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Fernando José de Velasco y Cevallos

Biografía

Velasco y Cevallos, Fernando José de. Barón de Velasco (I). Presillas (Cantabria), 19.III.1707 – Madrid, 1.VIII.1788. Consejero del Consejo de Castilla.

Descendiente de dos de las Casas de hidalgos de mayor abolengo de las montañas de Santander, los Velasco y los Cevallos, Fernando José de Velasco y Cevallos era hijo del señor de Velasco, Gaspar Teodoro de Velasco, y de María Celedonia de Isla.

Sus estudios se iniciaron, quizá por la carrera profesional de su padre, en 1721 en la Universidad de Sevilla.

Estos primeros estudios dieron un giro cuando el 19 de abril de 1726 fue recibido como becario colegial en el Colegio Mayor del Arzobispo de la Universidad de Salamanca. Aunque no hay constancia de las fechas de sus grados de bachiller, licenciado y doctor, todo parece indicar que en dicha Universidad llevaría a cabo sus estudios de Derecho, consiguiendo ser nombrado, en el curso de 1732-1733 como rector del Colegio del Arzobispo.

Después de trece años como colegial, durante los cuales fue consultado por la Cámara de Castilla para algunos cargos sin el menor éxito ante informes poco favorecedores de los asesores del secretario del Despacho de Gracia y Justicia, el 20 de noviembre de 1739, tras solicitarlo Fernando José de Velasco, fue nombrado, de manera directa por el Rey sin necesidad de la consulta de la Cámara, alcalde del Crimen de la Audiencia de Aragón.

Ese mismo año de 1739, concretamente el 15 de junio, fue recibido por la Real Academia de la Historia como académico honorario de la misma.

Tras otros trece años en este puesto y ser consultado sin éxito por la Cámara para otros cargos de la misma Audiencia aragonesa, el 18 de abril de 1752, otra vez por concesión real directa, fue nombrado oidor de la Chancillería de Valladolid, tomando posesión de la plaza el 1 de junio del mismo año. En esta localidad castellana ocurrirá, el 1 de marzo de 1755, la muerte de su primera mujer, Nicolasa Montoya, siendo enterrada en la iglesia de San Nicolás de Valladolid. De este matrimonio tuvo tres hijos, Fernando, la monja bernarda María Joaquina y José María de Velasco y Montoya.

Su siguiente cargo en la carrera judicial fue el nombramiento, el 5 de marzo de 1760, tras ser consultado en primer lugar por la Cámara, como fiscal de la sala de alcaldes de Casa y Corte. Permaneció en la Corte hasta ser consultado en primer lugar por la Cámara como presidente de la Chancillería de Granada el 7 de junio de 1766. El Rey, a pesar de un informe negativo sobre su persona de 1765 en el que era calificado como partidario del partido jesuita, le adjudicó dicho cargo el 6 de julio de ese mismo año.

Permaneció en Granada hasta que, tras una petición suya, fue consultado el 14 de febrero de 1770 por la Cámara en primer lugar por tres votos y en segundo lugar por un voto como consejero del Consejo de Castilla, cargo para el que fue designado por el Monarca el 10 de abril de 1770 con carácter de interino, mientras permaneciera en Filipinas Simón de Anda y Salazar. En este mismo año de 1770 se manifestó en contra de los intentos de reforma de los Colegios Mayores llevados a cabo por Pérez Bayer, siendo uno de los autores de una exposición presentada al Rey para defenderlos de los ataques reformistas.

A pesar de haberse situado claramente en el grupo más tradicional de la administración española, Velasco llegó al puesto de consejero de Castilla y en él desarrolló las comisiones típicas de estos consejeros.

Así, el 29 de septiembre de 1770 fue nombrado asesor del Consejo de Castilla en el Consejo de Inquisición, perteneciendo también en el cargo de asesor del Consejo de Castilla en el Consejo de Guerra hasta la disolución de dichas asesorías con la reforma del Consejo de Guerra de diciembre de 1773. Otras comisiones de menor importancia recayeron en manos de Fernando José de Velasco el 29 de octubre de 1884. Ese día fue nombrado juez protector de las memorias y obras pías que fundó el embajador Juan de Vargas, de las memorias fundadas por Juan Díaz de Torres y de las Memorias fundadas por Julián de la Casa.

La labor administrativa y judicial fue recompensada el 26 de marzo de 1777 por el Rey con su nombramiento como caballero de la Orden de Carlos III.

Tras esta fecha las comisiones como consejero de Castilla se siguen sucediendo. El 18 de noviembre de 1779 fue designado ministro de la Junta de Tabaco, de la que llegó a ser su presidente mientras que en 1784 fue nombrado juez de Imprentas. También se tienen datos de que durante estos años llegó a ser presidente de la Mesta y asesor de la Real Sumillería de Corps en la Corte.

Tras esta dilatada carrera como consejero del Consejo de Castilla, finalmente, el 23 de octubre de 1785 fue elegido camarista de la Cámara de Castilla, máximo cargo de la magistratura hispana del momento.

Como tal camarista murió en Madrid el 1 de agosto de 1788 dejando viuda a su segunda esposa, Paula de Quevedo Hoyos y Colmenares.

Además de la carrera judicial, en el caso de Fernando José de Velasco la labor cultural resultó fundamental en su personalidad. Además de ser académico honorario de la Real Academia de la Historia, lo fue de la Academia Española.

Fernando José de Velasco también desarrolló una importante labor intelectual y fue autor de numerosos estudios, la mayoría de ellos no publicados y perdidos en la actualidad. Además su pasión bibliófila le llevó a formar a lo largo de su vida una de las bibliotecas más importantes de su época con abundantes manuscritos e impresos de gran valor. Entre sus intereses intelectuales destacan sobre todo sus intereses genealógicos y sus conocimientos numismáticos además de desarrollar una significativa labor epistolar con numerosos eruditos de la época entre los que destaca la correspondencia mantenida con Gregorio Mayans y Siscar, conservada en la actualidad. En 1782 le fue concedido el título de barón de Velasco.

 

Obras de ~: Sobre la jurisprudencia pública en que prueba los derechos de nuestros Reyes a diferentes Estados de Europa, que están usurpados, ms.; Varios discursos Económico-Políticos para el gobierno del reino, ms.; Colección de varias respuestas fiscales sobre hospitales, recogimiento de mujeres mundanas, extinción de ladrones, é incorporación de muchos oficios, que se hallan enagenados a la Corona, ms.; Sobre la preferencia y mayoría de doña Elvira, condesa de Tolosa [...] respecto de doña Teresa, su hermana, primera condesa de Portugal y otros asuntos histórico-genealógicos, ms.; Disertación sobre que el Reyno de Algarbe ha pertenecido al Reyno de España, y que los Reyes de Portugal no se intitutaron Reyes de Algarbe, hasta la donacion que hizo D. Alfonso III de Portugal, ms.; Historia de la Casa de Velasco, probando, que esta desciende de los Condes Soberanos de Castilla (inconclusa).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, legs. 142, 145, 146, 150, 157, 158, 159, 160 y 590; Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, lib. 738 y legs. 11.867, 13.490 y 13.532; Estado, leg. 6.380; Orden de Carlos III, exp. 42; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, Protocolo 20.207, fols. 621-622 y 723-730.

J. Rezábal y Ugarte, Biblioteca de los escritores que han sido individuos de los seis Colegios Mayores. Madrid, Imprenta de Sancha, 1805, págs. 414-416; M. Solana, “Don Fernando José de Velasco Ceballos y Fernández de Isla”, en Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, n.º 7 (1925), págs. 225-249; M. Escagedo Salmón, La Biblioteca del Camarista de Castilla Don Fernando José de Velasco y Ceballos, Santander, Imprenta y Encuadernación de la Librería Moderna, 1932; L. Ferrer Ezquerra y H. Misol García, Catálogo de Colegiales del Colegio Mayor de Santiago el Cebedeo, del Arzobispo, de Salamanca, Salamanca, Universidad, 1956, págs. 120-121; J. López de Toro: Correspondencia entre D. José López de Cárdenas y D. Fernando J. de Velasco, Murcia, 1961; J. Fayard: “Los Ministros del Consejo Real de Castilla (1621-1788)” en Hidalguía, n.º 169 (noviembre-diciembre de 1981), pág. 999; G. de Andrés, “La Biblioteca manuscrita del camarista de Castilla Fernando José de Velasco en la Biblioteca Nacional”, en Cuadernos de Investigación Histórica (Madrid, Fundación Universitaria Española), n.º 16 (1995), págs. 143-165; F. Andújar Castillo, Consejo y consejeros de guerra en el siglo XVIII, Granada, Universidad, 1996, págs. 283-284; E. Soria Mesa, La Biblioteca genealógica de don Luis de Salazar y Castro, Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1997, págs. 19- 20; C. Domínguez Rodríguez, Los oidores de las salas de lo civil de la Chancillería de Valladolid, Valladolid, Universidad, 1997, pág. 138; A. Mestre Sanchís y P. Pérez García (eds.), Epistolario XVI. Mayans y los altos cargos de la magistratura y administración borbónica, 3. Fernando José de Velasco y Ceballos (1753-1781), Valencia, Ayuntamiento de Oliva, 1998, espec. págs. 7-52; E. Velasco Moreno, La Real Academia de la Historia en el siglo XVIII. Una institución de sociabilidad, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000, pág. 312; J. García Martín, El juzgado de imprentas y la utilidad pública: cuerpo y alma de una “monarquía vicarial”, Bilbao, Universidad del País Vasco, 2002, pág. 388; I. Gómez González, La Justicia, el Gobierno y sus Hacedores. La Chancillería de Granada en el Antiguo Régimen, Granada, Comares, 2003.

 

Manuel Amador González Fuertes

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