Monasterio, Andrés de. Güemes (Cantabria), c. 1650 – La Rioja, 1710 post. Escultor.
Escultor natural de Güemes que desarrolló su actividad profesional durante la segunda mitad del siglo XVII. Tras unos primeros años de trabajo en su terruño de origen, acabó adentrándose en las planicies castellanas para hacer más tarde de La Rioja su principal teatro de operaciones.
El 20 de octubre de 1677, por ejemplo, manifestaba haberse comprometido a construir el retablo mayor de la iglesia de Güemes (Cantabria). En 1680, y para hacer frente a los encargos que se acumulaban en su taller, admitía como aprendiz a Francisco del Ribero, oriundo de Argoños. Dos años después, como consecuencia de sus relaciones con su cuñado Diego de Viadero, cedía a este último el dinero que tenía que percibir de la cofradía del Santísimo Sacramento de Noja (Cantabria), probablemente por la imagen titular que les había tallado. En 1684 se encontraba trabajando en Segovia, donde estaba dirigiendo la obra de los sepulcros de los Ayala en la capilla del Sagrario de la catedral, templo para el que probablemente hizo también el sepulcro del obispo Antonio Idiáquez Manrique. Quizá fuera en esta ciudad, al socaire de dichos trabajos, donde trabó una sólida amistad con el arquitecto Fernando de la Peña Carrera, con el que apareció frecuentemente relacionado a partir de entonces.
En 1689 se encargó de hacer la obra escultórica del retablo mayor de Villaveta (Burgos). En 1691 tomó bajo su tutela la realización del programa escultórico del retablo mayor de Herrera de Pisuerga (Palencia).
Ahora bien, su colaboración con Fernando de la Peña en la fábrica del retablo mayor de Támara (Palencia) le sirvió de trampolín para trasladarse en 1693 con él hasta Navarrete y tomar a su cargo la construcción del retablo mayor de la iglesia de la Asunción (1693), donde su labor queda muy diluida por la espectacularidad y dimensiones del propio retablo para convertirse en una parte más de su aparato decorativo.
Pero no por ello perdió los vínculos profesionales con su tierra.
Por entonces fue cuando labró dos imágenes de San Pedro y San Pablo para el retablo mayor de San Mamés de Meruelo. En 1695 admitió como aprendiz a Francisco de Hoyo, vecino de Somo. En 1699 concertó la obra de escultura para el retablo ajustado por los ensambladores Juan Alonso de Viadero y Antonio de Monasterio para la capilla de Mateo del Arco Agüero en la iglesia de Pontones (Cantabria). Relacionado luego profesionalmente con el arquitecto Francisco de la Cueva y el escultor Mateo de Rubalcaba, intervino en diferentes retablos mayores del entorno najerino, entre ellos el de Uruñuela (1700), o en las proximidades de Santo Domingo de la Calzada, dentro de los que destaca el de Zarratón (1700). Es, no obstante, en el retablo mayor de Sotés (1700), localidad que fuera aldea de Navarrete, donde mejor se pueden apreciar sus calidades como escultor de imágenes exentas y relieves, fundamentadas en la corrección de los personajes, si bien carecen de la vida interior de los de etapas anteriores.
En 1710 daba su parecer sobre el retablo de la capilla de San Juan en la iglesia de Galizano (Cantabria).
Obras de ~: Imaginería del retablo mayor, Navarrete (La Rioja), 1693; Intervención en el retablo mayor, Uruñuela (La Rioja), 1700; Imágenes y relieves del retablo mayor, Sotés (La Rioja), 1700.
Bibl.: M. C. González Echegaray et al., Documentos para la Historia del Arte en Cantabria, t. II, Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1973, págs. 73-77; J. M. Ramírez Martínez y J. M.ª Ramírez Martínez, La Escultura en La Rioja durante el siglo XVII, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1984; J. M. Ramírez Martínez, La iglesia de Navarrete, Logroño, Argraf, 1988; M.ª del C. González Echegaray, Artistas Cántabros de la Edad Moderna, Salamanca, Europa Artes Gráficas, 1991; J. M. Ramírez Martínez, Retablos Mayores de La Rioja, Agoncillo (La Rioja), Labelgrafic, 1993.
José Manuel Ramírez Martínez