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Sancho Fernández de Lemos

Biografía

Fernández de Lemos, Sancho. ¿Lemos (Lugo)?, m. s. xii – ?, ¿1204? Tercer maestre de la Orden de Santiago.

Perteneciente al linaje hidalgo de los Lemos de Galicia, formó parte de los primeros cofrades que Pedro Fernández organizó en la orden militar de Santiago en 1170. No es probable, como afirma el cronista Rades, que, tras la muerte de este último y con el apoyo de Fernando II de León, accediera al maestrazgo en discordia frente al candidato castellano Fernando Díaz.

Más bien fue tras la renuncia de éste cuando Sancho Fernández fue elegido maestre único, el tercero de la orden, en 1186.

Son varias las líneas de interés que ofrece su gobierno, de unos nueve años de duración, al frente del maestrazgo. En primer lugar, se mostró continuista respecto a la labor de acrecentamiento patrimonial de la institución que habían protagonizado sus predecesores, si bien se advierte una clara tendencia a priorizar beneficios en forma de renta, proveniente tanto de la monarquía castellana como de la leonesa.

Así, a raíz de su elección en junio de 1186, recibó el cincuenta por ciento del importe de las soldadas con que se retribuía a los caballeros de la mesnada real de Alfonso VIII, lo cual no era sino la más que significativa ampliación del porcentaje del cinco por ciento que ya venía percibiendo la orden desde 1173. Más adelante, entre 1188 y 1189, Sancho Fernández obtenía del mismo Alfonso VIII los diezmos de todas las rentas que el Rey percibía en Medellín y Trujillo, y en los años siguientes sería beneficiado con la mitad del importe del rescate de los musulmanes más valiosos cautivados por la Orden (1190), y también con la mitad de los portazgos de Alarcón y Valera (1194); finalmente, en 1195, Alfonso VIII eximía a la Orden de Santiago del pago en sus dominios de cualquier portazgo. Pero los beneficios obtenidos por el maestre Sancho Fernández en las rentas del reino de León tampoco fueron desdeñables: desde 1191 recibió el diezmo de cuantos ganados fueran criados en los cilleros del reino. Dentro de esta política de adquisiciones, que desde luego tampoco desdeñaba bienes inmuebles, debe destacarse la consolidación del patrimonio en tierras portuguesas, amenazado por el recelo hacia la milicia del primer monarca luso, Alfonso Henriques, entonces de manos de Sancho I y ya en 1186, el maestre Sancho Fernández había obtenido la devolución de Arruda, Almada y Alcácer con el añadido de Palmela y la expresa condición de obediencia al rey portugués.

Un segundo y llamativo aspecto del gobierno maestral de Sancho Fernández fue el de encontrar ubicación a la mujer en el seno de la Orden. La materialización de este principio reglar fue inicialmente posible gracias a que Alfonso VIII en 1186 le entregaba el antiguo monasterio palentino de Santa Eufemia de Cozuelos.

Pocos años después era poblado por mujeres e hijas de los freires, constituyendo una primera comunidad femenina que en 1195 era gobernada por una comendatrix. Además, se sabe que el monasterio portugués de Santos, concedido al maestre por Sancho I en 1194, fue destinado años después de su muerte a albergar a las freiras profesas en Portugal.

En tercer lugar, no cabe ninguna duda de que Sancho Fernández contribuyó decisivamente a la normalización institucional y administrativa de la Orden, y lo hizo a través de dos expedientes, el de la profundización en su estructura jerárquica —durante su gobierno se documenta un vicemaestre de la Orden en León— y el de la progresiva extensión de la malla comendataria por el conjunto de su señorío. Tampoco descuidó las relaciones con otras órdenes militares, porque del hermanamiento con ellas dependía buena parte de su eficacia, en especial en lo referente a participación en actividades reconquistadoras. Aunque no haga explícita referencia a ellas, debe tenerse presente el acuerdo institucional suscrito por Sancho Fernández con el maestre calatravo Nuño Pérez de Quiñones en 1188.

Son precisamente las actividades reconquistadoras un último punto a tener en cuenta. Los santiaguistas de Sancho Fernández de Lemos estuvieron seriamente comprometidos con las estrategias antialmohades tanto de Sancho I de Portugal como, sobre todo, de Alfonso VIII de Castilla. Buena parte de los beneficios obtenidos de manos de los reyes eran el fruto de la compensación a las inversiones y pérdidas que reportaban las costosas campañas militares.

Precisamente el gobierno maestral de Sancho Fernández finalizaría a raíz de su decisiva intervención en la desastrosa jornada de Alarcos sufrida por las fuerzas castellanas en julio de 1195. En aquella batalla campal, según la Calenda u Obituario de Uclés, perdieron la vida diecinueve santiaguistas, y la tradición cronística quiso que, de resultas de las heridas recibidas en el combate, falleciera también el maestre Sancho Fernández.

No es un dato constatable, y cabe la posibilidad de que lo que realmente hiciera fuera renunciar a su dignidad meses después de la batalla, en noviembre de 1195, y muriera probablemente en 1204. Lo que sí parece más que probable es su entierro en el monasterio lucense de San Salvador de Vilar de Donas, que el propio maestre en nombre de la orden había recibido en 1194 de manos de los Arias de Monterroso.

 

Bibl.: F. de Rades y Andrada, Chronica de las Tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, Toledo, 1572; Chronica de Sanctiago, fols. 17v.-20r. (ed. facs., Barcelona, Ediciones “El Albir”, 1980); A. F. Aguado de Cordova, A. A. Alemán y Rosales y J. López Agurleta, Bullarium Equestris Ordinis S. Iacobi de Spatha, Madrid, 1719 (Series Magistrorum Ordinis Militiae Sancti Iacobi); J. González, El Reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1960, págs. 598-600; J. L. Martín Rodríguez, Orígenes de la Orden Militar de Santiago (1170-1195), Barcelona, CSIC, 1974, págs. 141-146; P. de Orozco y J. de la Parra, Comendadores de la Orden de Santiago, [Primera] Historia de la Orden de Santiago. Manuscrito del siglo xv, de la Real Academia de la Historia, pról. de D. de Angulo, introd., transcr., notas y apéndice del marqués de Siete Iglesias, Badajoz, Institución Pedro de Valencia, 1978, pág. 359; C. de Ayala Martínez, “Las órdenes militares en el siglo xiii castellano. La consolidación de los maestrazgos”, en Anuario de Estudios Medievales, 27/1 (1997), pág. 242, n. 2.

 

Carlos de Ayala Martínez