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Francisco Fabián y Fuero

Biografía

Fabián y Fuero, Francisco. Terzaga (Guadalajara), 7.VIII.1719 – Torrehermosa (Zaragoza), 3.VIII.1801. Abad, canónigo, obispo de Puebla, arzobispo de Valencia.

Quedó huérfano y un familiar lo llevó a Almazán, donde inició sus estudios académicos, prolongados luego entre los carmelitas de Calatayud, donde cursó Filosofía, y Teología en Alcalá, obteniendo los grados en Artes y Teología en el colegio de Portacoeli de Sigüenza, de cuyo centro llegó a ser rector en 1743.

En 1747, por oposición, fue canónigo magistral de Sigüenza, y en 1755 fue nombrado por el rey Fernando VI, canónigo de la catedral de Toledo y abad de San Vicente. En 1765 fue nombrado obispo de Puebla de los Ángeles, en Nueva España (México), sustituyendo al Venerable Juan de Palafox y Mendoza.

Ya en Puebla, decidió impulsar un plan intelectual, administrativo y eclesiástico que mejorase en todo sentido a la sociedad angelopolitana. Claro está, ese diseño imponía nuevas costumbres. De 1765 es su edicto acerca del voto de pobreza y la vida comunitaria en los conventos femeninos. Destacó su beneficiosa tarea cultural, pues no en vano, fue promotor de la Academia de Bellas Artes y de la Biblioteca Palafoxiana; construyó en 1773 la gran pieza de bóveda que ocupara la capilla de la Virgen de la Trapana traída de Sicilia, donde hoy se encuentra la Biblioteca Palafoxiana, y abrió sus puertas a estudiosos de la época. Gran parte del acervo bibliográfico fue aportación del propio Fabián y Fuero: incorporó los libros de la red de colegios Jesuíticos de Puebla tras la expulsión de esta Orden en 1767, y en 1772 cedió su propia biblioteca.

A propuesta del rey Carlos III, el papa Clemente XIV, el 13 de septiembre de 1773, lo nombró arzobispo de Valencia, tomando posesión del Arzobispado por medio de su procurador, Francisco José Mayoral, arcediano de la catedral, el 14 de noviembre de 1773, y el 21 de noviembre inmediato hizo su entrada en la ciudad del Turia. Desde el primer momento de su llegada a Valencia, se dedicó a la atención pastoral de la diócesis, dándose a conocer como sabio, prudente, generoso, humilde y austero en su persona.

Dedicó gran parte de los 200.000 pesos anuales que rentaba la mitra valenciana en atender obras de beneficencia, educación de la juventud, edición de libros, introducción de nuevas cosechas en la agricultura de la región, reforma de costumbres y esplendor del culto. Patrocinó notables mejoras en la iglesia catedral, restaurando el coro, la sacristía y las capillas de la Purísima y Santo Tomás de Villanueva. Las nervaturas y dibujos de la arquitectura gótica de la catedral se recubrieron con revocos de estilo neoclásico. Hizo la visita ad limina a la Santa Sede cinco veces, por medio de procurador. En los informes que envió refleja la situación de los pueblos y parroquias de la diócesis, las costumbres que se habían introducido y las disposiciones que había dictado el prelado para corregir los abusos y desviaciones doctrinales o litúrgicas. A raíz de la persecución de los liberales contra los sacerdotes y religiosos en la Revolución de 1789 en Francia, llegaron más de seiscientos eclesiásticos franceses y cuatro religiosas ursulinas a Valencia. Este hecho produjo trastornos que afectaron a las relaciones del capitán general, duque de la Roca y parte de las autoridades civiles, con el arzobispo y con su obispo auxiliar, el escolapio Melchor Serrano. El conflicto llegó a los tribunales de justicia y quedó zanjado drásticamente por Carlos IV mediante la orden de extrañamiento del arzobispo de los territorios de su diócesis, no sin antes advertirle, con suma claridad, por carta enviada por Godoy, que el Rey no admitía limitaciones a su autoridad. Lo que subyacía en este asunto no era otra cosa que el afán de los ilustrados por imponer la política regalista de la Corte. Renunció al arzobispado de Valencia, a indicación del papa Pío VI, el 9 de enero de 1794, siendo aceptada la renuncia por el Papa el 28 de mayo de 1795. A partir de entonces se preparó para bien morir; se retiró primero a su pueblo natal, Terzaga, y luego a Torrehermosa, patria natal de san Pascual Bailón, donde falleció, siendo enterrado junto al lugar del nacimiento de san Pascual.

Resulta contradictoria la postura de gran parte de la crítica histórica actual calificando a Fabián y Fuero como ilustrado, cuando la realidad de los hechos, la misma labor pastoral desarrollada en su diócesis, muestra que se opuso a su regalismo político y a sus pretensiones económicas y sociales. Tomista convencido, trató de facilitarlo educativamente en la enseñanza, no sólo en el seminario diocesano, sino con la idea de extender el estudio de la teología tomista al resto de la sociedad. Hombre cuyas “virtudes privadas fueron iguales a estas públicas: castísimo, paupérrimo y abstinientísimo”; caridad desbordante, pues nada reservó para sí, austeridad ejemplar, temeroso de pecar, enérgico, obstinado para el bien y recto de conciencia.

 

Obras de ~: Nos, D. Francisco Fabián y Fuero, por la divina gracia y de la Santa Sede Apostólica Obispo de la Puebla de los Ángeles, del consejo de Su Magestad etc.: A nuestro Regente de estudios, Rector de nuestros colegios, catedráticos, colegiales de nuestro eximio Colegio de San Pablo, colegiales y estudiantes de nuestros Reales y Pontificios Colegios de S. Pedro y san Juan, Puebla de los Ángeles, Real Seminario Palafoxiano, 1769; Colección de providencias diocesanas del Obispado de la Puebla de los Ángeles, Puebla de los Ángeles, Imprenta del Real Seminario Palafoxiano, 1770; Carta pastoral del 2 de abril de 1773, recomendando a todos sus diocesanos el mejoramiento de sus obligaciones civiles y religiosas, Puebla, 1773; Oración que en alabanza del Angélico Doctor Santo Thomás de Aquino pronunció el Illmo. Sr. Dr. D. Francisco Fabián y Fuero [...] en la solemne función que el quarto Concilio provincial megicano, celebrado el año de M.DCC.LXXI., hizo en culto del glorioso Ángel de las escuelas el día de su festividad en el Convento de Santo Domingo de la ciudad de Mégico, Puebla de los Ángeles, Real Seminario Palafoxiano, 1773; Pastoral del Arzobispo de Valencia manifestando que “No dura en la Iglesia de Dios lo Grande, sino lo Humilde”, Valencia, Imprenta de Benito Menfort, 1773.

 

Bibl.: F. Mirallas, Sermón Fúnebre en las solemnes exequias que celebraron en la santa Iglesia Metropolitana de Valencia en sufragio por el alma de su difunto prelado el Exmo. Ilmo y Revmo. Señor don Francisco Fabián y Fuero, Valencia, Oficina de D. Benito Montfort, 1801; J. Ortega Moro, “Elogio de obispo Francisco Fabián y Fuero”, en Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (México, BN, HN-UNAM), n.º 10 (1978) págs. 109-118; F. Rodríguez de Coro, Fabián y Fuero, un ilustrado molinés en Puebla de los Ángeles, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1998; V. León Navarro, “Juan Bautista Hermán y Francisco Fabián y Fuero. Algunos apuntes para la comprensión de los personajes y su tiempo”, en Estudis: Revista de Historia Moderna, 25 (1999), págs. 183-200.

 

José Martín Brocos Fernández