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Cristobal Hernández Valtodano

Biografía

Hernández Valtodano, Cristóbal. Fontiveros (Ávila), p. t. s. XVI – Santiago de Compostela (La Coruña), 14.XI.1572. Consejero de Inquisición, obispo de Palencia y arzobispo de Santiago.

Hijo de Diego Valtodano y de María Suárez, nació en Fontiveros en el primer tercio del siglo xvi. Fue colegial del colegio de San Bartolomé de Salamanca, donde ingresó en 1533, se licenció en Derecho Civil y Canónico y opositó a cátedras. Comenzó a servir como provisor en el Obispado de Badajoz en 1536, abandonando su intención de ejercer la docencia. Valtodano trató de lograr una pronta promoción, en la consideración de que el obispo de Badajoz, Jerónimo Suárez de Maldonado, cuyos servicios le forzaban a estar ausente de la sede episcopal, era antiguo colegial y había de apoyar su carrera. Sin embargo, Suárez de Maldonado debía su posición al patronazgo del cardenal Tavera, cuyo tío, Diego de Deza, se había enfrentado con Alonso de Fuentelsaz, tío a su vez de Hernández Valtodano, de forma que su promoción hubo de esperar largo tiempo.

En 1543 fue designado inquisidor del Tribunal de Toledo, labor en cuyo ejercicio le fue encomendada la visita del colegio de Santa Cruz de Valladolid. La desaparición en 1545 de Suárez de Maldonado y de Tavera permitió a Hernández Valtodano buscar la protección de Fernando de Valdés, nuevo inquisidor general, gracias a la cual había de alcanzar destacados beneficios.

En 1546 fue nombrado canónigo doctoral de la Iglesia de Badajoz de cuyos asuntos en la Corte pasó a ocuparse. No obtuvo, sin embargo, éxito en 1552 en su intento de ocupar este cargo en la catedral de Toledo, pues Martínez Silíceo favoreció a uno de los miembros de su consejo. Mientras realizaba una visita al norte del distrito de la Inquisición de Toledo, iniciada en marzo de 1554, fue designado por Fernando de Valdés como consejero de Inquisición, cargo que juró en septiembre.

Siguiendo estrechamente las líneas marcadas por el inquisidor general, se destacó en la persecución de los luteranos de Valladolid y estuvo presente en el auto de fe celebrado allí en 1559. También se significó en la persecución de los judaizantes llevada a cabo por el Tribunal de Murcia. En 1560 asistió a la congregación del clero en representación de la Iglesia de Badajoz y en 1561 fue designado obispo de Palencia. Su apoyo fue decisivo para la publicación de varios escritos, como el que con sus instrucciones compuso el canónigo Tomás Paz, Methodus consecrationes Sacriis Chrismatis, impreso en Valladolid en 1563, y el titulado Exorcismi sive adjurationes as ussum Palentinae Diócesis. El deseo de reformar su iglesia de acuerdo con el proceso de confesionalización de la Monarquía le llevó a escribir sus pareceres al respecto a Felipe II y le condujo a diversos enfrentamientos con el Cabildo catedralicio, especialmente, con el arcediano de Carrión.

Fue designado como juez en el proceso seguido contra Bartolomé de Carranza, y, aunque fue recusado por el arzobispo de Toledo por su vinculación con Valdés, aquél no logró su objetivo. En 1564 Felipe II le propuso la presidencia de la Chancillería de Valladolid, pero prefirió permanecer en el Consejo de Inquisición, aunque accedió a visitar el colegio de San Bartolomé en 1565, labor que no llegó a culminar debido a su asistencia al Concilio Provincial de Toledo de 1565. Tras éste, celebró en 1566 un sínodo en su iglesia donde se pusieron de manifiesto resistencias del Cabildo y de las órdenes religiosas a las medidas de reforma. En 1567, una vez que el proceso a Carranza se había trasladado a Roma, continuó su labor como visitador del colegio de Santa Cruz de Salamanca. Después de realizar una visita a su diócesis, edificó la residencia episcopal y fundó un convento de agustinos en su localidad natal. En 1568 hizo publicar un misal y en 1569 fue promovido al Arzobispado de Santiago, donde hubo de acudir a residir ante la insistencia de Felipe II, cargo en cuyo cumplimiento falleció.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Inquisición, lib. 248, fols. 71r., 72v., 90v., 91r., 101v. y 102r.; lib. 500, fols. 372v., 373v. y 375r.; lib. 575, fols. 205v. y 130v. (2.ª foliación); lib. 1232, fol. 175; Archivo General de Simancas, Patronato Real, leg. 21, n.º 185; leg. 22, n.os 21, 35 y 39; leg. 23, n.º 127; leg. 57, n.os 23, 28 y 89; Biblioteca Nacional de España, ms. 7122, fols. 106v.-107r.

P. S alazar y Mendoza, Crónica del Cardenal Juan Tavera, Toledo, Pedro Rodríguez, 1603 [en J. Porres Martín-Cleto (comp.), Obras clásicas para la Historia de Toledo, Toledo, Fundación Histórica Tavera, Consejería de Educación y Cultura, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1998 (col. Clásicos Távera, serie X, vol. XXV), pág. 272]; G. González Dávila, Teatro eclesiástico de las Iglesias Metropolitanas de las dos Castillas. Vidas de sus arzobispos y obispos, y cosas memorables de sus sedes, vol. I, Madrid, Imprenta de Pedro de Horna y Villanueva, 1645, págs. 97-98; J. Roxas y Contreras, Historia del Colegio Viejo de San Bartholomé Mayor de la celebre Universidad de Salamanca. Vida del Excmo. y Rvdmo. don Diego de Anaya Maldonado, Arzobispo de Sevilla, su fundador, y noticia de sus ilustres hijos escrita por el Illmo. Sr. Dn. Francisco Ruiz de Vergara y Álava [...] corregida y aumentada esta segunda edición por Dn. Joseph Roxas y Contreras, marqués de Alventos, vol. I, Madrid, 1766, págs. 328-329; vol. II, Madrid, 1766- 1770, págs. 202-203; A. López Ferreiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, vol. VIII, Santiago de Compostela, Imprenta del Seminario Conciliar Central, 1898-1911, págs. 237-245; J. Solano Figueroa, Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz, 2.ª parte, Badajoz, Imprenta del Hospicio Provincial, 1929-1932, págs. 201- 202, 237, 242 y 270-272; M. R. Pazos, El episcopado gallego a la luz de documentos romanos, vol. I, Madrid, Instituto Jerónimo Zurita, 1946, págs. 35-50; J. I. Tellechea Idígoras, Fray Bartolomé de Carranza. Documentos históricos, vol. I, Madrid, Archivo Documental Español, RAH, 1962, págs. 6, 391 y 425; J. L. González Novalín, El Inquisidor General Fernando de Valdés (1483-1568), vol. I, Oviedo, Universidad, 1969-1971, págs. 227, 239, 347 y 350; vol. II, págs. 153- 155, 191 y 197; M. Fernández Álvarez, Corpus Documental de Carlos V, vol. IV, Salamanca, Ediciones de la Universidad, 1973-1981, pág. 60; J. I. Tellechea Idígoras, “El proceso del Arzobispo Carranza”, en J. Pérez Villanueva y B. Escandell Bonet (dirs.), Historia de la Inquisición en España y América, vol. II, Madrid, Centro de Estudios Inquisitoriales, 1984, pág. 566; B. Delgado, El Colegio de San Bartolomé de Salamanca, Salamanca, Ediciones de la Universidad, 1986, pág. 100; J. Martínez Millán, “Las elites de poder en el reinado de Carlos V a través de los miembros del Consejo de Inquisición”, en Hispania, 48 (1988), págs. 145-149; H. Pizarro Llorente, “Cristóbal Hernández Valtodano”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598) La configuración de la Monarquía Hispana, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 398-399; H. Pizarro Llorente, “Cristóbal Hernández Valtodano”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 204-206.

 

Alejandro López Álvarez