Paravicino, José Cayetano. Arequipa (Peru), ú. t. s. XVII – Trujillo (Perú), 2.X.1750. Franciscano (OFM), procurador general de las Indias, obispo de Asunción y luego de Trujillo.
Muy joven ingresó en la Orden franciscana en Cuzco. Pronto se distinguio por sus virtudes y su talento como por ser un teólogo de prestigio graduado también en Cuzco. Esas cualidades le proporcionaron cargos como los de calificador del Santo Oficio, predicador general, definidor de la provincia de los Charcas, proministro de la misma para asistir al capítulo general y procurador general de las Indias en España.
Estando precisamente en este cargo, fue preconizado el 16 de noviembre de 1739 para ocupar la vacancia dejada por la muerte de monseñor José de Palos en Paraguay. Solicitó autorización para ser consagrado en España, donde fue ordenado. Tomó posesión de la sede de Asunción el 28 de noviembre de 1742.
En su episcopado se le distinguió, y con toda razón, por las ejemplares visitas pastorales que realizó a todas las doctrinas y reducciones, llegando a un total de veintiséis pueblos, en los años de 1743, 1744 y 1747.
Se cuenta con todo detalle y estadística de pueblo por pueblo la memoria de la visita realizada el año 1747, que inició el 12 de abril en Guarambaré y culminó en San Lorenzo de los Altos el 19 de junio de ese año.
Un documento valioso del Archivo Nacional de Asunción lo recoge. En sus visitas pastorales tenía especial cuidado de la moral y el celibato, mandas y misas de los sacerdotes, y daba recomendaciones al respecto.
Igualmente vigilaba y daba órdenes sobre los juegos, la usura, la hechicería, la bigamia y otros aspectos de la moral cristiana. El Cabildo, reconocido por su vida ejemplar y piadosa como por su celo apostólico, remitió una carta al Rey alabándolo; en la conclusión de la misma se daba esta recomendación: “Por lo cual juzga este Cabildo que es digno de cualquier honra que Vuestra Majestad fuere servido hacerle”. En su episcopado se realizó la simbólica demolición del Convento de la recolección por haberse levantado sin la debida autorización real, y se dio continuidad a su supervivencia.
Así fue cómo el año 1748 el Rey le promovió al obispado de Trujillo, y tomó posesión de la nueva sede el 28 de julio de 1749. Su último gesto en Paraguay fue dejar sus exiguos bienes para comprar “ropa blanca” para la Catedral. José Cayetano Paravicino falleció en Trujillo un año después del traslado, el 2 de octubre de 1750.
Bibl.: A. S. C. de Córdoba, Los franciscanos en el Paraguay (1537-1937), Buenos Aires, 1937, págs. 128-134; M. Durán Estrago, Presencia franciscana en el Paraguay, 1538-1824, Asunción, Universidad Católica, 1987; A. Viola, Real Patronato y Obispos del Paraguay Colonial, Asunción, Centro Interdisciplinario de Derecho Social y Economía Política, 2002, págs. 195-200.
José Luis Salas
