Foronda Roca, Sebastián. Badajoz, 1665 – Cebú (Filipinas), 20.V.1728. Agustino (OSA), obispo misionero en Filipinas.
Fueron sus padres Luis de Foronda y Catalina Roca, vecinos de Badajoz y parroquianos de la Inmaculada Concepción. Parece que vistió la librea agustiniana en el convento de San Felipe el Real de Madrid y profesó el 23 de enero de 1684, ante el comisario procurador fray Manuel de la Cruz en 1682. Luego zarpó para Filipinas, llegó al puerto de Cavite el 28 de agosto siguiente, y fue prohijado en la provincia de Filipinas por el definitorio del día siguiente: “Fray Sebastián Foronda, hijo de San Phelipe [el Real de Madrid], de edad de 19 años y de hávito dos”.
Terminada la carrera eclesiástica en Manila, fue ordenado presbítero en enero de 1688, y pasó de inmediato a la provincia de la Pampanga para imponerse debidamente en tan difícil idioma. Obtuvo el padre Foronda el primer destino en el capítulo provincial, celebrado en el convento de San Agustín de Manila el 30 de abril de 1689, al nombrarle para uno de los mejores conventos y pueblos de dicha provincia, como era el de Guagua. Considerado de ingenio superior y dotado de gran dedicación al estudio, el mismo Capítulo le admitió a examen de confesor y predicador de españoles, prueba irrecusable de que la provincia estimaba sus méritos y letras, pues era oficio reservado a personas de toda solvencia en ciencia y virtud, sobre todo.
Concluido el trienio en Guagua (1689-1692), asistió a los Comicios Provinciales ordinarios (Manila, 25 de abril de 1692), y en ellos obtuvo otro priorato y ministerio de importancia, como era el de Bacolor, pero esta vez en la provincia de Bulacán, al mismo tiempo que se le nombró examinador de lengua pampanga; este nombramiento se juzga de mucha relevancia, pues para este menester solían ser escogidas personas que conocieran muy bien el idioma, y no era tanto el tiempo de estancia del padre Foronda en la Pampanga para conocer con tal prestancia la lengua de la que ahora se le designaba examinador para el trienio 1692-1695.
Posiblemente el padre Foronda no se encontraba con buena salud, bien por su trabajo, bien por la dureza del clima; lo cierto es que su nombre no vuelve a aparecer en los Libros de Gobierno de la provincia hasta la celebración de la Congregación Intermedia (Manila, 31 de octubre de 1699), fecha en que se le nombró ecónomo de la provincia, cargo en el que desempeñó una meritoria labor, tanto en el campo de la administración de los bienes de la corporación como en el poner en orden las escrituras de las haciendas que entonces poseía la provincia en Filipinas.
Por razón de su cargo hubo de asistir al siguiente Capítulo Provincial (Manila, 14 de abril de 1701), y en él fue electo compañero del provincial fray José López y secretario de la provincia, y en esta condición asistió también al Capítulo Provincial (Manila, 11 de abril de 1704), que le colmó de cargos, y todos muy honrosos, tales como cuarto definidor y compañero del padre provincial fray Juan Bautista de Olarte, y secretario de provincia por segunda vez. En el Capítulo Provincial (Manila, 12 de mayo de 1707), terminados los oficios de definidor y secretario provincial, obtuvo once votos como candidato a provincial, pero fue nombrado prior de Macabebe, en la provincia de la Pampanga, donde permaneció hasta la celebración de los Comicios Provinciales (Manila, 8 de mayo de 1710), de donde salió electo prior-ministro de Candaba, también en la provincia de la Pampanga.
Sus aciertos y buen gobierno lo conocían todos.
Por eso, al llegar el Capítulo Provincial (Manila, 4 de mayo de 1713) los padres capitulares pusieron los ojos en él, exigiendo de su persona y gobierno lo que se esperaba. Elegido provincial, trató de promover los estudios, visitó la provincia y, en especial, las misiones vivas esparcidas por la Pampanga, e hizo todos los esfuerzos posibles para remodelar y completar la iglesia y convento de San Agustín de la ciudad de Manila.
Por estas fechas se registra la donación de un terno blanco bordado en hilo de oro y plata para el convento madrileño de San Felipe, “por ser este en donde paran los Comisarios de esta Provincia y ser real corte, en donde tendrá lucimiento de él la Religión, y porque, en atención a que en muchas cosas dependemos de la benevolencia de los Padres de dicho convento”.
Terminado su trienio de provincial (1713-1716), el día 1 de mayo de 1716 tuvo lugar en Manila el Capítulo Provincial ordinario y en él mereció ser nombrado prior del convento de Manila, pero por poco tiempo, puesto que el 31 de octubre de 1717 se le cursó oficio para regentar el priorato de Bacolor, pueblo de la provincia de Bulacán.
Habiendo sido presentado por el Rey y preconizado por el Papa, fray Pedro Sáenz de la Vega, mercedario, para regentar el obispado de Cebú, en las islas Filipinas, después de consagrado en México, donde residía, se negó con tenacidad a pasar a su diócesis, por lo que hubo que pensar en otro que la gobernase, y este otro fue el padre Sebastián de Foronda, que fue nombrado obispo in partibus de Calidonia con el título de administrador apostólico de la diócesis de Cebú. Del 23 de enero de 1717 es la presentación del padre Foronda, y se cree que fueron los miembros de la misión agustiniana de 1717 los que llevaron a Filipinas el decreto regio, ya que en el Capítulo Provincial (Manila, 27 de abril de 1719) se decía lo siguiente: “Leyóse en este Diffinitorio una Carta del Ilmo. Sr. D. Fray Sebastián de Foronda, Obispo electo Auxiliar de Zebú, en que pide y suplica se le admita el proseguir con la mutua obligación de dezir nuebe missas por cada religioso diffunto; y, vista la Súplica, determinados conceder y de facto concedemos a su Señoría Ilma. lo que pide”.
El 23 de julio de 1718 aceptó el padre Foronda la prelatura del obispado de Cebú para gobernarle, pero no en las cosas de orden. El 29 de octubre del mismo año tomó posesión del mismo por medio de Tomás Gómez. Fue preconizado obispo por Inocencio XIII en Roma. Se expidieron las bulas a favor del agraciado, el 11 de marzo de 1722. No deja de llamar la atención el que, con fecha de 23 de enero de 1717, el Rey ordenara al padre Foronda tomar posesión del obispado de Cebú, excepto en las cosas de orden, y que sólo el 16 de febrero de 1721 hubiera cursado a su embajador en Roma el mandato de presentar a Su Santidad al padre Sebastián de Foronda para el referido obispado. Tal vez mediaron problemas con el obispo Sáenz de la Vega Landaverde, o el Consejo de Indias quería esperar la resolución definitiva de la Santa Sede contra el obispo renitente. También podría ser que el Monarca quisiera aguardar la aceptación explícita del designado, como se quiere dar a entender en el texto de la cédula de 1717, con la buena determinación de evitar un segundo desplante por motivos fáciles de imaginar.
En virtud de las letras apostólicas de 2 de marzo de 1722, recibió el padre Foronda la ordenación episcopal el 30 de noviembre de 1723 en Macao, por no haber obispo en Filipinas, de manos de Juan de Cozal, asistido del deán de la catedral y del padre provincial de los jesuitas del Japón. De regreso a las islas, gobernó con acierto y celo apostólico su diócesis, a la que visitó con esmero. En este cargo se distinguió sobre todo por su espíritu limosnero, y por su contribución con gran cantidad de dinero a la construcción del convento e iglesia del Santo Niño de Cebú, de la Orden de San Agustín.
Falleció en su palacio episcopal de Cebú el 20 de mayo de 1728, y fue sepultado en templo del Santo Niño, del que, como agustino, era tan devoto.
Obras de ~: Sermón del glorioso Patriarca y Doctor de la Iglesia Nuestro Gran Padre el Señor S. Agustín, que en su gran día 28 de Agosto de este año de 1714, en su Convento de la Conversión del Señor S. Pablo de la ciudad de Manila de las Islas Filipinas predicó, con asistencia del Muy Illustre Señor Conde de Lizárraga, Governador y Capitán General de dichas Islas, la muy noble y muy ilustre Ciudad y Sagradas Religiones, Manila, 1714; Oración fúnebre en las exequias que la Muy Noble y Leal Ciudad de Manila, Cabeza de las Islas Filipinas, celebró en la Iglesia del Señor S. Augustín de dicha Ciudad el día 14 de Febrero de 1715 al Sr. D. Martín de Ursúa de Arismedi, Conde de Lizárraga, Governador y Capitán General que fue de dichas Islas, y Presidente de su Audiencia y Real Chancillería. Con asistencia del Señor Doctor Don Joseph de la Torre, Oydor Decano, Governador y Capitán General, su Cabildo y Nobleza, el Illustríssimo y Rev. Señor Arzobispo Metropolitano Don Fr. Francisco de la Cuesta y Sagradas Religiones, Manila, 1715; Sermón en la festividad del Gran Padre Patriarcha y Doctor de la Iglesia S. Agustín, Obispo de Hipona, Manila, 1724; Informe sobre el estado de varias iglesias de Ilocos en los años de 1709/1710, en Archivo Agustiniano 13 (1920), págs. 201-213.
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Isacio Rodríguez Rodríguez, OSA