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Juan Ortiz de Matienzo

Biografía

Ortiz de Matienzo, Juan. Valle de Mena (Burgos), c. 1485 – España, c. 1535. Licenciado y oidor de la primera Audiencia de Santo Domingo, en La Española, y oidor también de la primera Audiencia de la Nueva España.

Pertenecía a la distinguida familia de los Matienzo, miembros a su vez de la casa infanzona del valle de Mena. Debió de nacer en torno a 1485.

Bachiller en Valladolid y más tarde licenciado, probablemente en la misma Universidad, era sobrino del tesorero de la Casa de Contratación de Sevilla, doctor Sancho de Matienzo.

Como los otros oidores, se estableció en la capital, Santo Domingo, hospedándose, antes de comprar casa propia, en la del burgalés Álvaro de Briones, jurado de Sevilla y uno de los mercaderes más importantes de Santo Domingo. Formó parte de la red de mercaderes vascos afincados en las Antillas, sobre todo con sus parientes lejanos Sancho Ortiz de Urrutia y los Ochandiano.

Tuvo su residencia en la capital de las Indias Santo Domingo. Fue acusado de una vida bastante licenciosa en la que no faltaron sucesivas mancebas, algunas casadas con españoles de la isla, como una tal Miranda, esposa del barbero Pedro de Murcia, con la que dicen que convivía públicamente.

Como funcionario real, su carrera empezó el 5 de octubre de 1511, cuando una Real Provisión, firmada en Burgos por la reina Juana, creaba una “Audiencia y Juzgado” de Apelación en la isla La Española.

Con esta decisión se trataba de desarrollar la sentencia dada en Sevilla en los Pleitos Colombinos entre el heredero del descubridor, Diego Colón, y la Corona.

Al día siguiente, el 6 de octubre de 1511, también en Burgos, Juan Ortiz de Matienzo era nombrado juez de Apelaciones de la dicha “Audiencia y Juzgado” de Apelación junto con Marcelo de Villalobos y Lucas Vázquez de Ayllón. Los tres jueces designados recibirían un sueldo anual de 150.000 maravedís cada uno, al mismo tiempo que se ordenaba al virrey Diego Colón entregar doscientos indios de repartimiento a cada uno de ellos. Para Las Casas, esta Audiencia y Juzgado “fue la ponzoña principal que de allí adelante [...] en especial contra las cosas del Almirante”.

A finales de febrero de 1512 (en la lista de pasajeros a Indias registraba su nombre el 27 de febrero) el licenciado Ortiz de Matienzo se embarcó hacia las Indias, rodeado de familiares. Como era costumbre en estos casos, el equipamiento de casa solía llevarse de la Península, donde todo resultaba más barato y asequible que en las nuevas tierras, carentes de casi todo y, en consecuencia, muy caro, por lo que los nuevos pobladores solían endeudarse notablemente. Tras pasar por las Canarias, llegó a Santo Domingo y el 9 de julio de 1512 el virrey Diego Colón le daba posesión del cargo en Santo Domingo.

Por las Ordenanzas que recibieron los jueces de apelación de la Audiencia de Santo Domingo, los tres jueces, o como poco dos, debían constituirse en audiencia diariamente; podían conocer de todos los pleitos civiles y criminales en primera instancia y en grado de apelación en todas las causas criminales en las Indias y en grado de revista; igualmente, los jueces podían entender “en grado de apelación de todas la causas civiles que ante ellos vinieren, de cualesquier jueces e justicias de las dichas Indias”; cuando la pena impuesta era superior a 100.000 maravedís, cabía recurso ante el Consejo Real de Castilla.

Desde que los jueces de apelación llegaron a Santo Domingo, se alinearon con el tesorero Miguel de Pasamonte, formando el grupo de los que se autotitulaban “servidores” del Rey, frente a los partidarios colombinos, a los que acusaban de “deservidores”.

Fueron en todo momento el contrapeso al segundo almirante Diego Colón.

A partir de 1512, Ortiz de Matienzo formaba parte de la “consulta”, o junta colegiada de gobierno integrada por el almirante Diego Colón, los oficiales reales y los jueces de apelación para tratar los principales asuntos políticos, religiosos y comerciales de las Indias.

Solía reunirse en las Casas Reales.

Desde finales de 1512 participó activamente formando sociedad con otros oficiales de La Española y con importantes armadores, como Fernández de las Varas, el cual solía decir al referirse al licenciadoOrtiz de Matienzo que lo tenía “en el puño”. El negocio de esas armadas era la sal de Araya, la captura de indios de las islas comarcanas y la participación en los rescates y pesquerías de “la costa y provincia de las perlas”.

Intervino en una de las probanzas de los Pleitos Colombinos, el referente al Darién, en virtud de receptoría despachada el 2 de abril de 1512, como consecuencia del Consejo de Castilla.

Era minero y estanciero y en el repartimiento de Alburquerque consiguió doscientos indios de encomienda en Buenaventura y una estancia en el Cibao Por una Real Cédula de 12 de octubre de 1516 Ortiz de Matienzo, a la vez que los otros dos jueces de apelación y el resto de oficiales de Justicia, de Hacienda y de Rentas Reales, fueron suspendidos de sus cargos, encargando al nuevo juez de residencia de La Española y justicia mayor de Indias, Alonso de Zuazo, tomarles residencia. Cuando el licenciado Juan Ortiz de Matienzo fue sometido a juicio de residencia y pesquisa secreta por su actuación en el cargo, fue acusado de bastantes cohechos y sobornos, como sus compañeros de juzgado, haber entendido en armadas por las islas comarcanas y haber traído indios de ellas. De otros cargos fue absuelto.

Estando Zuazo en Cuba tomando residencia a Diego Velázquez, el almirante Diego Colón empezó a recibir quejas contra Zuazo. Para aclarar la situación, Diego Colón, en compañía de los oidores Juan Ortiz de Matienzo y Marcelo de Villalobos, pasó a Cuba a investigar la situación, la cual resultó no ser tan mala como algunos denunciaban.

Los cambios políticos sucedidos en España y la influencia de los oficiales amigos de Santo Domingo consiguieron las Reales Cédulas del 17 de mayo de 1520, que llegaron por agosto, en las que se restituía a los tres oidores en sus cargos. En adelante, constituyeron el núcleo de la primera Audiencia colonial.

En 1520 envió un barco bajo el mando de Pedro de Quexos a explorar la costa norte de La Florida, hacia una región que los indios llamaban Chícora, encontrándose con otro barco que por su cuenta había enviado al mismo sitio su compañero el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón. Cuando éste consiguió del Rey una capitulación firmada en Valladolid el 12 de junio de 1523 con los títulos de futuro adelantado y gobernador de las nuevas tierras, el licenciado Ortiz de Matienzo le puso pleito para que no usase la licencia que tenía para descubrir, pacificar y poblar esa tierra por haberla obtenido con engaño y sin respetar los derechos de primer descubridor que se atribuía el propio Matienzo.

En 1525 intervino en la sublevación de Enriquillo, en la región del Baoruco (isla La Española). Y en el verano de 1526 marchaba a España, donde el Emperador, tras crear la Real Audiencia de Nueva España, le nombró oidor de la misma el 4 de agosto de 1527.

El 9 de diciembre de 1528 tomaba posesión de la primera Audiencia con Nuño de Guzmán como presidente y Juan Ortiz de Matienzo y Diego Delgadillo como oidores, además de otros dos que murieron pronto. Las tensiones y rivalidades entre los conquistadores y los problemas de competencias entre la recién creada Audiencia y la Iglesia originó roces que llegaron a la Corte. Los oficiales de la Audiencia —dice Bernal Díaz— fueron muy contrarios en las cosas del marqués y no fueron buenos tiempos de justicia.

El 9 de enero de 1531, llegaban a la ciudad de México los oficiales de la segunda Audienca, el obispopresidente Sebastián Ramírez de Fuenleal, y los oidores Maldonado, Ceynos y Quiroga. Tras tomar posesión la nueva Audiencia, los antiguos oidores Juan Ortiz de Matienzo y Diego Delgadillo fueron sometidos a juicio de residencia. Registraron contra ellos ciento veinticinco acusaciones por sus abusos y parcialidades. Fueron condenados a pagar 40.000 pesos, mandando vender sus bienes en pública subasta y ambos fueron encarcelados. Con los nuevos oidores el gobierno y la justicia en la Nueva España mejoró mucho.

Al mismo tiempo y por las mismas fechas de 1531, Hernán Cortés pleiteó contra los licenciados Matienzo Delgadillo por las tierras y huertas entre las calzadas de Chapultepec y de Tacuba y por los tributos y servicios de los indios de Huejotzingo. Dicen que a Cortés le habían quitado esas posesiones siguiendo una instrucción secreta que la primera Audiencia recibió del Rey y por la que se ordenaba que estas tierras y pueblos de indios debían pasar a la Corona. En estos pleitos, quedaron de manifiesto las fuertes enemistades entre las partes. El 23 de diciembre de 1531, el presidente de la nueva Audiencia, Ramírez de Fuenleal, y los oidores fallaron el pleito a favor de Cortés y condenaron a Matienzo y Delgadillo al pago de 3000 pesos de oro al marqués del Valle, así como a cubrir las costas del proceso. Hubo apelación, llegó al Consejo de Indias y ahí quedó dormido.

Tras la experiencia en la Nueva España, Matienzo regresó a Castilla y a sus tierras muy pobre “y no con buenas famas” y “donde a dos o tres años”, murió, dice Bernal Díaz del Castillo.

 

Bibl.: J. M. Chacón y Calvo, “Cedulario Cubano”, en Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Iberoamérica, vol. VI, Madrid, Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, s. f.; E. O’Gorman, “Juicio seguido por Hernán Cortés contra los licenciados Matienzo y Delgadillo, Año 1531”, en Boletín del Archivo General de la Nación (México), t. IX, n.º 3 (julio-agosto-septiembre de 1938); J. Malagón Barceló, El distrito de la Audiencia de Santo Domingo en los siglos xvi al xx, Ciudad Trujillo, Universidad de Santo Domingo, 1942; M. Giménez Fernández, Bartolomé de Las Casas, Vol. I, El plan Cisneros-Las Casas para la reformación de las Indias, Sevilla, 1953; B. de las Casas, Historia de las Indias, ed. de J. Pérez de Tudela, Madrid, BAE, 1957, 2 vols.; J. M. Ots Capdequí, Instituciones, en Historia de América y de los pueblos americanos, ed. de A. Ballesteros y Beretta, Barcelona, Salvat, 1959; M. Giménez Fernández, Bartolomé de Las Casas, Vol. II, Política inicial de Carlos I en Indias, Sevilla, 1960; I. Sánchez-Bella, La organización financiera de las Indias (siglo xvi), Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1968; F. Moya Pons, La Española en el siglo xvi. 1493-1520, Santiago, Universidad Católica Madre y Maestra, 1973; E. Otte, Las perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua, Caracas, Fundación John Boulton, 1977; A. García Menéndez, Los jueces de apelación de La Española y su residencia, Santo Domingo (República Dominicana), Museo de las Casas Reales, 1981; B. Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, ed. de M. León Portilla, Madrid, Dastin, 1984 (Col. Crónicas de América), 2 vols.; L. Arranz Márquez, Repartimientos y Encomiendas en la Isla Española. El Repartimiento de Alburquerque de 1514, Madrid, Fundación García Arévalo, 1991; R. Cassá, Historia social y económica de la República Dominicana, t. I, Santo Domingo, Editorial Alfa y Omega, 1993.

 

Luis Arranz Márquez

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