de duración, la Orden de Santiago estuvo activamente comprometida en tareas reconquistadoras: en el reino de Portugal el comendador mayor Pelayo Pérez Correa fue, en buena medida, responsable de la ocupación de Mértola, Ayamonte y Tavira entre 1238 y 1239, y en el sureste castellano, en tierras de Montiel y en dirección a Murcia, la Orden participó en la incorporación de Hornos, Beas de Segura y la propia Segura de la Sierra, poco antes de que en agosto de 1242 Fernando III entregara en recompensa al maestre Rodrigo Íñiguez y a su milicia este último y estratégico enclave.

Pero el avance reconquistador, que era también incremento de las posibilidades colonizadoras de la Orden, no siempre se tradujo en pacífica consolidación patrimonial. Pensemos, por ejemplo, que en 1238 y sólo en la comarca de Montiel la Orden tenía en funcionamiento más de medio centenar de iglesias, y ello despertaba el recelo del todopoderoso arzobispo de Toledo, defensor de una suerte de monopolio eclesiástico sobre tierras adquiridas a los musulmanes. De ello se derivaron gravísimos contenciosos en los que no se ahorraron episodios de violencia, que valieron al maestre Rodrigo Íñiguez y a un buen número de sus comendadores la excomunión contra ellos lanzada en los primeros meses de 1242.

Desde luego, no se puede decir que el maestre Rodrigo Íñiguez no luchara por los intereses de su Orden a lo largo de su gestión al frente del maestrazgo. Se ha hablado, no sin razón, de que contribuyó a diseñar un mapa señorial ajustado a las principales y rentabilísimas vías de circulación ganadera: tanto en torno a la vía de la Plata como a lo largo de las cañadas que desde Uclés y Cuenca llegaban a Montiel y Segura. Todo ello se tradujo en un despliegue comendatario sin precedentes que conviene hacer arrancar de la etapa del maestrazgo de Pedro González Mengo, en la que Rodrigo Íñiguez era el responsable leonés de la Orden, y ese despliegue no hará sino consolidarse en los años posteriores de su administración como maestre. En 1236 aparecen ya bien documentados los comendadores de Montánchez, Medellín, Mérida y del enclave salmantino de Barruecopardo. El comendador de Montiel figura ya en documentos de 1237 y un elocuente comendador de la Frontera lo hace en 1240, junto a los titulares de Estremera, Alarilla, Salvanés y Valdepuerco. Un año después, el listado se hace casi interminable: Almaguer, Belmonte, Santa Cruz, Albánchez, Torre de Zafra, Campos, Santa María del Páramo, Moratalla, Santiago, Torres, Beas, Alhambra, etc.

Un panorama de tan creciente complejidad exigía una atención precisa a los aspectos estrictamente disciplinares de la vida de la institución, y, aunque no se documentan establecimientos anteriores al maestrazgo subsiguiente de Pelayo Pérez Correa, el cronista Rades informa de unos “estatutos” promulgados bajo el gobierno de Rodrigo Íñiguez en un Capítulo General celebrado en Mérida en 1239. Allí se habrían ordenado algunos aspectos “tocantes a la reformación del modo de vivir” de los freires, y ello no habría dejado de provocar algunas resistencias, entre otras, la muy significativa del comendador mayor de Uclés Martín López de Soria.

Rodrigo Íñiguez debía de ser hombre mayor cuando accedió al maestrazgo. Su fervorosa dedicación a la Orden, no exenta de contratiempos más que notables, debió de acabar minando su salud, y quizá fue este hecho la causa de su renuncia en noviembre de 1242.

No hay razón que permita considerar ésta como la fecha de su muerte, como quiere Rades, quien, además, informa de su sepultura en la iglesia mayor de Mérida.

 

Bibl.: F. de Rades y Andrada, Chronica de las Tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, parte Chronica de Sanctiago, Toledo, 1572 (ed. facs. Barcelona, 1980), fols. 30v.-31r.; A. F. Aguado de Cordova, A. A. Alemán y Rosales y J. López Agurleta, Bullarium Equestris Ordinis S.Iacobi de Spatha, Madrid, 1719 (Series Magistrorum Ordinis Militiae Sancti Iacobi y págs. 111-117); D. W. Lomax, “The Order of Santiago and the Kings of León”, en Hispania, XVIII (1958), págs. 18 y ss.; “El arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada y la Orden de Santiago”, en Hispania, XIX (1959), págs. 323-365; La Orden de Santiago (1170-1275), Madrid, 1965, págs. 25-26, 37-38, 55, 62, 71, 79, 86, 113, 126, 137 y 187; P. de Orozco y J. de la Parra, Comendadores de la Orden de Santiago, [Primera] Historia de la Orden de Santiago.

Manuscrito del siglo xv, de la Real Academia de la Historia, prólogo de Diego de Angulo, introducción, transcripción, notas y apéndice del marqués de Siete Iglesias, Badajoz, 1978, págs. 366-367; M. Rivera Garretas, La encomienda, el priorato y la villa de Uclés en la Edad Media (1174-1310). Formación de un señorío de la Orden de Santiago, Madrid-Barcelona, 1985, docs. 165-189 y pág. 509; C. de Ayala Martínez, “Las órdenes militares en el siglo XIII castellano. La consolidación de los maestrazgos”, en Anuario de Estudios Medievales, 27/1 (1997), pág. 245; “Fernando III y las órdenes militares”, en VV. AA., Fernando III y su tiempo (1201-1252). VIII Congreso de Estudios Medievales, Fundación Sánchez Albornoz, León, 2003, págs. 67-101.

 

Carlos de Ayala Martínez