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Sebastián Ducete

Biografía

Ducete, Sebastián. Toro (Zamora), II.1568 – IV.1620. Escultor.

Nació en el seno de una familia de escultores de la ciudad de Toro. Hijo de Pedro Ducete y de Leonor Morán, aprendería el oficio en la casa de su progenitor, si bien tuvo que completar su formación en un taller de influencia juniana, posiblemente en el de Juan de Montejo, ubicado en la ciudad de Zamora.

En 1591 ya era oficial de escultura, momento en el que entra a trabajar en el taller del romanista palentino Juan Sáez de Torrecilla, que a la sazón se encontraba ocupado en el retablo de San Pedro de Alaejos.

A la muerte de Pedro Ducete, ocurrida en 1593, Sebastián hereda el taller. A partir de entonces, comienza a contratar obras por su cuenta, ejecutadas en un estilo derivado de Juan de Juni. La Dolorosa del Calvario de Pinilla, entregada por el escultor en 1598, recrea en el rostro el pathos juniano. En el tablero del Museo Larreta de Buenos Aires (c. 1600), Ducete se muestra fiel seguidor del maestro francés, al utilizar algunos de sus modelos en los rostros de ciertos personajes.

El Crucificado del Museo Marès de Barcelona (c. 1600), originalmente en el convento de los Carmelitas Descalzos de Toro, ondula su cuerpo al tiempo que se cuida el modelado mórbido de la anatomía.

En el retablo de Santa Sofía de Toro (1603-1609) se toman las complexiones hinchadas del francés y sus rostros populares. En el retablo de San Ildefonso (1605-1607), hoy en la iglesia de San Pedro de Villalpando, las figuras mantienen la tensión anhelante derivada de Juni.

En 1609 comienza una nueva etapa en la producción de Sebastián Ducete, caracterizada por el paulatino abandono de las alharacas manieristas y el fortalecimiento de una poética barroca basada en el naturalismo y la profunda vida interior de las imágenes.

Esta evolución fue alentada por la llegada al taller de Esteban de Rueda, que desde 1609 contrata obra en igualdad de condiciones con Sebastián Ducete. El manierismo sigue presente en algunas de las imágenes de los primeros años de la segunda década del siglo xvii. Esculturas como el Cristo a la columna de San Gil de Burgos (1611), originalmente un paso procesional para la cofradía de la Vera Cruz de Burgos, la Virgen del Puerto de Santa María de Arbas de Toro (c. 1612), la Inmaculada de Santa María de Villalar de Tordesillas (1612), hoy en la capilla del Seminario de Valladolid, son exponentes de los modos manieristas presentes en Ducete. Sin embargo, a partir de 1613, y fruto de la cooperación con Esteban de Rueda, surgen en el taller de los maestros de Toro una serie de obras más monumentales y ponderadas. En 1613 se ocupan de tallar el Cristo del retablo de las Carmelitas Descalzas de Segovia, menos movido que el Crucificado del Marès del que parte. En torno a 1615 se puede fechar el Ángel de la Guarda de la Trinidad de Toro, originalmente en la parroquia de Santo Domingo de Silos, que llama la atención por las líneas abiertas de los brazos, que forman diagonales compositivas, y por el tratamiento duro de las telas. La última obra de Sebastián Ducete es el San Francisco Javier del colateral de la epístola de la iglesia del colegio jesuítico de Villagarcía de Campos (1619). Atribuido durante mucho tiempo a Gregorio Fernández, se trata de la única prueba que ha llegado de la competencia planteada por los maestros de Toro, como acostumbra a llamarlos la historiografía, a Gregorio Fernández en su propio terreno.

Ducete redactó testamento junto a su mujer, Catalina Fernández de Matienzo, el 11 de julio de 1619.

La falta de hijos permitió que dejasen sus bienes a Esteban de Rueda, casado con Inés del Moral. De este modo, Rueda se convirtió en el heredero material y artístico de su maestro y mentor.

 

Obras de ~: Sagrada Familia con Santa Ana, Museo Larreta de Buenos Aires, c. 1600; Cristo Crucificado del Museo Marès, Barcelona, c. 1600, Retablo de Santa Sofía, Toro, 1603-1609; Retablo de la Imposición de la casulla a San Ildefonso, Villalpando, 1607, Cristo a la columna de la iglesia de San Gil, Burgos, 1612; Virgen de Belén, Catedral de Zamora, c. 1615; Ángel Custodio de la iglesia de la Trinidad, Toro, c. 1615; San Francisco Javier, de Villagarcía de Campos, 1619.

 

Bibl.: M. E. Gómez-Moreno, en Escultura del Siglo XVII, en M. Almagro Basch et al., Ars Hispaniae: historia universal del arte hispánico, t. XVII, Madrid, Plus Ultra, 1958, págs. 88-93; J. J. Martín González, Escultura barroca castellana, t. II, Madrid, Fundación Lázaro Galdiano, 1971, págs. 15-19 y 135-136; J. R. Nieto y A. Casaseca, “Aportaciones al estudio de Sebastián de Ucete y Esteban de Rueda”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología (BSAA), XLII (1976), págs. 325-332; J. R. Nieto González, “La huella de Juni en el escultor Sebastián de Ucete”, en BSAA, XLIII (1977), págs. 445-452; J. Navarro Talegón, Catálogo Monumental de Toro y su alfoz, Zamora, Caja Provincial de Ahorros de Zamora, 1980; J. Urrea, “Los Maestros de Toro: nuevos datos y obras”, en BSAA, XLVIII (1982), págs. 243- 252, J. J. Martín González, Escultura barroca en España, Madrid, Ediciones Cátedra, 1983, págs. 83-88; L. Vasallo Toranzo, “Sebastián Ducete y Esteban de Rueda. Escultores entre el Manierismo y el Barroco”, en Anuario del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, n.º 21 (2004), págs. 119- 140.

 

Luis Vasallo Toranzo

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