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Luis Marqueli Bontempo

Biografía

Marqueli Bontempo, Luis. Savona (Italia), 1.I.1740 – Santa Cruz de Tenerife, 16.XII.1817. Militar, mariscal de campo, procedente de Ingenieros.

Hijo del brigadier de Ingenieros, D. Gerónimo Bernardino Marqueli, ingresó en el Ejército como cadete del Regimiento de Caballería de Santiago, el 1 de agosto de 1758, y en febrero de 1762, después de cursar estudios en la Academia de Matemáticas de Barcelona y aprobar el examen correspondiente, era admitido en el Cuerpo de Ingenieros como alférez e ingeniero delineador. En ese mismo año se integraba, por petición propia, en la guerra contra Portugal en el marco de la llamada “Guerra de los Siete Años”. Por los méritos contraídos en esa campaña era ascendido a teniente e ingeniero extraordinario el 19 de marzo de 1763. Terminada la campaña, era destinado a Valencia (donde su padre era ingeniero director), de donde se trasladaba a Alicante, plaza en la que trabajó en diversas obras y en la reparación de su castillo.

Por petición del ingeniero D. Juan Martín Cermeño, comandante general de la plaza de Orán, pasaba a prestar sus servicios a la plaza citada, donde dirigió la construcción del castillo de Rosalcázar. De allí era enviado a Cartagena, ciudad en la que realizaba trabajos de fortificación, la construcción de un lazareto y varias obras auxiliares en el puerto. Con posterioridad, se le destinaba a Ceuta, donde “desmontó todo el monte del Hacho, abriendo un camino para coches hasta la ermita de San Antonio”.

Destinado a las islas Canarias, en 1769 se encontraba sirviendo en Santa Cruz de Tenerife, y dos años más tarde participaba en una comisión, junto al ingeniero ordinario D. Joseph Ruiz Zermeño y un comandante de Artillería, encargada de inspeccionar el estado de las fortificaciones de las islas de Fuerteventura y Lanzarote. Fruto de la comisión, fueron dos trabajos en los que también participaba Marqueli: Descripción de la Isla de Fuerteventura y Descripción de la Isla de Lanzarote. En este último documento, firmado el 1 de octubre de 1772, se recomendaba el estudio y proyecto de una batería en Puerto Naos como urgente, para su defensa.

Aún en Tenerife, en 1775 ascendía a capitán y a ingeniero ordinario, y un año después estaba de nuevo en la Península, donde dirigía las obras del cuartel de Leganés. Poco después le vemos en Andalucía, concretamente en El Puerto de Santa María, “donde contribuyó con sus conocimientos a la nivelación, desagüe y hermosura de las obras de utilidad y recreo” de dicha ciudad y de sus alrededores.

De El Puerto de Santa María pasaba destinado a Valencia, después de haber reparado las fortificaciones de la plaza de Denia y su castillo. Posteriormente solicitó y obtuvo pasar al bloqueo de Gibraltar en 1779, conocido como el “Gran Sitio”, donde realizó las funciones propias de un ingeniero en campaña, hasta que, declarada la paz en 1783, volvía a la plaza de Valencia.

Poco después de su vuelta a Valencia, era destinado sucesivamente como jefe de las Comandancias de Ingenieros de Tortosa y de Jaca, y en 1789 de la de Santa Cruz de Tenerife, ya con la graduación de coronel. Su primer proyecto en la isla fue la de un nuevo almacén de pólvora para sustituir al que había en las inmediaciones del castillo de San Juan, seguido posteriormente de un elevado número de tales proyectos, o bien de levantamiento de planos del estado de obras en las que estaba trabajando, como las baterías de San Pedro, de la Candelaria y la de San Miguel, fuerte de San Miguel, castillo de Paso Alto (recomposición y reforma de sus cimientos) y un informe sobre el estado de las fortificaciones de la isla de La Palma. Este último se debía a lo expuesto por el cabildo de la citada isla en una carta firmada el 2 de enero de 1792, respecto al peligro que suponía el barranco de Santa Catalina, que amenazaba con destruir parte de la muralla defensiva, ya dañada por las avenidas de aguas, así como parte del pueblo y el castillo también llamado de Santa Catalina, única defensa de la isla. En respuesta a la solicitud, el comandante general de Canarias ordenaba a Marqueli que enviase un ingeniero para que reconociese la zona. Designado D. Ramón de la Rocha, este realizaba un informe y proyecto de obra de reparos, que era aprobado, con un presupuesto de 1.200 reales.

Entre los días 22 y 25 de julio de 1797 participó de forma muy importante en la derrota de la escuadra inglesa que, al mando del contralmirante Nelson, desembarcó en la playa de Santa Cruz, en un vano intento de apoderarse de la ciudad y de la isla, contribuyendo “como es notorio a la gloriosa defensa de la plaza de Santa Cruz, y a que no tuviese efecto la capitulación que ya se meditaba”. Sobre las cuatro de la madrugada del día 25 de julio de 1797 se produjo la mayor crisis por parte española, ya que algunos de los mandos que estaban con el gobernador, el general Antonio Gutiérrez de Otero, flaquearon. Aunque el castillo de San Cristóbal estaba en manos de españoles, frente a ellos estaban los británicos de Troubridge, y no cabía esperar refuerzos de los cazadores provinciales. Por su parte, no se sabía dónde se encontraba el Batallón de Infantería de Canarias y no había comunicación entre el batallón y el castillo. En esos tensos momentos, llegaba al castillo el teniente D. Vicente de Siera Casses, de la Compañía de La Habana, con cinco prisioneros británicos, manifestando que había estado con el teniente coronel Juan Güinther, comandante general del Batallón de Infantería de Canarias y que la unidad estaba intacta. Estas palabras hicieron cambiar la actitud de todos y proseguir la lucha con mayor ahínco, hasta que el 25 de julio las tropas británicas desembarcadas en la isla se rendían.

En 1798 Marqueli era ascendido a ingeniero director, en 1802 a brigadier de Infantería y, finalmente, en 1805, a mariscal de campo, todo ello sin que tuviese que abandonar su destino en Santa Cruz de Tenerife.

Finalmente, por problemas de salud e incluso de desacuerdo con la Junta Suprema de Sevilla, pasaba a la situación de Cuartel (comenzada ya la Guerra de la Independencia), situación en la que se mantendría hasta su fallecimiento.

En 1815, cuando tenía 75 años, dirigía una instancia al rey, a la que acompañaba su hoja de servicios, solicitando el ascenso a teniente general, “no por vanidad, y así lo hace constar, sino para que su mujer y sus dos hijas tuvieran una mejor pensión, porque veía su muerte cercana”. El mariscal de campo, el gran ingeniero, el sabio Marqueli, como le denominaban sus convecinos tinerfeños, no tenía fortuna personal.

El día 18 de diciembre de 1817, don Pedro Rodríguez de la Buria, comandante general de Canarias remitía el siguiente escrito al ministro de la Guerra: “El martes 16 del corriente a las dos de la tarde falleció en esta plaza el Mariscal de Campo Don Luis Marqueli. Lo que aviso a V.E. para que se sirva ponerlo en noticia de S.M.”.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España, siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Ediciones Universidad, 1983; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1994; J. M. Pinto de la Rosa, Apuntes para la Historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Museo Militar Regional de Canarias, 1996; J. Tous y Meliá, “Las fortificaciones en Santa Cruz de Tenerife a finales del siglo XVIII”, en Seminario el General Gutiérrez y su época, Santa Cruz de Tenerife, Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias, 1997; J. M. Padilla Barrera, “Don Luis Marqueli Bontempo”, en Actuación de los Ingenieros Militares en Canarias, siglos XVI-XVIII, Santa Cruz de Tenerife, Cátedra Cultural General Gutiérrez, 2001; H. Capel, “Los Ingenieros Militares y su actuación en Canarias”, en Actuación de los Ingenieros Militares en Canarias, siglos XVI al XX, Santa Cruz de Tenerife, Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias - Universidad de La Laguna, 2001, págs. 13-54; J. M.ª Padilla Barrera, “El Real Cuerpo de Ingenieros Militares de España, trescientos años de Ciencia y Milicia”, conferencia pronunciada en el salón de actos del Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, Cuartel de Almeyda en Santa Cruz de Tenerife, 12 de abril de 2011; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2012; V. A. Gancedo Rodríguez, El Contralmirante Nelson y el General Gutiérrez González-Varona, tesis doctoral, Barcelona, Universidad de Barcelona, 2016.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño