Valderrama Vesga, Bernardo de. Calzada de Bureba (Burgos), f. s. XVI – Briones (La Rioja), 28.V.1622. Escultor.
Último representante del activo foco escultórico de Briones (La Rioja). Bernardo de Valderrama, desde la Bureba burgalesa, se instaló en Briones, para continuar con el taller de su suegro Hernando de Murillas, aportando savia nueva a la escultura riojalteña, introduciendo un incipiente cambio que llevó a cabo concepciones más naturalistas que sirvieron de lazo de unión entre el romanismo y la estética plenamente barroca. Su temprana muerte le impidió desarrollar plenamente sus principios estéticos sumiendo al foco de Briones en un período de reiterado romanismo, cada vez peor interpretado, hasta el triunfo de la nueva estética en la obra de Juan de Bazcardo.
Bernardo de Valderrama era natural de Calzada de Bureba (Burgos), donde residió junto a sus padres, Baltasar de Valderrama y María de Vesga, hasta el momento de trasladarse a Briones con motivo de su matrimonio con Isabel de Murillas, hija del escultor Hernando de Murillas, celebrado el 17 de abril de 1616. En su localidad natal, además de su oficio de escultor, ejerció cargos municipales y allí se inició en la escultura de la mano de su maestro Pedro Gómez de la Calleja (con quien colaboró en la ejecución, entre otros, de los retablos mayores de las parroquiales de Pajares y Cuezva (Burgos) contratados junto a Domingo de Azcárate hacia 1610) y de quien no se olvidó tras su matrimonio y partida a Briones, introduciendo a su maestro en La Rioja hasta el punto de concertar el matrimonio de su hijo Pedro con otra de las hijas de Hernando de Murillas, Ana. De esta forma se establecieron unas bien urdidas relaciones endogámicas a fin de crear unos intensos lazos de unión entre La Rioja Alta y La Bureba y crear de esa forma un amplísimo marco de actuación con centro en Briones, pero en principio no fructificaron por la prematura muerte de Valderrama, pero ya entrado el Barroco se logró establecer un intenso tráfico de artistas.
No fue hasta que se efectuó su matrimonio con Isabel de Murillas cuando su carrera comenzó a tomar pujanza. El contacto con su suegro, Hernando de Murillas, fue decisivo para su carrera ya que éste le consideraba como el sucesor de su taller y por ello a partir de 1616 en todas las obras que contrató el riojano aparecía trabajando Valderrama, a quien cedió parte de la escultura.
El primer trabajo documentado que realizó desde su llegada a Briones fue la escultura del retablo mayor de San Gil de la iglesia de Cervera de Río Alhama (La Rioja) que en 1618 contrató Hernando de Murillas junto al arquitecto Tomás Manrique y que en 1619 cedió a su yerno con la condición de que le ayudase en el retablo de la iglesia de Santa María de Altamira de Miranda de Ebro (Burgos), que contrató en 1617.
También para la ejecución del retablo mayor y dos colaterales de la iglesia de Briñas (La Rioja) Murillas, que lo había contratado en 1620 con Lope de Mendieta, contó con la participación de Valderrama, al que cedió la mitad de la escultura en el verano de ese año.
Siempre en compañía de su suegro Bernardo de Valderrama, firmó, en marzo de 1621, con el arquitecto de Tormantos (La Rioja) Gregorio Casela, el traspaso de un retablo dedicado a San Juan Evangelista que había contratado con los herederos de Juan García del Prado para instalarlo en la iglesia de San Nicolás de Cerezo de Río Tirón (Burgos), así como una imagen de Nuestra Señora de la Concepción en madera de nogal que no se conservan.
La última noticia de la actividad artística de Bernardo de Valderrama es la participación en la conclusión del retablo mayor de Ircio (Burgos), obra que había sido contratada en 1577 por el escultor mirandés Pedro López de Gámiz, que no pudo concluirla por su muerte. Sus herederos cedieron el trabajo en 1620 a Murillas y Valderrama, pero la oposición de la iglesia hizo que la obra saliera a subasta y se le adjudicase en exclusividad a Bernardo de Valderrama en 1621, quien, por fallecimiento, no pudo acabarla y fue Murillas quien lo hizo.
El prematuro óbito de Valderrama, acaecido el 28 de mayo de 1622, truncó la carrera de este artista y esto llevó consigo la paulatina pérdida de importancia del foco escultórico de Briones, ya que el taller de Murillas se quedó sin sucesor. Su mujer Isabel tuvo que hacerse cargo de la tutela de sus hijos, Bernardo, Blas y Marina, encargándole a su cuñado, Pedro Gómez de la Calleja, la resolución de todos los asuntos relacionados con el trabajo.
A pesar de que la obra conocida de Bernardo de Valderrama no es muy extensa y además siempre la realizó en compañía de otros escultores, es fácilmente reconocible la parte que de ella le corresponde, ya que la caracterización de su estilo, todavía ligado a modelos romanistas pero asomando rasgos naturalistas y realizando composiciones más abiertas, lo diferencia claramente de los escultores con los que trabajó pertenecientes a esa fase decadente del romanismo que se viene denominando como segunda generación y que van perdiendo la fortaleza, rotundidad y vigor de los iniciadores.
Obras de ~: Retablo mayor, iglesia de Pajares (Burgos), 1610; Retablo mayor, iglesia de Cuezva (Burgos), 1610; Retablo mayor, iglesia de Santa María de Miranda de Ebro (Burgos), 1617; Retablo mayor, iglesia de Cervera de Río Alhama (La Rioja), 1618; Retablo mayor y dos colaterales, iglesia de Briñas (La Rioja), 1620; Retablo lateral e imagen Nuestra Señora de la Concepción, iglesia de San Nicolás de Cerezo de Río Tirón (Burgos), 1621; Retablo mayor, iglesia de Ircio (Burgos), 1621.
Bibl.: J. J. Vélez Chaurri, “El retablo mayor de Ircio. De Pedro López de Gámiz a Hernando de Murillas y Bernardo de Valderrama”, en Berceo, 110-111 (1986), págs. 189-207; J. J. Vélez Chaurri y C. Díez Javiz, Historia del Arte y los artistas en la Iglesia de Santa María de Altamira de Miranda de Ebro. 1500-1800, Miranda de Ebro, Instituto Municipal de la Historia, 1987; C. Díez Javiz, La Escultura romanista en la cuenca media del Ebro: Los focos de Miranda de Ebro y Briones, tesis doctoral, 1989 (inéd.); “Precisiones sobre el retablo mayor de Briñas; obra conjunta de Bernardo de Valderrama y Hernando de Murillas”, en Berceo, 118-119 (1990), págs. 235-251; J. M. Ramírez Martínez, Retablos Mayores de La Rioja, Logroño, Obispado de Calahorra y la Calzada, 1993; C. Díez Javiz, “La obra escultórica de Bernardo de Valderrama”, en Berceo, 127 (1994), págs. 7-22.
Carlos Díez Javiz
