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Juan López Caparroso

Biografía

López Caparroso, Juan. El Pinciano. El Monopolitano. Borja (Zaragoza), 1524 – Valladolid, 18.I.1632. Dominico (OP), obispo, historiador, predicador general.

Fray Juan López de Valladolid, el Pinciano o el Monopolitano son los distintos apelativos locativos con los que Juan López Caparroso es conocido. Los primeros apelativos hacen referencia a sus años de estudio en el convento de San Pablo de Valladolid; el último es clara referencia a sus años de obispo en la ciudad de Monopoli (Apulia-Italia).

Juan López Caparroso nació en Borja (Zaragoza) en 1524. Así lo atestigua una inscripción en la capilla de los mártires de la colegiata de dicho pueblo. Siendo muy joven (hacia 1540) tomó el hábito dominicano en el convento de San Pablo de Valladolid. Allí permaneció los siete años siguientes, dedicado al estudio y a la formación espiritual, destacando desde muy pronto por su piedad singular y erudición en la Sagrada Escritura y en los santos padres. Gozó de fama como gran teólogo e ilustre predicador. Esta última cualidad le fue reconocida en el Capítulo General de 1580 al nombrarle predicador general del convento de La Coruña.

Poco se sabe de los años vividos en la Orden, antes de su consagración episcopal. Entre los datos que se han podido extraer de las escasas fuentes que se ocupan de él, se sabe que en 1579 era prior del convento de Medina de Rioseco. El Capítulo General de Roma, celebrado el 21 de mayo del año siguiente, le nombró predicador general del convento de La Coruña. En 1584 aparece como prior en el convento de Santo Domingo de Logroño; en 1585 le nombraron para el mismo oficio en el convento de Santo Domingo de Távara.

Además, si se atiene a los lugares de impresión de algunas de sus obras, se puede colegir que sucesivamente pasó por Salamanca (1586), Alcalá de Henares (1587) y Medina del Campo (1595). Por esas fechas, el rey Felipe II le propuso para la sede episcopal de Cotrone (Calabria), nombramiento que fue aceptado por el Papa el 5 de junio de 1595 (Archivo Vaticano, Acta Miscellanea 52, fol. 62).

Durante los tres años que estuvo al frente de la diócesis procuró seguir las huellas de los primitivos pastores de la Iglesia: reformó las costumbres e incrementó la instrucción del pueblo llano; redujo a siete las numerosas y mal atendidas parroquias de la ciudad, poniendo al frente de cada una de ellas curas dignos. Su actividad filantrópica y caritativa fue digna de toda mención: para ayuda de los pobres fundó con sus propios bienes un montepío; distribuía cuantiosas limosnas que sacaba de limitar sus propias necesidades.

En 1598, Felipe III le presentó para la sede de Monopoli. Absuelto del vínculo cotronense (Archivo Vaticano, Acta Camerarii 13, fol. 108), el 25 de noviembre de 1598 fue nombrado obispo de la ciudad de Monopoli. En esta ciudad ejerció una actividad muy semejante a la realizada en Cotrone. A pesar del amor que profesaba a su rebaño, el sueño del viejo obispo era volver al retiro de su celda. Después de numerosas súplicas, el papa Pablo V le admitió la renuncia en 1608. Sin embargo, no pudo ver cumplido su deseo, pues el virrey de Nápoles le retuvo algunos años como consejero y guía espiritual (así aparece en varios de los prefacios de las obras publicadas en Nápoles, dedicadas tanto a Juan Alfonso Pimentel, virrey y capitán general de Nápoles, como a su esposa Mencía de Requesens y Zúñiga).

Finalmente, vio coronado su deseo: los claustros del convento de San Pablo volvieron a recibir al aragonés que setenta años atrás había comenzado su vida de dominico. El octogenario vivió con el mismo espíritu fervoroso que tuvo de novicio, dedicando sus pocas fuerzas a la oración y a componer las obras que le harían famoso en la posteridad. Continuó la Historia general de su maestro, fray Hernando del Castillo, completándola con tres nuevos volúmenes, hasta llegar al segundo decenio del siglo xvii. Toda esta obra historial fue completada con la Historia de los santos canonizados y beatificados de la Orden de Predicadores. La larga vida del personaje llegó a su fin el 18 de enero de 1632, a la edad de ciento ocho años, cuando falleció en San Pablo. Fue enterrado en la iglesia conventual.

 

Obras de ~: Libro en que se trata de la importancia y exercicio del Sancto Rosario, Zaragoza, 1584; Rosario de nuestra Señora, Salamanca, 1586; Práctica espiritual, Alcalá de Henares, 1587; Rosario de nuestra Señora [...] Añadido por el mesmo Autor [...], Medina del Campo, 1595; Epitome Sanctorum ad Conciones desumptae ex Origine, Basilio, Chrisostomo, Hieronimo, Ambrosio, Augustino, Gregorio, Bernardo, Roma, 1596, 3 vols.; Epitome Sanctorum Patrum per locos communes, qui ad virtutum et vitiorum tractationem, et ad fidei nostra mysteriorum expositionem pertinent, et ad sacras conciones per annum tam de tempore quam de Sanctis, Roma, 1596, 4 vols.; Manual de varios exercicios christianos para acertar a morir bien y de lo que en aquel tiempo à de advertir el enfermo, Barcelona, 1600; Letanías de nuestra Señora, Sevilla, 1601; Exposición de los siete salmos penitenciales, Valencia, 1602; Memorial de diversos ejercicios [...], corr. de ~, Nápoles, 1608; Tratado del Sanctissimo Sacramento del altar, y sacrificio de la missa, Nápoles, 1608; Tercera parte de la Historia general de Sancto Domingo y de su Orden de Predicadores, Valladolid, 1613; Manual de diversas oraciones, Valladolid, 1614; Quarta parte de la Historia general de Santo Domingo y de su Orden de Predicadores, Valladolid, 1615; Quinta parte de la Historia de Santo Domingo, y de su Orden de Predicadores, Valladolid, 1621; Historia de los Santos canonizados y beatificados de la Orden de Predicadores, Valladolid, 1622.

 

Bibl.: V. M. Fontana, Sacrum Theatrum Dominicanum, Roma, 1666, págs. 181-239; J. Quetif y J. Echard, Scriptores Ordinis Praedicatorum, vol. II, Lutetia Parisiorum, 1721, pág. 474; Année dominicaine, vol. I, Lyon, 1883, págs. 594- 595; M. M. Hoyos, Registro historial de la Provincia de España, vol. III, Villava-Pamplona, 1968, págs. 155-156; L. Galmés, “López Catarroso, Juan”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1338; J. Simón Díaz, Dominicos de los siglos xvi y xvii. Escritos catalogados, Madrid, 1977, págs. 299-303.

 

Miguel Ángel Medina, OP

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