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Sancho d' Ull

Biografía

Ull, Sancho d. Ull (Aragón), s. m. s. xiii – Aviñón (Francia), 1356. Carmelita (OCarm.), provincial, confesor del Papa, obispo de Segorbe-Albarracín.

Se desconoce dónde hizo los estudios, aunque no sería improbable que hubiera pasado a Francia a los centros de la Orden del Carmen, donde obtendría los grados de doctor en Teología y Derecho Canónico; la primera de estas disciplinas la enseñó en conventos de la Orden.

Varios años permaneció en la Corte pontificia de Aviñón, según algunos historiadores, como confesor del Papa. Desempeñó también el cargo de provincial de los carmelitas en 1310.

El Cabildo de Segorbe, única diócesis entonces con Albarracín, lo eligió obispo. Confirmado por la Santa Sede, fue consagrado en marzo de 1319, en la dominica laetare de cuaresma. De su actividad en la diócesis de Segorbe-Albarracín ofrece amplias noticias Llorens Raga. En doble dirección orientó su trabajo: renovación de la vida cristiana y defensa de los intereses de la diócesis. Para la renovación espiritual convocó sínodos. El primero, celebrado a partir de 13 de abril de 1320 en la dominica del Buen Pastor; se inició en la iglesia de Santa María de Albarracín. El contenido de los decretos sinodales es realmente indicador, en orden al esclarecimiento de las costumbres cristianas de la época medieval y a la renovación de las mismas. Aunque el proyecto del obispo Sancho d‘Ull era celebrar cada año un sínodo, solamente se conocen las constituciones del celebrado en Albarracín y de otro que se celebró en Segorbe a partir del 18 de octubre de 1323. El contenido de las constituciones de ambos sínodos es muy semejante. Se refiere “a la reforma de la disciplina eclesiástica y a la corrección de los fieles en puntos generales y ya prevenidos en los cánones”.

Para defender los intereses de la diócesis mantuvo pleitos con las Órdenes de Montesa y Calatrava respecto a los diezmos de distintos pueblos; los fallos le fueron favorables en el año 1323. Sobre todo fue admirable su tesón contra los prelados de Tortosa y Zaragoza y principalmente con el de Valencia, que “retenían contra todo derecho la mayor parte de las iglesias de la diócesis segobricense”. Con este fin marchó a Aviñón. Llorens Raga advierte que “no es posible concretar en palabras la ímproba labor realizada por el prelado segobricense durante su larga estancia en Aviñón. Treinta [y] tres años continuados y durante cuatro pontificados, los de Juan XXII, Benedicto XII, Clemente VI e Inocencio VI, luchando con una tenacidad y con una energía que asombran, defendiendo exclusivamente los intereses de la diócesis”. Las sentencias también le fueron favorables; lo fueron igualmente con respecto a las pretensiones de las otras diócesis. Defendió, asimismo, los intereses de la mesa episcopal ante el Cabildo.

Murió en Aviñón el año 1356, donde fue enterrado. Uno de sus sucesores en el obispado, Juan de Barcelona (1363-1370), comisionó a Martín Pérez de Aldama, sobrino del obispo Sancho d‘Ull, para hacerse en Aviñón con los procesos de los litigios indicados. Además exhumó los restos de Sancho, que fueron trasladados a la capilla de las Once mil Vírgenes de Segorbe. Reparada dicha capilla hacia 1672 por el también obispo carmelita Anastasio Vives de Rocamora, en la urna sepulcral mandó inscribir un hermoso epitafio, redactado en latín, que reproduce Villiers (1752).

En el archivo de la Catedral de Albarracín se conservan documentos relacionados con la actividad que desplegó en la diócesis. Tomás Leguía ofrece un resumen del contenido de los mismos.

Su prestigio dentro de la Orden del Carmen fue grande y se respetaban sus opiniones y criterios. De hecho en el capítulo general de Perpiñán, celebrado en 1454, se ordenó que los Conventos de Pamplona y Sangüesa pertenecieran a la provincia de Aquitania, si era del agrado del obispo de Segorbe, don Sancho.

 

Bibl.: J. B. Lezana (OCarm.), Annales Ordinis Bmae. Virginis Mariae de Monte Carmelo, Romae, 1645-1656, 4 vols.; E. Blasco Lorente (OCarm.), Ratiocinationes historicae apologeticae pro decore Carmeli aragonensis [...], Zaragoza, 1731; C. de Villiers, Bibliotheca Carmelitana, Aurelianis [Orleans], excud. M. Couret de Villeneuve & J. Rouzeau- Montaut, 1752, 2 vols. (ed. de G. Wessels, Romae, 1927); J. Zunzunegui, “Constituciones de los sínodos de la diócesis de Albarracín-Segorbe”, en Scriptorium Victoriense, 1 (1954), págs. 147-165; C. T. Leguía, Catálogo de la sección de pergaminos del archivo de la S. I. Catedral de Albarracín, Teruel, Talleres Gráficos La Editorial, 1955; J. Zunzunegui, “Para la historia de la diócesis de Albarracín en la primera mitad del s. xiv”, en Anthologica Annua, 16 (1968), págs. 11 y ss.; P. L. Llorens Raga, Episcopologio de la diócesis de Segorbe-Castellón, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973, 2 vols.; B. Velasco Bayón (OCarm.), Historia del Carmelo español, vol. III, Roma, Institutum Carmelitanum, 1990-1994, págs. 201-203.

 

Balbino Velasco Bayón, OCarm.

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