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Rafael Lasala y Locela

Biografía

Lasala y Locela, Rafael. Vinaroz (Castellón), 7.VIII.1716 – Solsona (Lérida), 17.VI.1792. Agustino (OSA), catedrático y obispo.

Sus padres fueron Juan Bautista Lasala y Clara Locela.

Cuando su hijo Rafael había cumplido quince años de edad ingresó en el convento de San Agustín de Valencia (23 de agosto de 1731), para profesar el 24 de agosto del año siguiente, de manos de Tomás Sandoval. Rafael tuvo “un hermano de madre”, llamado Máximo, también agustino y célebre maestro de Latinidad y Retórica en Alcira (Valencia).

Rafael Lasala destacó por sus cualidades intelectuales.

A los veintitrés años de edad consiguió el título de lector de Artes y Teología, graduándose posteriormente en la Universidad de Valencia de doctor en Teología. En diciembre de 1740 fue ordenado sacerdote y en 1745 ganó, con todos los votos, la cátedra de Vespertina de Filosofía y después de Matemáticas en la Universidad de Valencia. También enseñó Teología en esta Universidad.

En la Orden Agustiniana ejerció sucesivamente los cargos de rector del colegio San Fulgencio, y prior de los conventos Nuestra Señora del Socorro y San Agustín, de Valencia. La Academia de Nobles Artes o de Santa Bárbara, antes de ser erigida la Real de San Carlos, le nombró académico de honor.

Mediante la intervención de Francisco Pérez Bayer y Andrés Mayoral, arzobispo de Valencia, el Rey le propuso para obispo el 7 de agosto de 1767, y Clemente XIII preconizó a Rafael Lasala como obispo titular de Adramita y auxiliar del Arzobispado de Valencia, el 14 de diciembre del mismo año. En la iglesia del convento agustino de San Felipe el Real de Madrid fue consagrado obispo el 20 de marzo de 1768, por Juan Sáenz Buruaga, arzobispo de Zaragoza, asistido por José Tormo Juliá, obispo de Orihuela, y por José Laplana Castellón, obispo de Tarazona.

A la muerte de Andrés Mayoral le sucedió en la silla valenciana Tomás de Azpuru (12 de marzo de 1770), pero como éste residía en Roma por encargo de la Corona española, procedió al nombramiento del obispo Lasala para el mismo cargo, de auxiliar y gobernador eclesiástico de la diócesis de Valencia. En este tiempo fue cuando Gregorio Mayans acusó en varias ocasiones a Lasala de sostener y promover la ignorancia y el despotismo en asuntos de educación y formación intelectual de los valencianos, en alusión directa al funcionamiento del colegio de San Pablo. Sin embargo, el mismo Rey se fijó en él como la persona más indicada “para la dirección de los Reales Estudios de Madrid, a fin de restablecer esta escuela de la Corte, para que sirva de ejemplar a España”, aunque consideró de mayor utilidad el que gobernase la diócesis de Valencia.

Carlos III, una vez fallecido el arzobispo Azpuru, el 7 de junio de 1772, promovió para la diócesis de Solsona a Lasala el 30 de octubre del mismo año, luego preconizado por Clemente XIV el 15 de marzo del año siguiente. Cuando ya estaba en la diócesis de Solsona, la Universidad de Solsona le nombró catedrático honorario, al tiempo que colocaba su retrato entre los maestros más ilustres. En Solsona estableció Lasala un Centro de Estudios Teológicos y de Sagrada Escritura, donde él mismo fue durante algunos cursos presidente y profesor. En cuanto pastor de la Iglesia, además de celebrar un sínodo diocesano, recorrió todas las parroquias, iglesias, capillas, oratorios, ciudades y pueblos del obispado de Solsona. Cuando ésta se vio invadida por “fiebres pestilenciales” (1783), visitó infatigablemente a sus víctimas, al tiempo que proporcionaba la ayuda necesaria para la curación y convalecencia de los enfermos, incluso gratificó económicamente a los médicos que acudían de fuera de su diócesis a asistir a los enfermos.

Su preocupación por los fieles le llevó, una vez cursada la visita pastoral a la diócesis, a escribir dos catecismos para que pudiesen tener “una idea metódica y bien concertada de la religión”. Las fuentes usadas fueron la Biblia, san Agustín, san Cirilo de Jerusalén, san Gregorio Niseno, santo Tomás de Aquino, concilios y magisterio de la Iglesia. En el Catecismo mayor, destinado a los párrocos, eclesiásticos y personas instruidas, está incluido el Catecismo menor, aunque sólo con la consulta de aquél no se llega a identificar lo que integra éste. El Catecismo mayor se extiende en consideraciones de mayor amplitud, mostrando erudición, sencillez y claridad expositiva. Tanto las preguntas como las respuestas están bien efectuadas, sin que se observen excesivos tintes moralistas. Abundan sobre todo los textos bíblicos. En ocasiones las citas de la Biblia ocupan una tercera o cuarta parte de cada página. Al último especialista en catecismos y catequesis en España, Luis Resines, le resulta difícil de creer la inclusión de elementos bíblicos, “dada la tendencia de omisión o distanciamiento del panorama bíblico. Pero ahí está en toda su magnífica riqueza, que en nada envidia a los mejores textos catequéticos del siglo xvi en cuanto a incorporación del sentido bíblico”. El esquema seguido es tretamembre: credo, mandamientos, sacramentos y oración. Esta obra conoció tres ediciones, 1790, 1791 y 1792, todas ellas en castellano, e impresas en la tipografía de la Universidad de Cervera (Lérida).

El Catecismo menor recoge la enseñanza básica de cuanto se debe creer y obrar. Sus destinatarios son los niños, la juventud y el pueblo humilde. El catecismo carece de citas bíblicas, razón por la que resulta “un texto bastante más difícil, necesitado de explicaciones y que por la dificultad conceptual y de lenguaje se escapa previsiblemente a los niños” (Resines, 1997).

Tres ediciones se realizaron del Catecismo menor en catalán, en los años 1790, 1791 y 1792; y una edición en castellano (1791).

Según Fuster, la obra del catecismo de Lasala recibió “los más completos elogios de los sabios”, pues fue considerado el mejor catecismo original escrito en lengua castellana. Concluye Fuster indicando que el catecismo de Lasala resulta “útil y necesario, y porque en todo él reina la sencillez y pureza evangélica, y nada hay disputable ni sospechoso; su plan es sabio, coordinado, sostenido y seguido con unión y enlace de pensamientos, distribución de materias, sustancioso y científico”.

Esta maestría e ingenio la constató también José Molla, quien presenta a Rafael Lasala como un hombre de “entendimiento claro y elevado, un ingenio fecundo y sutil, un juicio severo, una memoria vasta y un sabor como innato de lo bello, lo fino, lo original, lo sublime, lo sólido y mejor”. El obispo Lasala formó parte del grupo de obispos del siglo xviii más avanzados, de espíritu reformista, austero y protector de la cultura, enemigo de supersticiones y sutilezas escolásticas en la predicación. Se movió en el círculo de los reformistas e ilustrados como Roda, Pérez Bayer, José Climent y otros. Lasala, enemigo de los jesuitas, no se libró de ser acusado de jansenista. Sus restos mortales reposan en la catedral de Solsona.

 

Obras de ~: Elogio histórico de San Luis, rey de Francia. Díjole en su festividad, día 25 de agosto de 1759, en la Iglesia de los Padres Capuchinos de Alicante, Valencia, Tipografía Monfort, 1759; Sermón de San José de Calasanz en las fiestas de su canonización, Valencia, Tipografía Monfort, 1768; Catecisme menor de la doctrina cristiana, que baix de un context comprén dos classes de preguntas, de las quals las notadas amb asterisco (*) forman lo Catecisme de examen, o delque es mes necessari saber; y las que no portan nota se anyadeixen per major instrucció, Cervera, Imprenta de la Universidad, 1790 (Cervera, Imprenta de la Universidad, 1791; Cervera, Imprenta de la Universidad, 1792); Catecismo menor de la doctrina christiana para la enseñanza en la diócesis, Cervera, Imprenta de la Universidad, 1791; Catecismo mayor de la doctrina christiana, en que se comprende el menor, y se da una instrucción más cumplida de las verdades de nuestra santa religión católica, Cervera, Imprenta de la Universidad, 1790 (Cervera, Imprenta de la Universidad, 1791; Cervera, Imprenta de la Universidad, 1792).

 

Bibl.: D. Feliù, Oración fúnebre, Tarragona, Tipografía Pedro Canals, 1792; J. Molla, Elogio fúnebre del ilustrísimo señor Dn. Fr. Rafael Lasala, Obispo de Solsona [...], Valencia, Hermanos de Orga, 1793; J. P. Fuster y Taroncher, Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros días. Con adiciones y enmiendas a la de D. Vicente Ximeno, vol. II, Valencia, Imprenta y Librería de José Ximeno e Ildefonso Mompie, 1830, págs. 134-136; J. Lanteri, Eremi Sacrae Augustinianae. Pars altera in qua agitur de augustinianis episcopis externis qui floruerunt post magnam Ordinis unionem peractam ab Alexandro IV anno MCCLVI. Accedit appendix de Procuratoribus generalibus ejusdem Ordinis, Romae, Typ. Bernardi Morini, 1875, págs. 102-103; B. Fernández, “Nuevas noticias bio-bibliográficas y críticas, extractadas del Memorial liberario”, en La Ciudad de Dios, 36 (1895), pág. 452; T. López Bardón, Monastici Augustiniani R.P. Fr. Nicolai Crusenii continuatio atque ad illud additamenta sive Bibliotheca Manualis Augustiniana in qua breviter recensentur Augustinenses utriusque sexus virtute, litteris, dignitate ac meritis insignes ab anno 1700 usque ad 1800, vol. III, Vallisoleti, Typ. J. E. de la Cuesta, 1916, págs. 120-123; A. Manrique, “Lasala y Locela, Rafael”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1270; A. Mestre, “Religión y cultura en el siglo xviii español”, en R. García Villoslada (ed.), Historia de la Iglesia en España. IV. La Iglesia en la España de los siglos xvii y xviii, Madrid, La Editorial Católica,1979 (Biblioteca de Autores Cristianos [BAC], Maior, 16-22), págs. 618 y 620-621; J. F. Alcaraz Gómez, “Documentos. Felipe V y sus confesores jesuitas. El ‘Cursus’ episcopal de algunos personajes ilustres del reinado”, en Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante (RHMA), 15 (1996), págs. 13-45; A. Llin Cháfer, Arzobispos y Obispos de Valencia, Valencia, Ediciones Iglesia en Misión, 1996, págs. 141, 143-144 y 241; L. Resines, La catequesis en España. Historia y textos, Madrid, La Editorial Católica, 1997 (BAC Maior, 56), págs. 382, 389, 407, 429, 482-484, 490 y 626; V. León Navarro, “Rafael Lasala y Locela, Obispo auxiliar de Valencia. Su postura ante la extinción de los jesuitas”, en RHMA, 17 (1998-1999), págs. 353-372; V. León Navarro y T. M. Hernández, “El Real Seminario de Nobles educandos de Valencia (1767-1784). ¿Un símbolo del reformismo educativo?”, en Anales Valentinos, 55 (2002), págs. 129-153.

 

Rafael Lazcano González

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