Martínez de Mengucho, Juan. ?, s. m. s. XIV – Poblet (Tarragona), c. 1433. Monje cisterciense (OCist.), abad de Poblet (1413-1433).
Fue abad de Poblet desde 1413 hasta 1433 y al parecer fue un abad duro y austero, como convenía seguramente a la comunidad tras un largo tiempo de trastornos debidos al doloroso Cisma de Occidente, lo que supuso una cierta fractura interna por las opiniones encontradas. Aunque la abstinencia de carne se había observado en la Orden desde el principio, salvando el caso de personas débiles o enfermas, de acuerdo ya con la propia regla, se notaba últimamente en ello una cierta relajación por parte, dice Finestres, “de los menos fervorosos”, que acudían a cualquier expediente simulando enfermedad, o incluso salían del monasterio buscando una disciplina menos estricta, hasta el punto de que el abad hubo de acudir al Papa. En 1418 el legado apostólico en Zaragoza, otorgó un documento, donde, a la vez que daba testimonio del devoto servicio de Dios que prestaba la comunidad, prohibía en adelante pasar a otra orden o monasterio sin licencia expresa del propio abad del Císter, aunque aprobaba y confirmaba los tránsitos efectuados hasta entonces. Le faltó quizás al abad un poco de mano izquierda o de ductilidad.
Esto decidió al abad, con la mayoría de la comunidad, a solicitar por carta en 1419 al Papa una bula que autorizara la abstinencia perpetua de carne para el monasterio, lo que habrá de reproducirse más tarde, con el inacabable pleito y la proliferación de panfletos en uno u otro sentido de la estricta observancia en la Orden a partir del XVII, que acabó lamentablemente en 1892, con su división, y la aparición de los trapenses, Orden del Císter Reformado primero, o de la Estricta Observancia después. Y es notable que esa abstinencia (con un refectorio de carne aparte para la minoría de los dispensados) duró más de un siglo y medio, puesto que fue sólo en 1580, cuando hubo que dispensarla, por la notable carestía de huevos y pescado, bajo el abad Juan de Guimerà (1564- 1583).
Honradamente, hay que decir, con todo, que eso no pasó sin dificultad. Sólo un año después, en 1420, el prior de Nazaret se alzó contra Poblet, hasta el punto de querer independizarse, mas el legado papal lo depuso rápidamente, y declaró el priorato inseparable del monasterio, como recoge Finestres también. Incluso el abad, como limosnero mayor del Rey, obligó a sus lugartenientes, lógicamente fuera de la casa en el ejercicio de sus cargos, a que se sujetaran también a la misma disciplina.
Se le debe, según parece, la construcción de la gran y hermosa sala con arcos torales en forma de palmera, en estilo típicamente cisterciense, del dormitorio de los hermanos conversos, sobre su refectorio, excavado más tarde para transformarlo en bodega del monasterio, donde una conducción de piedra, todavía existente, llevaba el mosto atravesando el atrio desde la sala de los lagares, para que fuera decantándose lentamente, hasta las barricas donde fermentaba y se convertía en buen vino. Por dos veces, figura también su escudo en las arcadas ojivales del claustro de novicios, que responderían a un donativo del año 1425, como aventura Altisent, y lo mismo la sala abacial con arcos flamígeros situada sobre la cocina, y que da al sobreclaustro.
Bibl.: J. Finestres, Historia de el Real Monasterio de Poblet, vol. III, Cervera, Manuel Ibarra, 1756, págs. 253-255, 260- 261 y 379-381; A. Altisent, Història de Poblet, Poblet, Abadía, 1974, págs. 341-344 y 371-372.
Alejandro Masoliver, OCist.
