Añoveros Ataún, Antonio. Pamplona (Navarra), 13.VI.1909 – Bilbao (Vizcaya), 24.X.1987. Obispo de Cádiz y de Bilbao.
Hijo de periodista sería él también periodista, a su manera, más tarde en 1986, cuando como obispo de Cádiz —siendo subdirector de la hoja diocesana Navarra La Verdad— fue proclamado “Popular del año” por el periódico Pueblo y la revista Mundo. Así pues, Madrid y Barcelona, los dos polos más críticos del país, después de cachear su biografía, reconocían la inmensa popularidad del obispo más discutido de España.
Buen estudiante de bachillerato en Pamplona, entró en el seminario a los diecinueve años. Universitario en Zaragoza, logró graduarse en Derecho Civil y ser ordenado sacerdote a los veinticuatro años, en 1933. Los tiempos recios de la Segunda República y de la Guerra Civil no le pillaron con el pie cambiado dentro de su sociedad y se hizo capellán voluntario del 87 Regimiento de Ametralladoras y asesor de frentes y hospitales durante la contienda y primer capellán de la Escuela de Mandos del Frente de Juventudes en Madrid, coadjutor y cura párroco en Pamplona en la posguerra y primeros años del despegue del régimen del general Franco.
Enseguida, el cardenal Herrera Oria, siendo titular de la sede de Málaga, le nombró delegado de Acción Católica, director espiritual del seminario, así como vicario general de la diócesis y rector del seminario.
En 1954 fue elegido obispo coadjutor de Cádiz, diócesis de la que pasó a ser obispo residencial en 1965, al morir el leonés Tomás Gutiérrez. Y fue un poco en Cádiz donde empezó la cosa. Añoveros Ataún nunca perdió un minuto por crearse una imagen, ni aspiró a otro poder que el que le otorgaba su conciencia solidaria.
Así lo decía su lema episcopal: “No he venido a ser servido, sino a servir”. Fuera de la política y del periodismo no fue, afortunadamente, una estrella llena de trucos comunicativos aprendidos, y buscó siempre el segundo plano, el de obispo de Cádiz o de Bilbao, que fue donde él se cargó con el trabajo de la verdad.
Pastoral a pastoral y gesto a gesto.
Escuchador atento de sus fieles con todas las consecuencias, todavía resuenan los ecos de aquella memorable y contestada pastoral de agosto de 1967, sobre los problemas del campesinado andaluz. Como también la homilía del 23 de febrero de 1973, ya en Bilbao, que se leyó en la mayor parte de las iglesias vizcaínas el día 24 y que rondó la decisión de su destierro forzado por parte del Gobierno, así como el estudio de la excomunión sobre el presidente del Gobierno.
El episcopado de Antonio en Bilbao fue relativamente corto, pues conviene recordar que ya desde octubre de 1974, es decir, sin haber llegado a los tres años de su presencia, su salud empezó a resentirse seriamente.
Sin duda ninguna, los hechos de febrero a marzo de 1974 fueron para él algo muy serio y grave.
De 1975 a 1978, aunque presente en la diócesis, tenía que ausentarse de ella con frecuencia. El mes de septiembre de 1978 presentaba su renuncia, que Juan Pablo I, en su breve pontificado, aceptaba pasando a ejercer de simple coadjutor de la parroquia del Carmen, en Bilbao, hasta su muerte en 1987.
Bibl.: F. Rodríguez de Coro, Colonización política del catolicismo. La experiencia española de posguerra (1941-1945), San Sebastián, Confederación Española de Cajas de Ahorro, 1979; J. A. Ubieta, V. Tarancón y J. García Añoveros, Agur Jauna, Antonio Añoveros, Bilbao, Obispado de Bilbao, 1988.
Francisco Rodríguez de Coro, SDB