López de Guadalupe, Antonio. Castro Caldelas (Orense), 1475 – Orense, p. m. s. xvi. Médico.
Nacido de familia judía. Como su hermano Paulo hizo los estudios de Medicina en la Universidad de Salamanca, ambos aquí convertidos al cristianismo. Ejercieron luego de médicos en Orense, donde sus padres habían fijado su residencia. Pronto llegó a la Corte su fama de buenos galenos, y a ésta fueron ambos hermanos llamados, quedando al servicio de Isabel la Católica y de la Corte. Al morir los Reyes, quedaron al servicio de Carlos V; el mismo papa, Adriano VI, solicitó de Carlos V las atenciones de Antonio, y en Roma permaneció, médico del Sumo Pontífice, hasta que éste expiró. Antonio no cambió de nombre, como hizo su hermano llamándose Paulo de Santa Cruz en memoria del gran converso apóstol san Pablo. El Emperador recompensó sus servicios, declarándoles nobles y limpios, autorizados para tener su escudo de armas y alternar en la Corte.
Carlos V los llevaba a su lado, incluso en las batallas y empresas de Estado, por España, Italia, Alemania, Países Bajos. Y así (Copia de Linajes, fol. 404, Archivo de Valladolid) “Estando el Emperador Carlos en Bolonia, dioles carta de privilegio de nobles y caballeros: [...] a vos Antonio de Guadalupe [...] que fuisteis Zirujano mayor del Papa Adriano VI [...] y de la Reina Serenísima Doña Isabel, y atendisteis a nosotros con toda diligencia ansí en España como en Italia, y en la tierra y en el mar [...] te criamos caballero noble [...] y honramos a ti [...] y a Paulo de Santa Cruz, médico, tu hermano [...] e descendientes desde ahora para siempre jamás”. Y les señaló armas.
Retornaron a Orense y aquí vivieron hasta su muerte, quedando descendientes en la ciudad, ya que éstos en 1587 solicitaron ante el corregidor informe de nobleza, ya emparentados con los Nóvoa, Puga, Araújo, etc. (Archivo del marqués de Leis). En 1592, a 11 de noviembre, se informaba de la nobleza de Antonio de Nóvoa, por lo que se le expidió real despacho por Diego de Urbina, como descendiente de López de Guadalupe. Era dueña esta familia de la casa n.º 1 en lo que fue modernamente calle del Instituto. Se confirma lo dicho por el testamento de Francisca de Araújo y Puga ante Juan de Nevoeiro en 1620, donde se dice que “Inés y Catalina de Guadalupe heredan la Casa de Rúa Nova y huerta del Concejo” —barrio en que estuviera la aljama de los judíos—. Los López de Guadalupe tenían sepultura en la catedral, Santa María Madre y San Francisco. En este testamento se mandaba a María López de Caldelas, entre otras cosas, que rezaran por sus almas responsos ante sus sepulturas.
Bibl.: B. Fernández Alonso, Orensanos ilustres, Orense, Antonio Otero, 1916; M. Amor Meilán, Biografías gallegas, Lugo, La Provincia, 1922-1924, 4 vols.; F. Lanza Àlvarez, Dos mil nombres gallegos, Buenos Aires, Ediciones Galicia, 1953; Grupo Interdisciplinar de Traballo “R. M. Aller”, Diccionario Histórico das Ciencias e das Técnicas de Galicia. Autores, II, Seminario de Estudios Gallegos, Sada (La Coruña), Ediciones do Castro, 2005.
Eligio Rivas