Maldonado, Alonso. Salamanca, s. m. s. XV – Santo Domingo (República Dominicana), s. m. s. XVI. Letrado, alcalde mayor, gobernador, oidor y presidente de Audiencia.
Desde los inicios la organización de viajes a las Indias originó procesos judiciales en la metrópoli, y esos letrados comisionados por los reyes para administrar justicia en España, de una forma u otra seguirían vinculados a la administración de justicia en las Indias. Así, el 15 de enero de 1502 en Sevilla y bajo la firma de Gaspar de Grizio, los Reyes Católicos le ordenan al licenciado Alonso Maldonado, justicia en Sevilla, ir a Sanlúcar de Barrameda, donde estaba la Armada que habría de zarpar hacia La Española, para que resolviera las diferencias y pleitos brevemente y así marchasen presto. El licenciado Maldonado pasó con la flota del comendador frey Nicolás de Ovando a la isla La Española en 1502.
Casó con Catalina de Montejo y procrearon a Juan Álvarez Maldonado, Beatriz de Herrera y Aldonça de Guzmán.
Alonso Maldonado cursó sus estudios de Derecho en la Universidad de Salamanca, fue alcalde mayor en la isla La Española en 1502, alcalde mayor de Tierra Firme en 1503, y pasó de nuevo a La Española, donde fue alcalde mayor desde 1507 a 1509, fue también de los primeros en construir casa de piedra en Santo Domingo.
Regresó a España el 17 de septiembre de 1509 junto al comendador Ovando.
Tuvo el licenciado Maldonado una brillante carrera judicial, figura como alcalde en la villa de Azua de Compostela, isla La Española, escogiendo al procurador para las Cortes del 30 de marzo de 1518, pasó como oidor a Nueva España por Real Provisión del 5 de abril de 1530, obtuvo licencia para ir a España a contraer matrimonio por Real Cédula del 20 de diciembre de 1538, juez de Residencia en Guatemala en 1536, nombrado gobernador de Guatemala por el virrey de Nueva España el 12 de marzo de 1542, presidente de la Audiencia de los Confines (Guatemala) por Real Provisión del 14 de junio de 1543 hasta 1548 y presidente de la Real Audiencia de Santo Domingo por Real Provisión del 29 de marzo de 1552 hasta 1557. De su gestión en la Primada de Indias han quedado unos versos satíricos del sevillano Lázaro Bejarano que denuncian en octosílabos la vida tranquila y holgada de los oidores, y especialmente del presidente Maldonado, al decir: “También vide a Maldonado / Licenciado y Presidente / A la sombra de una fuente / Descuidado del cuidado / Que el Rey le dio de su gente / Y al son de una sinfonía / Que Cieza el ciego tañía / Cantaban los Melgarejos; / Gritos dan niños y viejos, / Y de él nadie se dolía”.
En carta del Rey al comendador Ovando del 22 de octubre de 1504, a la firma del secretario Grizio, le informaba que le enviaba otro letrado que Ovando pidió para que administrase justicia en alguna parte de esa isla de la Española, para lo cual el comendador le abonaría cada año 50.000 maravedís. Este otro letrado fue el bachiller Lucas Vázquez de Ayllón, natural de Toledo.
Participó Maldonado en el proceso contra el conquistador Alonso de Ojeda a quien acusaron de actos de piratería en las islas de Cabo Verde, posesiones de Portugal, haber rescatado (comercializado) con perlas y aljófar en la isla Margarita, que había descubierto Cristóbal Guerra, haber rescatado en Curiana, tierra descubierta por Rodrigo de Bastidas, obteniendo oro y guanimes (aleación de oro y cobre) y haber hecho sublevar a los indios mientras estaban seguros mercadeando, además que había sostenido intercambios con los indios del Cacicazgo de Xaraguá, en lo que sería Jáquimo, y con los rebeldes de Roldán, violando las Capitulaciones de Colón. Este proceso fue instruido primeramente por frey Francisco de Bobadilla, pero lo concluyó el licenciado Maldonado.
Como Bobadilla se disponía regresar a España, dejó que el proceso se fallase en la Península, y el Consejo Real, reunido en Segovia el 8 de noviembre de 1503, absolvió de los cargos a Alonso de Ojeda. Se demostró que éste estuvo provisto de una Capitulación que se le otorgó en 1500, amén de una segunda que se le expidió el 8 de junio de 1501, además de que estuvo acompañado de escribano, el cual asentó todo lo comercializado en los intercambios, y que no había defraudado a los Reyes. Por eso, el rey Fernando le otorgó una nueva Capitulación el 30 de septiembre de 1504 en Medina del Campo.
En el Archivo de Simancas obra la Ejecutoria del Corregidor de Cádiz, Cristóbal Velásquez de la Torre, sobre la recepción de presos provenientes de las Indias, contentiva del mandamiento de conducencia contra Alonso de Ojeda suscrito por el magistrado licenciado Alfonso (Alonso) Maldonado, alcalde mayor de las islas y Tierra Firme, asistido del escribano Diego Gutiérrez, expedido en Santo Domingo del puerto de la isla Española el 8 de mayo de 1503.
Al no ser enviado Ojeda con la flota en que iba Roldán y otros presos, junto a numerosos indios, se salvó del naufragio en el cual desapareció su juez frey Francisco de Bobadilla, quien también iba de regreso a España. Esta flota desapareció entre la isla Española y Puerto Rico el 2 de julio de 1502.
Bibl.: C. F. Pérez, Evolución Poética Dominicana, Buenos Aires, Editorial Poblet, 1956; R. Marte, Santo Domingo en los Manuscritos de Juan Bautista Muñoz, vol. I, Barcelona, I. G. Manuel Pareja, Serie Documental de la Fundación García Arévalo, 1981; C. Dobal Márquez, Nuevas del Nuevo Mundo (Mascarada Renacentista en Santo Domingo), Santo Domingo, Editora Taller, Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, 1992; J. Barrientos Grandon, Guía prosopográfica de la judicatura letrada indiana (1503-1898). Nuevas Aportaciones a la Historia Jurídica de Iberoamérica, Madrid, Digibis, 2000 (col. Proyectos Históricos Tavera); V. Benzo de Ferrer, Pasajeros a La Española (1492-1530), Santo Domingo, Amigo del Hogar, 2000; I. Szásdi León-Borja, Los Viajes de Rescate de Ojeda y las Rutas Comerciales Indias (El valor económico del señorío del mar de los Reyes Católicos), Santo Domingo, Amigo del Hogar, Ediciones Fundación García Arévalo, 2001; J. Álvarez Villar, “El Camino de Santiago y los Maldonado en Salamanca”, en J. A. Rodríguez Mouriño (dir.), Ruta Cicloturística del Románico Internacional, XXVI (2008), págs. 309-313.
Américo Moreta Castillo