Pirovano, Giacomo. Milán (Italia), p. m. s. xvi – 2.VI.1552. Ministro lombardo al servicio del emperador Carlos V.
Giacomo Pirovano era hijo de Filippo Pirovano, miembro del Consejo General de Decuriones de la ciudad de Milán, y de Chiara Casati, cuya familia procedía de una rama de un linaje destacado de la oligarquía urbana. Giacomo Pirovano siguió la carrera togada, ingresando en el Colegio de Jurisconsultos de la ciudad de Milán en 1538, tres años después de que Antonio de Leyva declarase que el Estado de Milán pasaba al dominio del Emperador, como feudo devuelto al Imperio tras la muerte del último duque Sforza.
Después de las penalidades originadas por la emergencia bélica que tuvo lugar en 1544, la ciudad de Milán acudió en 1545 al Emperador para solicitar el alivio fiscal, tras un período de guerra y contribuciones militares.
El Tribunal de Provisión de la ciudad de Milán confió el cometido de instar por el alivio ante el Emperador a dos enviados, el togado milanés Giacomo Pirovano y Ambrogio Cotta. La gestión de los legados milaneses en la Corte imperial tuvo éxito. El 1 de enero de 1546 el mensual fue abolido no sólo para la ciudad de Milán, sino para el resto de las ciudades del Estado.
Las autoridades urbanas decidieron gratificar con una remuneración personal los servicios prestados por sus enviados. Además, se acordó que tanto los legados Pirovano y Cotta como sus herederos y sucesores gozasen de inmunidad del pago de cargas extraordinarias impuestas o que se impusiesen en el futuro por la ciudad de Milán. Este logro permitió a Giacomo Pirovano afianzar su posición en la oligarquía milanesa. En este período, Giacomo Pirovano alcanzó el puesto de regente milanés en el consejo del Emperador. Pocas semanas después de la entrada del nuevo gobernador en Milán, tuvo lugar una promoción de nuevos senadores, siendo nombrado senador Pirovano el 29 de julio de 1546.
Giacomo Pirovano ejerció el puesto de regente en negocios lombardos en el Consejo de Carlos V entre 1546 y mediados de 1552. Por tanto, participó en el período de gloria imperial que se inició con la victoria de Mühlberg y concluyó de forma inopinada con la fuga de Innsbruck. La presencia del regente en la Corte peregrina del Emperador se vio interrumpida por periódicos viajes al Estado de Milán. Bruselas y Augusta fueron las ciudades donde más tiempo vivió Giacomo Pirovano como consejero del Emperador en negocios lombardos. Resulta difícil evaluar la relevancia de Pirovano en el proceso de toma de decisiones con respecto al gobierno del Estado de Milán.
La escasez de consultas escritas impide establecer la influencia de Pirovano en el grupo de ministros destacados en los asuntos italianos. El protagonismo de Ferrante Gonzaga en Milán y de los Perrenot en la Corte imperial eclipsaba el papel del regente milanés, convertido en un discreto medianero entre la Corte del César y la provincia lombarda. En todo caso, el regente milanés Giacomo Pirovano intervino de forma activa en las materias de gobierno y hacienda que tuvieron más repercusión en el Estado de Milán durante aquellos años, como el importe de las contribuciones militares y el aumento de los impuestos para sufragar los gastos del Ejército, y el enfrentamiento entre las ciudades lombardas a causa del estimo.
Entre 1546 y 1554 Ferrante Gonzaga fue el protagonista indiscutible de la política imperial en el norte de Italia. Las buenas relaciones entre Giacomo Pirovano y Ferrante Gonzaga se reflejaron durante las periódicas estancias del regente en territorio lombardo.
Tras permanecer en la Corte imperial al menos desde abril de 1551, Pirovano inició las gestiones con el fin de obtener la licencia del Emperador para trasladarse de nuevo a Milán.
La culminación de los años dorados de Antonio Perrenot como ministro de la mayor confianza de Carlos V coincidió con un empeoramiento de la salud de Giacomo Pirovano. En febrero de 1552 el regente milanés se encontraba junto al Emperador en Innsbruck.
En este turbulento contexto, el regente Giacomo Pirovano decidió abandonar la Corte imperial y partir hacia el Estado de Milán. El 9 de abril Pirovano salió de Innsbruck rumbo a la Lombardía.
La enfermedad había minado la salud del regente, quizá agravándose sus males a causa de las fatigas propias de una Corte viajera. Al dolor físico se unió el abatimiento del regente milanés ante la crítica situación de sus patrones. Tanto en la maltrecha Corte imperial como en Milán los últimos acontecimientos habían provocado estupor y desaliento. Con todo, ya se movilizaban en el Estado de Milán las tropas que acudirían con presteza a garantizar la seguridad del Emperador. Pero la salud del regente Pirovano no se recobró tras el accidentado viaje de regreso a Milán.
En mayo de 1552 su enfermedad empeoró. Falleció el 2 de junio de 1552. Ese mismo día, el Senado de Milán comunicó al Emperador la muerte del consejero y senador que tan de cerca le había servido durante los últimos seis años.
Fuentes y bibl.: A. Álvarez-Ossorio Alvariño, “Giacomo Pirovano”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, tomo III, Los Consejos y consejeros de Carlos V, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 340-349.
Antonio Álvarez-Ossorio Alvariño