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Juan Chacón Alvarnáez

Biografía

Chacón Alvarnáez, Juan. Señor de Murcia. ¿Casarrubios del Monte? (Toledo), m. s. XV – Alcalá de Henares (Madrid), 5.VI.1503. Adelantado y capitán mayor del reino de Murcia y comendador de Caravaca.

El heredero de Juan Chacón, comendador de Montiel de Ocaña, y de Clara Alvarnáez, nació probablemente en la década de los cincuenta, en una convulsa Castilla en la cual su padre vivía prácticamente de incógnito Y es que el hombre que había acompañado a Álvaro de Luna hasta su último aliento, vivía con la esperanza de tiempos mejores refugiado en el señorío de la reina viuda de Juan II, Isabel de Portugal.

Allí, entre Arévalo y Madrigal, encontró, en el séquito de la reina, a una doncella portuguesa, Clara, que se convirtió en aya de la infanta Isabel, la futura reina católica. Gonzalo Chacón se casó con ella y aguardó pacientemente su hora. Pronto se encontró dentro del círculo más íntimo de la infanta que, una vez princesa, y aún más, cuando llegó a reina no dejó de contar con los servicios del fiel Chacón.

Gonzalo Chacón ostentó el cargo de contador mayor y formó parte de su Casa y Consejo. Recibió señoríos —Casarrubios del Monte, Arroyomolinos— pero, a pesar del aprecio de los reyes, no dejaba de ser un noble de modesta categoría. El destino iba a permitir que, a través de su hijo Juan, entroncara con uno de los más importantes linajes del reino: el de los Fajardo.

El adelantado de Murcia, Pedro Fajardo, dueño de un importante patrimonio territorial que se iba extendiendo hasta Almería, no tenía descendencia masculina.

Su hijo varón había fallecido prematuramente y su herencia —incluido el adelantamiento— recaía en Luisa, su hija mayor, que se convirtió en la novia más codiciada del reino. Un vivo interés se apoderó de los soberanos para intervenir en la futura herencia del adelantado. Los Reyes Católicos impusieron a Pedro Fajardo, en 1477, un candidato discreto y de modesta condición, pero hijo de sus fieles contador y camarera mayor, Gonzalo y Clara. Esto permitía a los reyes controlar el poder y evitar la independencia de Murcia, al tiempo que premiaban a sus servidores. De esta forma, se pactó el matrimonio de Luisa Fajardo con Juan Chacón. En abril de 1477 se arregló la boda del primogénito de los Chacón con la más rica heredera disponible entonces en el reino de Castilla. Era una boda desigual para la que los reyes aportaron un millón de maravedís y un juro de 200.000 maravedís anuales, de forma que los jóvenes esposos pudieran sostener con dignidad su casa sin tener que depender de sus suegros. Gonzalo Chacón declaró que sus tierras de Casarrubios, con todo lo que a ellas era anejo, formarían mayorazgo dentro del patrimonio de los Fajardo e incluso aceptó que los hijos del matrimonio llevaran el apellido del adelantado para que no se perdiera. Bajo la protección de los Reyes Católicos, la heredera de Pedro Fajardo y su marido se convirtieron en un linaje preferente del reino. Juan Chacón también compartió con su padre, y así se confirma en la documentación, el cargo de contador mayor de la despensa.

El patrimonio de Juan Chacón no hizo más que crecer a partir de entonces. Se batió como un guerrero valiente en la guerra de Granada y, fallecido su suegro, en 1482, exigió a los soberanos una compensación por los gastos originados en esa empresa militar.

Los reyes accedieron y los dominios murcianos —ya tenían Mula, Molina, Librilla y Alhama— se comenzaron a expandir decididamente por tierras almerienses.

El 23 de junio de 1492, los Reyes Católicos les concedían la villa de Oria. Entre compras —en 1494 al duque de Nájera, Albox y Arboleas, entre otros lugares— y ocupaciones —valle de Almanzora—, Chacón se hacía con un imponente patrimonio. También por compra adquirió el portazgo de Alcaraz, recortando la autonomía de esa ciudad que tanto costara rescatar durante la guerra de Granada. En forma de señorío se cobró los dos Vélez, el Blanco y el Rubio, reconquistados en 1488. Años antes —en 1482— había solicitado a los reyes que confirmasen a su esposa en la posesión de la ciudad de Cartagena, lo que consiguió el 2 de mayo de 1485. Cuatro años después —el 30 de noviembre de 1489— Isabel, atendiendo a las súplicas de Luisa Fajardo, le concedió facultad para que ella y su esposo fundasen un mayorazgo.

El 6 de abril de 1491, en Sevilla —ya había fallecido su esposa—, Juan Chacón creó un mayorazgo de todos sus bienes y otra serie de singulares derechos —alumbres de Lorca—, rentas y privilegios varios. A los reyes, que sólo ansiaban la paz, no parecía preocuparles el crecimiento de aquel señorío e incluso permitieron que Cartagena, que más tarde regresaría a realengo, se incluyera en el mayorazgo. Probablemente se le mantuvo tan importante ciudad por la gran ayuda que Juan Chacón podría prestarles todavía en la última y decisiva fase de la guerra de Granada.

A través de aquel mayorazgo se comprueba el enorme afecto de la reina católica hacia su camarera mayor y su esposo, a los que quiso encumbrar y que su linaje —“para que de vuestro linaje quede memoria a la que nombra”— se perpetuara. El sucesor en el linaje quedaba obligado a portar el sobrenombre y apellido de Fajardo y las armas de este linaje en el escudo que describe y que también incluye las armas del “comendador Gonçalo Chacón mi sennor y de mi abolengo que son dos lobos pardos e dos flores de lises...”. Además, una segunda condición es impuesta por Juan Chacón a su heredero: que el segundo hijo debía portar el nombre y el apellido de los Chacones y ostentar siempre las armas de ese linaje.

Del matrimonio entre Juan Chacón y Luisa Fajardo nacieron siete hijos: el primogénito, heredero y sucesor en el mayorazgo, Pedro, al que le seguían Gonzalo (Chacón) heredero en la contaduría como su padre y abuelo; Fernando, Juan, Antonio, Isabel —casada con el III conde de Paredes, Rodrigo Manrique— y Leonor dotadas estas últimas con tres millones de maravedís.

Juan Chacón fundó en la catedral de Murcia una capilla llamada, más tarde, de los Vélez, magníficamente bien dotada, ya que tanto él como Luisa Fajardo la consideraban como la gran obra de su vida.

Chacón nombró como patrono de la capilla de San Lucas a su hijo Pedro y a todos los que heredasen el mayorazgo de la familia, con unas condiciones determinadas aplicadas a los capellanes.

A la muerte de Luisa, Juan Chacón se casó con Inés Manrique —hija del II conde de Osorno, Gabriel Manrique y de Aldonza de Vivero — con la que tuvo varias hijas. Inés heredó a su suegra en el cargo de camarera mayor de la Reina. Juan Chacón, para asegurar el pago de su dote y también en concepto de gananciales, destinó varios bienes que Inés no pudo retener viéndose obligada a vender las cinco villas de Almanzora a su hijastro Pedro.

Juan Chacón expiró en la Corte, en Alcalá de Henares, ante la misma Reina. Parece que Isabel se apoderó de los archivos que custodiaba el camarero del adelantado, según relataba más tarde su hijo Pedro, obligándole a canjear Cartagena —que privó del mayorazgo de Juan Chacón— por las villas de los Vélez Blanco y Rubio. Pedro Fajardo hubo de aceptar el trueque y, el 4 de febrero de 1503, la ciudad volvió al realengo.

Los Reyes premiaron la mansedumbre del nieto de su contador predilecto —Gonzalo, que aún vivía— concediéndole el marquesado de Vélez que confirmó, ya en 1507, la reina Juana.

 

Bibl.: H. del Pulgar, Crónica de los señores reyes don Fernando e doña Isabel de Castilla y Aragón, ed. y est. por J. de Mata Carriazo, Madrid, Espasa Calpe, 1943; J. Torres Fontes, Don Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Murcia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1953; A. de Palencia, Crónica de Enrique IV, pról. y est. de A. Paz y Meliá, Madrid, Atlas, 1973 (Biblioteca de Autores Españoles); J. Torres Fontes, “Los Fajardo en los siglos XIV y XV”, en Miscelánea Medieval Murciana (1978), págs. 109-175; A. Prieto Cantera, Casa y Descargos de los Reyes Católicos, Valladolid, Archivo General de Simancas, 1981; A. Franco Silva, “La formación del señorío de los Vélez. Sus rentas y propiedades (1492-1540)”, en Actas del Primer Coloquio de Historia de Andalucía medieval”, Córdoba, 1982, págs. 199- 203; L. Suárez Fernández, Los Reyes Católicos, Madrid, Rialp, 1989-1990, 5 vols.; A. Franco Silva, “Los señoríos de los Fajardo entre el reino de Murcia y el Obispado de Almería”, en Murgetana, 89 (1994), págs. 5-43; El marquesado de los Vélez (siglos XIV-mediados del XVI), Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 1995; R. M. Montero Tejada, Nobleza y Sociedad en Castilla. El linaje Manrique (s. XIV-XVI), Madrid, Caja de Ahorros, 1996; M. A. Ladero Quesada, La España de los Reyes Católicos, Madrid, Alianza Editorial, 1999; L. Suárez Fernández, Enrique IV de Castilla. La difamación como arma política, Barcelona, Ariel, 2001; Isabel I, reina, Barcelona, Ariel, 2002; M. A. Ladero Quesada, Las guerras de Granada en el siglo XV, Barcelona, Ariel, 2002; A. Fernández de Córdoba, La Corte de Isabel I: ritos y ceremonias de una reina (1474-1504), Madrid, Dykinson, 2002; “Sociedad Cortesana y entorno regio” y C. Quintanilla Raso, “Los grandes Nobles”, en Medievalismo. Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales (número dedicado al V Centenario de la muerte de Isabel la Católica: El reinado de Isabel la Católica), año 14, n.os 3-14 (2004), págs. 49-78 y 127-142, respect.; A. Carrasco Martínez, “La nobleza e Isabel I. La evolución de los grandes linajes castellanos y la formación de la cultura política nobiliaria a fines del s. XV”, en Los Reyes Católicos y Granada, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones, 2004, págs. 59-68; M. C. Quintanilla Raso (dir.), Títulos, Grandes del Reino y Grandeza en la Sociedad Política. Fundamentos en la Castilla medieval, Madrid, Sílex, 2006; J. Hernández Franco y R. Rodriguez Pérez, “El linaje se transforma en casas: de los Fajardo a los marqueses de los Vélez y de Espinardo”, en Hispania: Revista española de historia, 74, 247 (2014), págs. 385-410.

 

Dolores Carmen Morales Muñiz

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