García de Agoncillo, Gómez. Señor de Calahorra y Agoncillo. ?, ú. t. s. XII – p. t. s. XIII. Alférez del rey de Navarra Sancho VII.
Se trata de un claro exponente de los aristócratas de la frontera navarro-castellana del Ebro, quienes alternaban su fidelidad a los Monarcas de ambos reinos, según las circunstancias; criterio que también seguían a la hora de establecer sus vínculos matrimoniales. Asimismo, insertaban a miembros de su grupo familiar, preferentemente a los denominados segundones, dentro de otros ámbitos de poder, en concreto las instituciones eclesiásticas.
Su abuelo Bermudo había recibido de Alfonso VII de Castilla los estratégicos castillos de Agoncillo y Lodosa, situados en ambas orillas del Ebro. Su padre García Bermúdez siguió, en un primer momento, dentro de la fidelidad castellana; dicho Monarca le situó al frente del castillo y de la ciudad de Calahorra. Sin embargo, tras el fallecimiento de Alfonso VII, pasó a apoyar al rey navarro Sancho VI, quien en 1163, aprovechando la minoría de edad del nuevo monarca castellano Alfonso VIII, había ocupado las plazas castellanas de Resa, Quel, Autol, Ausejo, Logroño, Navarrete y Entrena, situadas todas ellas en La Rioja, concretamente en la frontera del Ebro. En recompensa por su ayuda, Sancho VI le entregó las tenencias de Agoncillo y Entrena en 1168, de Logroño entre 1168 y 1178, de Grañón en 1173, y de Valtierra hacia 1177. En cambio, su hermano Sancho Bermúdez permaneció fiel a Alfonso VIII y en 1179 figuraba poseyendo el castillo de Calahorra en nombre del aristócrata castellano Pedro de Arazuri. Tras la renuncia de Sancho VI a las citadas plazas riojanas en 1179, este mismo Monarca compensó a García Bermúdez de la pérdida de la tenencia de Logroño concediéndole la de Peralta en 1181 y 1182.
En estas circunstancias, Gómez García de Agoncillo inicia su presencia documental. En 1188, junto a su hermano Pedro, debía jurar fidelidad a Alfonso VIII para poder conservar los castillos de Agoncillo y Lodosa. De esta manera, reestablecía las buenas relaciones de su familia con Castilla; en este reino, se alineó con el linaje de los Haro, en 1214 confirmó un documento del señor de Vizcaya Diego López de Haro y, en 1261, otra carta del señor de Calahorra Alfonso López de Haro. A pesar de todo esto, fue Navarra el principal escenario de sus actividades políticas. Acabó convirtiéndose en hombre de confianza del nuevo rey navarro Sancho VII. Representó a este Monarca en las poblaciones de La Portilla en 1194 y 1195, Dicastillo entre 1196 y 1212, Inzura en 1203, Los Arcos entre 1209 y 1214 y, quizás, en Petilla, localidad entregada en prenda de un préstamo por Pedro II de Aragón a Sancho VII en 1209. La trascendencia histórica de este personaje viene dada por su desempeño del cargo de alférez de este monarca navarro entre los años 1209 y 1214. En virtud de este cargo, dirigió en la batalla de las Navas de Tolosa a las tropas navarras, situadas en el flanco derecho junto a las milicias concejiles de Segovia, Ávila y Medina.
En cuanto a su estrategia matrimonial, ésta es una prolongación de su comportamiento político. Aunque se desconoce el nombre de la esposa de Gómez García de Agoncillo, se supone que pertenecería también a la aristocracia navarra. En este sentido, puede servir de ejemplo el enlace de su sobrina Mayor Pérez de Agoncillo, hija de su hermano Pedro, con Sancho Fernández de Monteagudo, señor de Cascante, en 1257. A partir de 1214, desaparece prácticamente de la documentación; quizás en una ulterior mención documental, la citada carta de 1261, se confunda su nombre con el de su hijo García Gómez. La razón de este silencio, veinte años antes de la muerte de su protector Sancho VII de Navarra, posiblemente se deba a su propio fallecimiento.
Su hermano Pedro García de Agoncillo siguió una trayectoria similar en Navarra, aunque de menos relevancia. Sancho VI le entregó la tenencia de Artajona en 1189; años después, bajo Sancho VII, es tenente de Cáseda en 1195, La Portilla entre 1195 y 1198, Sesma en 1203 y 1204, y Lerín entre 1206 y 1214. En cambio, su otro hermano, Juan García de Agoncillo, optó por la carrera eclesiástica llegando a ser obispo de Calahorra entre 1206 y 1216.
Las siguientes generaciones de este grupo familiar continuaron al servicio de la nueva dinastía navarra y ocupando espacios de poder eclesiásticos. García Gómez de Agoncillo, hijo del biografiado, y su mujer Teresa, ambos señores de Agoncillo, fueron vasallos de Teobaldo II, además de tenentes de Funes en 1256 y señores de la villa de Subiza-Galar hasta 1245. Mientras, su primo Rodrigo Pérez de Agoncillo, hijo de Pedro García de Agoncillo, obtuvo los cargos de prior del monasterio de San Martín de Albelda, en 1238, y de arcediano de Nájera, en 1246.
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Tomás Sáenz de Haro