Ayuda

Pedro de Hoyo

Biografía

Hoyo, Pedro de. ?, p. s. xvi – 8.IX.1568. Secretario de Felipe II.

Pedro de Hoyo comenzó su carrera administrativa al servicio de Juan Vázquez de Molina. Su primera misión importante la llevó a cabo cuando fue enviado a Londres junto con el licenciado Francisco de Menchaca, quien iba a hacerse cargo de los asuntos de la Cámara del príncipe Felipe, habilitándose a Hoyo en junio de 1554 para poder refrendar y despachar documentos, aunque su cometido principal era informar a Vázquez de Molina de los movimientos de su enemigo y antiguo protegido el secretario Francisco de Eraso. Sin embargo, Hoyo se dio cuenta de que Eraso y el príncipe de Éboli iban a ser los personajes más destacados de la Corte del futuro Rey y no dudó en traicionar a su patrón, aunque guardó las apariencias manteniendo con él una importante correspondencia. Después de la abdicación de Carlos V en Bruselas (25 de octubre de 1555) y la unificación de las Cámaras del emperador y de Felipe II en Flandes, Eraso era el encargado de despachar y refrendar en Flandes todos los asuntos relativos a la Cámara siendo su principal oficial Pedro de Hoyo desde enero de 1556, pudiendo refrendar este último documentos oficiales gracias a una cédula promulgada en Bruselas el 15 de marzo de ese año. El 4 de marzo de 1557 recibía el codiciado título de secretario real. Más tarde, con la instrucción de 15 de agosto de 1559, Eraso y Hoyo se dividieron el despacho de los negocios ordinarios de la Cámara.

El poder de Eraso en la Corte de Felipe II iba a sufrir un tremendo golpe como consecuencia de la visita realizada por el presidente del Consejo de Órdenes Juan Rodríguez de Figueroa a las Contadurías Mayores de Hacienda a comienzos de 1563. Figueroa, ahora como presidente del Consejo de Castilla (12 de enero de 1564), en sus investigaciones se fue centrando poco a poco en la gestión realizada por Eraso, pero no pudo culminar su trabajo al fallecer el 23 de marzo de 1565. Hoyo, como había hecho antes con Vázquez de Molina, traicionó a su antiguo patrono, consiguiendo que se le encomendase por Felipe II la elaboración y despacho de las provisiones que se expedían con la única señal del presidente, como las de oficios, así como la firma, refrendo y despacho de todas las provisiones y cédulas acordadas en el Consejo de Castilla. El sucesor de Figueroa en la visita, el licenciado Gaspar de Jaraba, procedió ya directamente contra Eraso y elevó sus actuaciones al presidente del Consejo de Castilla Diego de Espinosa. Espinosa no sólo contó con las declaraciones de enemigos de Eraso, sino también de antiguos colaboradores, como Hoyo, y dictó sentencia condenando a Eraso. Poco después, Pedro de Hoyo ocupó el oficio de toma de la cuenta y razón (8 de mayo de 1566), y se encargó del refrendo de los documentos que pasaban por el Consejo de Hacienda, cometidos que anteriormente tenía Eraso. La culminación de la carrera administrativa de Hoyo llegó cuando Felipe II le nombró secretario “para las cosas del Santo Officio” (18 de enero de 1567).

Dentro de su labor administrativa, donde verdaderamente destacó Pedro de Hoyo fue en lo relacionado con las “Obras y Bosques” reales. Ya durante su estancia en Flandes, Felipe II confió estos cometidos a Hoyo, refrendando éste instrucciones dirigidas al Alcázar de Madrid y a la Casa Real de El Pardo para la administración del dinero destinado a las obras (8 de octubre de 1556) o la creación de un juez especial para vigilar el cazadero de El Pardo en la persona del alcalde Morillas (10 de diciembre de 1556). De vuelta en España, Hoyo refrendaría normas que regulaban la guarda del bosque (17 de enero de 1561) y la administración de la Casa Real de Aranjuez (1 de febrero de 1561), el gobierno de las obras y conservación del Alcázar de Madrid (14 de mayo de 1563), la vigilancia del bosque de Valsaín (11 de agosto de 1563) y de la Casa de Campo (12 de mayo de 1567). Pero Hoyo no sólo tenía el pasivo papel de refrendar documentos dirigidos a los Reales Sitios; a él llegaban cartas de los principales oficiales encargados de la realización de las obras y de la protección del entorno y de la caza, y mantuvo correspondencia con el Rey sobre lo que debía hacerse en cada caso. Un ejemplo de esto ocurrió en San Lorenzo el Real de El Escorial. Hoyo refrendó la cédula por la que ordenaba al Capítulo General de la Orden de San Jerónimo que estudiase el proyecto de construir la obra de Felipe II (15 de abril de 1561). Tomada su decisión, la Orden de San Jerónimo envió una delegación a Guadarrama para que se reuniese con el secretario Hoyo y con Juan Bautista de Toledo y buscasen un lugar adecuado para construir el palacio-monasterio.

Elegido el lugar, Hoyo refrendó la cédula en la que autorizaba al futuro prior del monasterio que comprase una o dos casas para que pudiesen vivir en ellas el prior, el vicario y seis religiosos mientras durasen las obras y reunirse allí con el arquitecto Juan Bautista de Toledo (2 de abril de 1562). Con éste negociaron Hoyo y Felipe II las condiciones y las normas por las que debían de regirse las obras y su financiación, siendo aprobadas y recogidas en una instrucción general (10 de agosto de 1563). La supervisión de la construcción del monasterio se encomendó al llamado “Consejo de Arquitectura”, formado por el conde de Chinchón, el marqués del Valle de Oaxaca, el doctor Martín de Velasco y, como secretario, Pedro de Hoyo, encargado de informar al Rey sobre las reuniones de esta institución y sus resoluciones, así como de poner en conocimiento de estos consejeros las órdenes dictadas por el Monarca.

Pero Felipe II y su secretario no sólo se ocuparon de la construcción de San Lorenzo el Real, sino también de la dotación económica de la comunidad de monjes que allí iban a residir. Desde 1562 hasta 1567, se compraron algunas dehesas situadas en los alrededores de la nueva fundación monástica, incluida la abadía de Párraces; en las negociaciones de adquisición de las propiedades tuvo un papel destacado Hoyo como se puede apreciar en la documentación existente. Finalizadas las compras de tierras, Felipe II promulgó una carta de fundación y dotación del monasterio de San Lorenzo el Real, refrendada por el secretario Hoyo.

 

Bibl.: J. A. Escudero López, Los Secretarios de Estado y del Despacho, Madrid, 1976 (2.ª ed.); G. Parker, Felipe II, Madrid, Alianza Editorial, 1984; P. Pierson, Felipe II de España, México, Fondo de Cultura Económica, 1989; J. Martínez Millán, Instituciones y élites de poder en la Monarquía hispana durante el siglo xvi, Madrid, Universidad Autónoma, 1992, págs. 25-45; J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Felipe II, Madrid, Alianza Editorial, 1994; C. J. de Carlos Morales, El Consejo de Hacienda de Castilla, 1523-1602. Patronazgo y clientelismo en el gobierno de las fianzas reales durante el siglo xvi, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1996; J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía hispana, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1998; M. Fernández Álvarez, Felipe II y su tiempo, Madrid, Espasa Calpe, 1998; S. Fernández Conti, Los Consejos de Estado y Guerra de la Monarquía hispana en tiempos de Felipe II, 1548-1598, Madrid, Junta de Castilla y León, 1998; I. Ezquerra Revilla, El Consejo Real de Castilla bajo Felipe II. Grupos de poder y luchas faccionales, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000; J. R. Rodríguez Besne, El Consejo de la Suprema Inquisición. Perfil jurídico de una institución, Madrid, Editorial Complutense, 2000; F. J. Díaz González, La Real Junta de Obras y Bosques en la época de los Austrias, Madrid, Dykinson, 2002; J. A. Escudero López, Felipe II. El rey en el despacho, Madrid, Editorial Complutense, 2002.

 

Francisco Javier Díaz González